sábado, 11 de octubre de 2014

Nuestra Señora del Pilar, 12 de octubre


¡Gloria y alabanza a la Santísima Trinidad!
 
La Iglesia Católica en Zaragoza está preparándose para la solemnidad de la Patrona de España, la Santísima Virgen del Pilar o Nuestra Señora del Pilar, que es lo mismo. ¡Gloria y alabanza a la Santísima Madre de Dios.



He aquí una fotos que hice el 1 de julio de 2012, estábamos regresando ya a nuestras casas, pero hicimos paradas en esta preciosa ciudad de Zaragoza, para comer, en un restaurante que había cerca de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, después de comer, hubo que se dieron un paseo para digerir mejor la comida, y otros como un servidor, preferimos visitar la Basílica.
 
En todos los viaje a santuarios marianos, no todos se dan al Señor, porque dentro de la Casa de Oración, se entretiene en sus habladurías formando incluso corros, convirtiéndose entonces en estorbo para los sufridos orantes que están allí.
 
No, cuando visitemos a los santuarios marianos, aunque hagamos fotos, siempre con el máximo silencio y respeto, detengámonos sobre todo, a orar, a pedir perdón al Señor por todos nuestros pecados y desórdenes, suplicarle que nos ayude. Pidamos al Señor, pero no pidamos necedades, sino todo aquello que complace el Corazón de Cristo. No pidamos cosas materiales, ni hagamos como los hijos de este mundo, que siempre están ansiando las cosas de los mundanos.  
 
 
Vista desde el autobús, se nota, ¿verdad hermanos?
 
 

Aquí abajo, ya vamos caminando...
 

Lo mejor de todo, entrar en la Basílica no solo para hacer fotos, es necesario:
el recogimiento, el silencio, la humildad. la devoción,
 
 
 
 
 El Señor permitió que estas bombas no destruyera donde se apareció en carne mortal al Apóstol Santiago, la que es hoy la Basílica del Pilar.
 
 
 
Bueno, ya vamos saliendo de Zaragoza. 
 
 
 
 
En toda España se celebra esta devoción.

Entre los cristianos que vivimos en el mundo, necesitamos estar muy bien preparado, tener nuestro corazón en buena disposición para Dios, en honor a la Madre de Dios. Necesitamos estar vacío de todo aquello que no está relacionado con los intereses de Cristo. Pidamos humildemente al Señor qué cosas nos impide santificarnos, pues queremos ser santos, santas, necesitamos desprendernos de todo aquello que nos hace olvidar nuestros pensamientos de Dios con fines terrenales e idolátricos.
 
Es verdad que sí, que tenemos mucho tiempo cada día, para santificarnos, podemos hacerlo, hay condiciones, Jesucristo y los Apóstoles nos lo enseñan, la Iglesia Católica y los Santos también.
 
El Señor nuestro Dios ve si de verdad queremos santificarnos, si a cada momento nos volvemos a la mundanidad, es una muestra a la vida de la santidad que estamos rechazando a cada instante.
 
 
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17-21
Queridos hermanos:
«Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida.
» Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien.
» Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.  » 
 
¿Cómo debe ser nuestro proceder?  Una vida conforme a Cristo Jesús, ¿Cómo sabremos que estamos siguiendo a Cristo? la respuesta es muy sencilla, cuando le obedecemos, estamos atentos a su doctrina. Teniendo en cuenta, que sabemos que Jesucristo es la Sabiduría de Dios encarnada, es Dios con nosotros. Y nuestra vida debe ser, insisto en ello. sin división en nuestro corazón, Vivir como vivió Él. pensar y trabajar conforme a los sentimientos de Cristo Jesús.

Enseña el Apóstol San Juan: «Quien dice que permanece en Él debe caminar como Él camina» (1Jn. 2, 6); queda claro, que el verdadero cristiano pues en su transformación en una criatura nueva... «Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo a pasado, ha comenzado lo nuevo.» (2Cor. 5, 17).

 Es claro, que si de verdad, de todo corazón hemos iniciado el camino con Jesucristo, y gracias a la intercesión de María Santísima, debemos hacer todo lo que Cristo nos diga. Pues con frecuencia, nuestra propia voluntad no siempre está ordenada a Cristo, y nuestro hombre viejo, nos encamina hacia un camino que es opuesto a la salvación de nuestra alma.
Pues si creemos en Dios, y decimos que le amamos, debemos obrar conforme a Cristo Jesús, porque no vale engañarnos a nosotros mismos ni a los demás, en el sentido que se echa a perder la belleza de la evangelización añadiendo aficiones de la corrupción del mundo. Hay más de uno que le molestan, si digo, “la corrupción del deporte”, efectivamente, existe esa corrupción: la vanidad, el egoísmo, la soberbia las riquezas, la fama, los premios de este mundo, la idolatría, etc. Esto es corrupción y pecado.  
 
Quien ama de verdad a Dios es incapaz de deformar las Sagradas Escrituras, no se sirven de la Palabra de Dios para servirse así mismo y que otros le sigan, sino que uno busca sinceramente la Palabra de Dios, meditarla, corregirse, obedecer a Dios que es su Autor, y a la Iglesia Católica, que es de Cristo Jesús nuestro Señor y Redentor. Y todos necesitamos perseverar en este camino.
 
 
He notado a personas que se dedican a la Evangelización que se dejan llevar por favoritismo y respetos humanos, justifican hasta pecados graves como los bailes, la idolatría del Maligno, etc. Y se dan a la evangelización, no quieren reconocer el inmenso daño que están provocando a la Iglesia Santa de Dios, son los católicos mundanos, estos el Señor no los ve como aptos para una obra de salvación. Es fruto de una falsa devoción, pues la verdadera devoción a la Madre de Dios siempre nos ayuda a vencernos a nosotros mismos, y es que nos dejamos guiar por el Espíritu Santo.
 
Necesitamos aborrecer inmensamente nuestros propios pecados y vicios, día a día, la Santísima Madre de Dios nos ayudará. Nosotros se lo pedimos con humildad de corazón, el tentador no debe salirse con la suya. Que somos pecadores es algo que bien sabemos; pero que queremos ser santos debe superar nuestras debilidades; Cristo Jesús y María Santísima nos ayuda siempre.
 
Porque la salvación de las almas no consiste en satisfacerse en los vicios, el pecado ya no es pecado, porque se entretienen en el deporte, en el sufrimiento de los animales como los toros, etc. Estas personas si no se convierten sinceramente, nada han hecho en este mundo.
 
Mes del Rosario, Nuestra Señora del Rosario, y ahora Nuestra Señora del Pilar, es también el mes de María, sí, especialmente en mayo, ya lo sé. Pero también los sábados del año, y otras festividades intermedias del calendario cristiano. María siempre está en nuestro corazón, sin Ella no sería posible honrar al Hijo de Dios, a quien adoramos.

Estas fotos ya son recientes, las hice el viernes, 10 de julio de 2014, un día antes hice otras fotos, al salirme un tanto borrosa, ya que la iluminación era distinta a la que vemos aquí, algunas luces estaban apagadas.
 
 
 
Hacía varios años que quería hacer esta foto, pero no tuve la ocasión de tener la cámara de fotos a mano. Pero gracias a Dios, en esta ocasión, si que he tenido la oportunidad.
 
 
 
 
Los enemigos de Dios se esfuerzan por engañar por distintos medios, que España no es religiosa, bien, los aliados del demonio carecen de toda razón, España es Tierra de María
 
Es así, España es un país muy querido por Dios y la Santísima Virgen María, donde han florecido muchas vocaciones santas para el sacerdocio y la vida religiosa.

Los españoles deberíamos añadir un propósito diario, en cualquier hora del día o de la noche, cada uno donde estén en sus casas, encerrado en su habitación, y orar a nuestro Padre del cielo por la Santa Iglesia Católica, que los enemigos de la fe se conviertan en buenos amigos y defensores de los derechos de nuestro Señor Jesucristo. Y pidámoselo allí, en el Sagrario, en la iglesia, parroquia, oratorio con verdadera humildad de corazón; perseverar en la verdadera humildad, así el Señor nos escucha y atenderá nuestros deseos. Incluso si vamos caminando de paseo por el monte, con el corazón puesto en Dios.

Sabemos que en repetidas ocasiones que San Juan Pablo II ha confirmado lo que es la voluntad de Dios, que España es tierra de María. Y del mismo modo, el bienaventurado Papa Emérito, ha confirmado que España es tierra profundamente religiosa. Es cierto, en la actualidad España está en graves dificultades, porque a pesar del número de los cristianos, mucho mayor que el de los ateos y creyentes de otras ideologías religiosas, sin embargo, no todos los católicos adoran a Dios, sino que idolatran a deportistas, y teniendo tal o tal deporte como más importante que encontrarse con Dios. No son de confianza las personas que se dicen cristianas, pero que tienen su corazón inclinado hacia las pasiones paganas, además de los deportes, que causa tanta ruina a la vida de fe y de la unidad que Cristo quiere, no son verdaderos pastores por ejemplo, los que se entusiasman por el mundo de la tauromaquia.

Tierra de María, y me atrevo a añadir tierra de santas vocaciones, de santos fundadores y reformadores, por donde ha pasado muchas almas dignas de Dios como auténticos peregrinos, fieles seguidores del Evangelio de Cristo.

Debemos orar mucho, porque España está siendo cruelmente azotada por los que no aman a la Santa Iglesia Católica. Que estos enemigos se conviertan en amigos de Dios y nuestros, en dignos hijos e hijas de la Santa Madre Iglesia Católica.

Señor, Dios mío, arranca de mi corazón, de mi vida toda superficialidad. Porque con esa conducta vacía mis oraciones no llegan a donde Vos, Padre Dios, que tanto me amáis y habéis bajado del cielo y sacrificado por mí, me has redimido. Quiero serte fiel todos los días de mi vida, dadme la gracia de la Perseverancia Final. Y así, poder decir como San Alonso Rodríguez, «Ya voy, ya voy Señor», por eso, te suplico que me des la gracia de hacer la penitencia que necesito para reparar todas mis ingratitudes, reparar todas las traiciones y cobardías mías, arranca de mí, todas las iniquidades que hay en mi corazón, limpia la suciedad inmunda que infecta mi alma, pues quiero ser todo para Ti, Dios mío y todas mis cosas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh, Virgen celestial, Madre Inmaculada de Dios, y mi Madre y mi Reina y Abogada, te suplico que intercedas ante tu Hijo Santísimo Jesucristo, pues a ti no te negará nada cuanto le pidas. Sabes muy bien que quiero completar mi vida en Cristo, y no quiero vivir tibio para no ser el vómito de Dios, ayúdame a vencer mi tibieza, a destruirla para siempre, y enséñame a ser obediente a Dios, que Él me pide que sea santo, y todavía no lo soy, alcánzame el perdón de Dios por esta mi desobediencia y rebeldías. Alcánzame de Dios la gracia de la Perseverancia Final, y poder decir como Santa Clara de Asís, terminando mis días.

* * *

Señor, Dios mío, estamos en tus manos, y por amor a ti, comparto con tus hijos e hijas esta nueva meditación:


Nuestra Señora del Pilar*
Colección de libros espirituales «Hablar con Dios»
Meditaciones para cada día del año, núm. 34
« Nuestra Señora del Pilar »
12 de Octubre. Solemnidad.
Fiesta en España
Fiestas y Santos, (2) Julio/Diciembre
Tomo VII, págs 273ss. 1991
Por el padre Francisco Fernández Carvajal
Ediciones Palabra

 

*Según una venerada tradición, la Santísima Virgen María se manifestó en Zaragoza sobre una columna o pilar, signo visible de su presencia. Desde antiguo se tributó en aquel lugar culto a la Madre de Dios y en su honor se edificó primero una iglesia, y luego la actual basílica, centro de peregrinación de España especialmente y del mundo hispánico. Pío XII otorgó a todas las naciones de América del Sur la posibilidad de celebrar en este día la misma Misa particular que se celebra en España.

Fiesta (en España)

— La devoción a la Virgen del Pilar.
I. Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí[1].
Según una antiquísima y venerada tradición, la Virgen, cuando aún vivía, se apareció en carne mortal al Apóstol Santiago el Mayor en Zaragoza, acompañada de ángeles que traían una columna o pilar como signo de su presencia.
 

En la aparición, Nuestra Señora consoló y reconfortó al Apóstol Santiago, a quien prometió su asistencia materna en la evangelización que estaba llevando a cabo en España. Desde entonces, el Pilar es considerado como «el símbolo de la firmeza de fe»[2]; a la vez, nos indica el camino seguro de todo apostolado: Ad Iesum per Mariam, a Jesús, por María. La Virgen es el pilar firme, los cimientos seguros, donde se asienta la fe y donde esta fe se guarda[3]. «Por medio de ella, a través de muy diversas formas de piedad, ha llegado a muchos cristianos la fe en Cristo, Hijo de Dios y de María». Son sostenidos «por la devoción a María, hecha así columna de esa fe y guía segura hacia la salvación»[4].

Al ver tantas naciones y pueblos diversos que celebran hoy esta fiesta y al contemplar su amor a la Virgen podemos ver cumplidas las palabras de la Sagrada Escritura: Eché raíces entre un pueblo grande, en la porción del Señor, en su heredad. Crecí como cedro del Líbano y del monte Hermón, me he elevado como palmera de Engadí y como rosal de Jericó, como gallardo olivo en la llanura y como plátano junto al agua. Exhalé fragancia como el cinamomo y la retama, y di aroma como mirra exquisita, como resina perfumada, como el ámbar y el bálsamo, como nube de incienso en el santuario[5]. Su devoción se ha extendido por todas partes.

La fiesta de hoy es una excelente ocasión para pedir, por su mediación, que la fe que Ella alentó desde el principio se fortalezca más y más, que los cristianos seamos testigos tanto más firmes cuanto mayores sean las dificultades que podamos encontrar en el ambiente del trabajo, de las personas con las que habitualmente nos relacionamos, o en nosotros mismos. Esto nos consuela: si hemos de enfrentarnos a obstáculos más grandes, más gracia nos obtendrá Nuestra Señora para que salgamos siempre triunfadores.

Le pedimos hoy ser pilares seguros, cimiento firme, donde se puedan apoyar nuestros familiares y nuestros amigos. Dios todopoderoso y eterno le rogamos en la Misa propia de esta fiesta que en la gloriosa Madre de tu Hijo has concedido un amparo celestial a cuantos la invocan con la secular advocación del Pilar; concédenos, por su intercesión, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor[6]. 
— La Virgen va por delante en toda evangelización, en todo apostolado personal. Contar con Ella.
II. Tú permaneces como la columna que guiaba y sostenía día y noche al pueblo en el desierto[7].

En el libro del Éxodo se lee cómo Yahvé precedía al pueblo en el desierto, de día como una columna en forma de nube para indicarle el camino, y de noche como una columna de fuego para alumbrarle [9]. En el Libro de la Sabiduría se señala: Y en lugar de tinieblas encendiste una columna, que le diste para su camino, un sol que no les quemaba, para una gloriosa peregrinación[9].

La Virgen fue quien marchó delante en la evangelización de los comienzos, alumbrando el camino, y es quien ahora va primero, iluminando nuestro propio camino y el apostolado personal que como cristianos corrientes realizamos en nuestra familia, en el trabajo y en los ambientes que frecuentamos. Por eso, cuando nos proponemos acercar a un familiar o a un amigo a Dios, lo encomendamos en primer lugar a Nuestra Señora. Ella quita obstáculos y enseña el modo de hacerlo. Cada uno de nosotros, quizá, ha experimentado esta poderosa ayuda de la Virgen. «Sí, tenemos como guía una columna que acompaña al nuevo Israel, a la Iglesia, en su peregrinar hacia la Tierra prometida, que es Cristo el Señor. La Virgen del Pilar es el faro esplendente, el trono de gloria, que guía y consolida la fe de un pueblo que no se cansa de repetir en la Salve Regina: Muéstranos a Jesús»[10].

La evangelización iniciada en cada lugar del mundo, hace siglos o pocos años, no terminará hasta el fin de los tiempos. Ahora nos toca a nosotros llevarla a cabo. Para eso hemos de saber comprender a todos de corazón. Con más comprensión cuanto más distantes se encuentren de Cristo, con una caridad grande, con un trato amable, sin ceder en la conducta personal ni en la doctrina que hemos recibido a través del canal seguro de la Iglesia.

Acudamos a Nuestra Señora pidiéndole luz y ayuda en esas metas apostólicas que nos proponemos para llevar a cabo la vocación apostólica recibida en el Bautismo. Acudamos a Ella a través del Santo Rosario, especialmente en este mes de octubre el mes del Rosario, visitemos sus santuarios y ermitas, ofreciéndole algún pequeño sacrificio, que Ella recoge sonriendo y lo transforma en algo grande. Dirigirnos a Ella en petición de ayuda es un buen comienzo en todo apostolado.
En esa acción evangelizadora que cada cristiano debe llevar a cabo de modo natural y sencillo, debemos tenerla a Ella como Modelo. Miremos su vida normal: veremos su caridad amable, el espíritu de servicio que se pone de manifiesto en Caná, en la presteza con que ayuda a su prima Santa Isabel... Debemos contemplar su sonrisa habitual, que la hacía tan atrayente para las personas que habitualmente la trataban... Así hemos de ser nosotros.  

— Firmeza y caridad a la hora de propagar la fe.
III. Siguiendo la Misa propia de esta advocación mariana, pedimos también hoy al Señor que nos conceda, por intercesión de Santa María del Pilar, permanecer firmes en la fe y generosos en el amor[11].

Le suplicamos ser firmes en la fe, el tesoro más grande que hemos recibido. Saber guardarla en nosotros y en quienes especialmente Dios ha puesto a nuestro cuidado de todo aquello que la pueda dañar: lecturas inconvenientes, programas de televisión que poco a poco van minando el sentido cristiano de la vida, espectáculos que desdicen de un cristiano...; guardarla sin ceder en lo que fielmente nos ha transmitido la Iglesia, manteniendo con fortaleza esa buena doctrina ante un ambiente que en aras de la tolerancia se muestra en ocasiones intolerante con esos principios firmes en los que no cabe ceder, porque son los cimientos en los que se apoya toda nuestra vida. Resistid firmes en la fe[12], exhortaba San Pedro a los primeros cristianos en un ambiente pagano, parecido al que en algunas ocasiones podemos encontrar nosotros. Ceder en materia de fe o de moral, por no llevarse un mal rato, por limar aristas, por puro conformismo y cobardía, ocasionaría un mal cierto a esas personas que, tal vez un poco más tarde, verán la luz en nuestro comportamiento coherente con la fe de Jesucristo.

En un ambiente en el que quizá abundan la debilidad y la flaqueza, esta firmeza ha de ir acompañada por la generosidad en el amor: el saber entendernos con todos, incluso con quienes no nos comprenden o no quieren hacerlo, o tienen ideas sociales y políticas distintas u opuestas a las nuestras, con personas de elevada cultura o con aquellos que apenas saben leer..., manteniendo siempre una actitud amable compatible con la firmeza cuando sea necesaria, que nace de un corazón que trata a Dios diariamente en la intimidad de la oración.

Si la primera evangelización, en España y en todas partes, se realizó bajo el amparo de la Virgen, esta nueva evangelización de las naciones que están cimentadas desde su origen en principios cristianos también se realizará bajo su amparo y ayuda, como la columna que guiaba y sostenía día y noche en el desierto al Pueblo elegido. Ella nos lleva a Jesús, que es nuestra Tierra prometida; «es lo que realiza constantemente, como queda plasmado en el gesto de tantas imágenes de la Virgen... Ella con su Hijo en brazos, como aquí en el Pilar, nos lo muestra sin cesar como el Camino, la Verdad y la Vida»[13]. «Para eso quiere Dios que nos acerquemos al Pilar escribía San Josemaría Escrivá al terminar de relatar algunos pequeños sucesos de su amor a la Virgen en este santuario mariano: para que, al sentirnos reconfortados por la comprensión, el cariño y el poder de nuestra Madre aumente nuestra fe, se asegure nuestra esperanza: sea más viva nuestra preocupación por servir con amor a todas las almas. Y podamos, con alegría y con fuerzas nuevas, entregarnos al servicio de los demás, santificar nuestro trabajo y nuestra vida: en una palabra, hacer divinos todos los caminos de la tierra»[14].

Hoy, en su fiesta, nos acercamos con el corazón al Pilar y le pedimos a Nuestra Señora que nos guíe siempre, que sea la seguridad en la que se apoya nuestra vida.




[1] Antífona de comunión, Lc 1, 48.
[2] San Juan Pablo II, Homilía en Zaragoza, 6-XI-1982.
[3] ídem, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, 27.
[4] ídem, Homilía en Zaragoza, cit.
[5] Eclo 24, 16-21.
[6] Oración colecta de la Misa propia del día.
[7] Sab 18, 3; Ex 13, 21-22.
[8] Cfr. Ex 13, 21.                                         
[9] Sab 18, 3.
[10] San Juan Pablo II, Ángelus 15-XI-1987.
[11] Oración sobre las ofrendas de la Misa propia del día.
[12] cfr. 1 Pdr 5, 9.
[13] Juan Pablo II, Homilía en Zaragoza, cit.
[14] San Josemaría Escrivá, Recuerdos del Pilar, Folleto MC n. 119, p. 47.

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Ver también:


Mis buenos hermanos y hermanas, supliquemos a la Santísima Madre de Dios que nos ayude a purificar y perfeccionar nuestra devoción, hagámoslo todos los días, y ya veremos como la situación en nuestras vidas, será distinta.

Oremos y hagamos actos de reparación por las ofensas que en el mundo entero se comete contra Dios; contra los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima:

Oremos por el Sucesor de Pedro, no nos olvidemos tampoco de nuestro querido Papa Emérito Benedicto XVI,
Por la Iglesia Católica y sus necesidades, por Cáritas y los pobres, por nuestros pastores... por el Sínodo de las Familias cristianas, oremos por el triunfo y exaltación de la Santa Madre Iglesia Católica.

Oremos por nuestros hermanos y hermanas en la fe católica que son perseguidos en los distintos rincones del mundo entero.

Por las almas del Purgatorio,
Por los fieles agonizantes,
Oremos por...

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