viernes, 30 de enero de 2015

Reflexión / Proverbios 3, 1-11

Se nos invita a tener confianza en el Señor, también nos habla de una paz, y hemos de considerarlo que es la paz que nos ofrece Nuestros Jesucristo, la verdadera paz. En la paz que el mundo ofrece esconde violencia, libertinaje, pecados y todo tipo de corrupción, la paz de que ofrecen los impíos es el odio de príncipe de las tinieblas, pero que ellos llaman paz.
 
Nuestra confianza en el Señor debe ser sincera, humilde. Lo poco que sabemos, tenemos que dar gracias a Dios por su misericordia, aprovechando bien el talento o los talentos, porque cada uno de nosotros, tenemos al menos uno, un talento. Dios no priva a nadie de que tengan talentos, pero si la usamos para el bien, para gloria de Dios, es también una puerta contra el tentador; pues sabemos que todo lo que es bueno y justo procede de Dios.

sábado, 24 de enero de 2015

Acción de gracias y desvelo por los creyentes, Filipenses 1, 3-11


Mañana domingo por este año, termina el octavario por la unidad de los cristianos. Siempre tiene que haber un acuerdo según el Corazón Divino de Cristo Jesús, el Dios que ha venido a salvarnos. Lo que nos divide… son tantas cosas, porque incluso entre los católicos puede aparecer un cierto desacuerdo, uno de los problemas es no vivir precisamente la fe de la Iglesia Católica. El verdadero cristiano es aquel que su fe está edificada en Cristo Jesús, que no tiene apego a las cosas mundanas, aún en las aficiones fotográficas, busca siempre a Dios, la evangelización para todos. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y la imagen del Evangelio que algunos muestran, en diversas fotografías religiosas católicas, para quienes estén atento al Evangelio, lo comprenden también que es así, incluso cuando se fotografía la naturaleza, encontramos las señales de que Dios está siempre presente.

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viernes, 2 de enero de 2015

Nuestra vida debe permanecer en Cristo Jesús, ¡siempre!

Mis buenos hermanos y hermanas, ¿qué tengo que decir para este nuevo año? ¿Feliz Año Nuevo 2015? pues esto es como no desear nada, porque la felicidad, la tuya, la mía, no depende del paso de un año a otro, sino de nuestra unión con Cristo Jesús.  
 
El mundo no tiene la menor idea del verdadero sentido de la Santa Navidad, pues su ceguera es permanente y no tiene cura. La Navidad tiene su origen en el nacimiento de Cristo, no en vender consumismo, engañar a la gente para que compre lo que puede arruinar su fe. El mundo es tan mentiroso como el demonio. Los que hacen publicidad se basan en las mentiras. No son personas que aman la verdad, sino la mentira. 
 
Es el Señor que nos ayuda a comprender esta realidad, como aquella vez, que yo tomaba las doce uvas antes de que el Señor me invitase a seguirle, me quedaba a la media noche, las campanadas por la televisión, y os aseguro que en esos momentos no sentía felicidad, del paso del viejo año al nuevo, mi vida un desastre, vacía. La felicidad no depende de comer uvas a medianoche, ahora bien, si alguna persona puede mantenerse bien despierto a esos momentos que belleza hay en familia, en vez de las doce uvas con champan, o sidra, o cualquier otro licor, es mejor complacer a Dios rezando en familia el Santo Rosario, 
 
Cuando el mundo te "felicita la navidad o el año nuevo", ¿es con propósito de señalarte donde está la salvación? No creo.
 
Por el contrario, cuando un cristiano fiel a la Iglesia Católica, cuando te felicita la Santa Navidad, te está mostrando: --Mira, allí está Cristo, el Salvador del mundo, que siendo Dios se ha encarnado en un humilde niño, para salvarnos"
 
 
En lugar de deciros "Feliz año nuevo" Respondámonos interiormente, si es o  no correcto, como hijos de Dios, renunciar estas costumbres sobre la felicidad.
Es mejor ofrecer para gloria de Dios, lo que Él mismo nos lo muestra para que no andemos equivocados: 
  • « El Señor te bendiga y te guarde, el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su Gracia, el Señor alce su rostro hacia ti y te conceda la paz» (Nm 6, 24-26)
¿Verdad que esto es mucho más hermoso que la felicidad que nos ofrece los hijos de este mundo? Pues somos hijos de Dios, no somos hijos del mundo, trabajamos por el Reino de Dios, es el Reinado de Cristo lo que cuenta, no el mundo, aunque estamos en él, pero no es para siempre, vamos de paso hacia la eternidad.
 
 
El Señor muestre su Rostro en ti, si es que le buscas con toda tu alma, pues quien tiene a Cristo, trabaja mucho para conservar en su propia vida la Gracia de Dios. 
 
Como había referido, que la noche anterior, y todos lo podemos hacer, si estamos enamorados de la Palabra de Dios, será difícil que nos olvidemos de los propósitos, de nuestro deber de gratitud constante que debemos a Dios, por el hecho que nos ha creado por puro amor, y recitamos el Himno Tedeum: 
 
 
Himno Te Deum
A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
 
Los ángeles todos,
los cielos y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los Apóstoles,
la multitud admirable de los Profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra, te proclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
Creemos que un día has de venir como Juez.
Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos y alabamos tu Nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre.
 
Todo lo descubrimos en la medida que nos unamos más a Cristo Jesús, le obedezcamos. Como había dicho, yo tomaba con la familia las doce uvas, pero un año, sin decir nada, deje de tomarlo, no obligaba a ningún familiar que hicieran lo mismo, pero yo sí qué si lo hice, porque me fui dedicando más a seguir a Cristo, y no según la medida de nuestro hombre viejo. ¡Qué alegría vivir para Cristo!

Este miércoles pasado, día 31, cuando estuve haciendo algunas compras en el mercado, había jóvenes que estaban también estaban proveyéndose de lo que tenia que comprar, pues daban muestras que iban a permanecer fuera de sus casas, y habían ido a la sección de licores. Yo pasé de largo. 

Muchos se desean felicidad en el año nuevo, y cuántas borracheras, cuántas comilonas. Es muy arriesgado sobre todo, pasar de un año a otro en pecado mortal, no se ama a Cristo y se atan a los pecados o vicios, y creen que eso es felicidad; y cuántas almas dejan sus vidas de forma violenta, por las peleas callejeras, los insultos, los accidentes en las carreteras en los primeros días de enero, eso no es vida, sino un preludio de la muerte que de un momento a otro, se les presenta, y ya tenían planes para en los meses próximos del año, la muerte repentina, rompió con esos planes humanos del pecador incorregible, y tiempo antes, reían, bailaban, se divertían, se emborrachaban...

Hace ya muchos años estando en casa, escuchaba como en la calle, se oía el ruido de un coche que iba a gran velocidad, a la mañana siguiente, ya ni pensaba en eso, al final de la carretera, vi una gran puerta de hierro que había quedado destrozada, y me acordé precisamente del ruido estrepitoso de aquel coche. Era tal el accidente, que posiblemente terminaron muertos. En otro tiempo, también a una altura sobre la cabeza, había una parte de la pared, de un mercado, que estaba destrozado, pues un coche a gran velocidad había hecho ese destrozo, pero también la puerta metálica había quedado abollada, la del supermercado, la otra puerta era de un parque. Unas semanas después, aquellos destrozos se repusieron, y nueva puerta, pero no así, aquellos responsables de los destrozos, las puertas se reponen, y las fachadas se arreglan, pero ¿Dónde han ido a parar aquellas almas? 

Si se imaginan que aquellos que no siguen a Cristo son más felices que los cristianos, por el hecho de desearse "¡Feliz Año Nuevo!", desearse lo que pronto morirá, no es desear nada conveniente, no es favorable.
 
 
(Rm 13,11-14)
  • « 11 Y esto, siendo conscientes del momento presente: porque ya es hora de que despertéis del sueño, pues ahora nuestra salvación está más cerca que cuando abrazamos la fe. 12 La noche está avanzada, el día está cerca. Abandonemos, por tanto, las obras de las tinieblas, y revistámonos con las armas de la luz. 13 Como en pleno día tenemos que comportarnos honradamente, no en comilonas y borracheras, no en fornicaciones y en desenfrenos, no en contiendas y envidias; 14 al contrario, revestíos del Señor Jesucristo, y no estéis pendientes de la carne para satisfacer sus concupiscencias. »

¿Podremos ayudar a las almas a encontrarse con Cristo si vivimos en la misma mentalidad que los mundanos? Yo no lo creo.
El cristiano no debe mostrarse con una conducta mundana, porque enseguida se le descubre que en realidad, no va tras los pasos de Cristo, no son buenos ejemplos, y si no son sinceros en el Amor de Cristo, puede peligrar nuestra fe, su compañía, por lo que la Palabra de Dios, nos ilumina para que no tengamos trato con estas personas.
No se puede desear una falsa paz, un alma puede decir eso, dar la felicidad según la costumbre del mundo, pero la causa es que no está en comunión con Cristo ni con la Iglesia Católica, y no veo sinceridad,  cuando luego se enfrenta con intenciones muy malas.

Lo que nos redime es Cristo, no el paso de un año a otro, es la vida de Gracia, y nos conviene verdaderamente perseverar. Los mundanos pueden desearse la felicidad, pero es muy poca cosa,

Cuando más vida sea conforme a Cristo, la situación se ve de otra forma.

En la noche anterior estuve pensando en el Evangelio, y el día uno de enero, tras meditar el primer capítulo del Evangelio de San Juan, que es muy hermoso, vemos el sentido de cómo podemos ser hijos e hijas de Dios, únicamente cuando lo aceptamos con el corazón. Pues no todos le aceptaron, ni siquiera en el día de hoy, que hay cristianos que no aceptan a Cristo, porque se entregan a la mundanidad, y no les importa. Los mundanos no se sienten atraídos por la belleza espiritual, y esto lo tengo muy observado. Pues ellos mismos con sus frutos no hacen más que recordarlo constantemente, que son del mundo, y no de Cristo, aunque hablen de Él. Si los mundanos hablan de Cristo, no es para honrar a Cristo, sino para atraerse a los de su mismos pensamientos, "chistes", "diversiones", y cualquier cosa que el mundo le ofrece.
 
"Feliz Año Nuevo...", no, el mundo no puede dar lo que verdaderamente desconoce, que es la felicidad, Mira lo que dice Jesús. Que yo también lo decía a todos, y es que nuestra ignorancia nos causa malas pasadas. Pero cuando más nos encaminamos con Cristo en nuestra vida. Lo antiguo, lo viejo ha pasado, las malas costumbres ya no forman parte de nuestra propia vida, porque en Cristo nos encaminamos hacia la perfección.
EL mundo no puede ofrecer lo que realmente no es felicidad, no entiende de eso, pero sí que tenemos sufrimientos, pero en Cristo, salimos del sufrimiento hacia la paz y la alegría espiritual.
 
 
  • «En el mundo tendréis sufrimientos, pero confiad, Yo he vencido al mundo». (Jn 16, 33)

    Cuando un hijo de Dios, una hija de Dios sufre el mundo se alegra, (Jn 16, 20), por eso la verdadera alegría cristiana no es según el mundo, sino cuando se sumerge en la oración diaria, pues el tiempo existe para la oración, no es excusa, que incluso trabajando como obrero en la construcción por ejemplo, el alma puede orar, al menos en las jaculatorias.

    Cuando permanecemos en cada instante con Cristo, Él nos ayuda a vencer el mundo. Solamente cuando vivimos conforme al mismo sentir de la Iglesia Católica, muy entregados a Dios, el Señor nos hace realidad, no por que lo merezcamos, sino porque Él verdaderamente quiere ayudarnos, y debemos saber pedir su ayuda. Abriendo nuestro corazón al Espíritu Santo.

Salmo 19, 1-6:
 
Que el Señor te escuche el día de la angustia,
Que te proteja el Nombre del Dios de Jacob.
que te envíe socorro desde el Santuario,
y te auxilie desde Sión.
Que se acuerde de todas tus ofrendas,
y acepte con agrado tus holocaustos.
Que te conceda tus deseos,
y cumpla todos tus proyectos.
Nosotros cantaremos tu victoria,
tremolaremos nuestras banderas en el Nombre de Nuestro Dios.
Que cumpla el Señor todas tus peticiones.


Esto sí que es desear la felicidad a nuestros hermanos, en Cristo cantaremos los triunfo sobre nuestras tentaciones, la victoria está asegurada para quien persevera, incluso sangrando para no caer en ninguna de nuestras tentaciones, Dios está ahí que no nos abandona, nos ayuda a triunfar contra el demonio nuestro enemigo, hay que luchar, combatir hasta morir si es preciso, Pues antes la muerte que someterse a la tentación que nos puede arrastrar al pecado, venciendo la tentación, la situación se tranquiliza.

La felicidad según el mundo, por el contrario, su "felicidad" invita a que te destruya con el pecado, y el demonio está por medio para reírse de tu caída.
Mis buenos hermanos, que el Señor siempre esté en vuestro corazón y en vuestra familia. No dejemos de orar unos por otros.