miércoles, 13 de marzo de 2013

Ratzinger: «Hay muchos Papas que el Espíritu Santo probablemente no habría elegido»


El Espíritu Santo cuando elige nuevo Sucesor de Pedro, no se equivocó al elegir a Su Santidad Benedicto XVI.
 
EN la noticia oída y leída, una realidad que antes de ser elegido Papa, el Cardenal Joseph Ratzinger, dijo en su día, que ha habido Papas no fueron elegidos por la Voluntad de Dios.
 
El Espíritu Santo no siempre es comprendido, y por eso, puede elegirse a alguno que no corresponde a la voluntad de Dios,
 
Nuevamente la fumata ha sido negra, la segunda, y es que el problema de no estar de acuerdo en la unidad con el Espíritu Santo, puede haber divisiones.
 
Si un pastor de la Iglesia, tiene una parte de su corazón entregado al proceder del mundo, estoy convencido que el Espíritu Santo no lo elegiría para guiar a la Santa Iglesia Católica, ya que Cristo nos pide tener el corazón desprendido de todo lo que no se relacione con Cristo y sus intereses, y si cualquier cristiano tiene su apego a las cosas materiales, no se ha negado así mismo, no está siguiendo a Cristo aunque hable de Él.

Por eso, sin duda alguna, el Espíritu Santo, se ha complacido y se complace en su Santidad Benedicto XVI.

Muchos católicos deseamos que el nuevo Pastor de la Iglesia, sea del agrado de Nuestro Señor Jesucristo, y conforme al ejemplo de nuestro amado Papa Su Santidad Benedicto XVI.
 
Hay muchos Papas que el Espíritu Santo no ha elegido. A la hora de elegir Papa el Espíritu Santo no puede equivocarse, pero los cardenales, sí que pueden equivocarse, porque no han conseguido poner la atención debida al Espíritu Santo.
 
El Espíritu Santo, tiene pensado en la Sucesión del Apóstol Pedro, fijarse en alguien especial, pero los cardenales no pueden ver a ese alguien tan especial por el Espíritu Santo. Y de ahí, que la Iglesia ha tenido Papas que no han obrado con rectitud, los antipapas, no son obras del Espíritu Santo.  
 
¿Acaso puede el Espíritu Santo a un nuevo sucesor de Pedro, mientras uno de los Papas, sigue entre nosotros? Insisto que el Espíritu Santo no puede equivocarse jamás. Nuestro querido Papa Benedicto XVI renunció, pero el Espíritu Santo, sigue permaneciendo en la vida del Papa Emérito.
 
Hay papas que pueden cometer errores, como en el pasado. ¿Puede poner un Papa objetos profanos, paganos, al lado del Sagrario? Si el Papa ha sido elegido por el Espíritu Santo, no haría cosa así, no puede, es imposible. ¿Puede un Papa pedir aplausos para Jesús, a la Santísima Madre de Dios, a los Santos y Santas del cielo? No puede hacerlo, porque el Espíritu Santo sabe guiar al Papa, un buen Papa siempre está pendiente de los deseos de su Señor, Jesucristo Nuestro Salvador, no quiere hacer nada que le ofenda. Los aplausos es parte del fruto de la vanidad, de la gloria mundana, muy lejos de la Santísima Voluntad de Dios. ¿Cómo sé estas cosas? Lo encontramos en la Santa Biblia, en los Santos Evangelios, en las epístolas apostólicas, en la doctrina de los Santos Padres, en la sabiduría de Dios reflejadas en las enseñanzas, en los escritos del Papa Benedicto XVI, Por eso, no existe nada en común entre aplausos y vida de santidad. Los cristianos sabemos que Jesús no aplaudió nunca, hoy piensan los que más desconocen las Sagradas Escrituras, que todo es relativo e intentan mundanizar el camino de Cristo.
 
No siempre acertamos a comprender al Espíritu Santo, si nuestro corazón está enfermo por la mundanidad del maligno, cualquier afecto desordenado... es imposible tener claro, aquello que dice el Señor. Y la elección de los Papas, si los cardenales tiene alguna afición al deporte, puede arriesgarse en desechar al que ha sido llamado por el Señor, para poner en su lugar, un Papa también que tenga alguna afición deportiva. La Iglesia no necesita de la mundanidad, y es por eso, que vemos en el Papa Francisco, que tiene un propósito, hacer más espiritual la Iglesia Católica, pero también sabemos que para los buenos propósitos, se necesita perseverancia, más rechazo radical, a lo viejo, a lo pasado, a lo que nunca fue ni puede ser grato al Señor.