miércoles, 9 de octubre de 2013

No cerremos nuestro corazón a Dios

Siempre daremos gracias al Señor, porque a todos se nos ha dado la oportunidad de corresponderle con fidelidad, pero ya sería triste para el alma cristiana, volverse al vómito del mundo, y pensar que está sirviendo al Señor, son personas que no lo van a tener fácil, pues la tibieza no es una virtud cristiana, no es un don de Dios.
 
A todos se nos da la misma oportunidad de abrir nuestro corazón al seguimiento de Cristo. Y es que verdaderamente Dios no se olvida de ninguno de nosotros, porque nos ama, pero no todos saben amar a Dios conforme al Espíritu Santo, porque aman las cosas que el mundo le ofrece, se colocan al margen del Amor de Dios, pero su corazón endurecido, no les ayuda a comprender la verdad. Pero... ¿por que mi corazón está endurecido tanto que pongo al mismo nivel la felicidad de Dios y la del mundo?, nos podríamos preguntar, y si somos sinceros, iremos también a la luz del Evangelio, del Nuevo Testamento, y encontraremos la respuesta que necesitamos.