jueves, 5 de diciembre de 2013

Reflexión / Meditemos el Catecismo de la Iglesia Católica

En el «Catecismo de la Iglesia Católica», leemos que la misión del hombre, es que conozcamos a Dios, y le amemos con todo nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas, con toda la potencia de nuestra alma. Por lo que no debemos nada fuera de Dios y de los intereses de Cristo Jesús nuestro Señor. Pero es imposible amar a Dios si no amamos a la Iglesia Católica, hagamos que toda nuestra vida, entera, se conforme al mismo sentir de la Santa Madre Iglesia Católica. Sentir con la Iglesia es amar a Cristo. Pero meditemos estos textos, y otros que con la ayuda de Dios, compartiré.

Si no adoramos al Señor dignamente, estamos desaprovechando una oportunidad que todos tenemos, para ser santos, santas, porque sin la santidad nadie podrá ver a Dios.
 ¿Te animas, hermano, hermana, leer la continuación en los días que viniere? ¡Ánimo! Y que el Señor nos ayude a perseverar.
 
* *  *
 
Anunciar el Evangelio de Cristo sin hipocresía ni fariseísmo, y tenemos que hacerlo con los mismos sentimientos de la Santa Madre Iglesia Católica, ¿cuáles son esos sentimientos? los mismos que los de nuestro Dios y Señor Jesucristo. Siempre con la mirada y nuestro corazón puestos en los Corazones de Jesús y María. Porque también tenemos que acudir diariamente a la Santísima Madre de Dios, que ella nos ayudará en nuestra perfección.  

Necesitamos ser constantes en el fiel cumplimiento de la Voluntad de Dios, abrir la Santa Biblia, meditarla atentamente, todos los días, leer los comentarios  doctrinales que está al pie de página, meditar también  el Catecismo de la Iglesia Católica, desde el principio hasta el final, todos los días, a esto, se comprende que hemos pasar nuestro tiempo orando, apartándonos de los peligros de la mundanidad, que es obstáculo para el camino de la salvación eterna.

 

Oración, mucha oración, la Eucaristía, participar espiritualmente, cuando estamos en la Eucaristía, como si viéramos al mismo Cristo delante de nosotros. Visitar y adorar al Santísimo con toda nuestra alma, fijándonos en el sagrario, ofreciéndonos a nosotros mismos, y suplicar por todos nuestros hermanos y hermanas. Si nuestras oraciones van superando nuestras imperfecciones. 

En el CIC 12, nos explica cuáles son los principales destinatarios del Catecismo de la Iglesia Católica, para ellos en primer lugar.

Pero también para los que quieren, queremos perfeccionar nuestros conocimientos y amor a Dios, siempre fielmente al Magisterio de la Iglesia Católica. Y lo debemos tener en nuestro hogar, en nuestra biblioteca de libros con licencia eclesiástica. Pero no como adorno, sino como alimento espiritual que ayudará a dar más vida y oxígeno a nuestra vida de cristianos, cristianas; hijos e hijas de Dios.

 
No podemos leer el Catecismo como se hace cuando se lee algún periódico, tanto de la lectura de las Sagradas Escrituras como del Catecismo, siempre hemos de sacar el máximo provecho espiritual.

He oído a personas que no le gustan que se mencionen tanto la palabra "norma", que según ellos, no es muy cristiano. Sin embargo, El Catecismo, nos habla, de la seguridad de estas normas, en lo que se refiere a la vida de santidad.



Para el corazón mundano, es un suplicio: ¿para qué tantas normas? En todas las órdenes religiosas contemplativa y activa tiene sus normas, unas normas que impulsa a la caridad cristiana, al amor fraternal, Normas de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento. Sin estas normas, no aprenderíamos donde ir por el Camino de Cristo. Son normas que nos llevan a la Vida eterna, por eso, es necesaria la Santa Obediencia y perseverar en el camino de la Voluntad de Dios.

Comencemos desde la Introducción hasta el número 12: