miércoles, 15 de mayo de 2013

Para ser cristianos en todo momento, invoquemos cada día al Espíritu Santo y nos acercará a Cristo ...

Soy católico, soy cristiano porque voy de vez en cuando a la Misa. Misa dominical, por un compromiso, alguien me ha dicho que asista a un entierro. ¿Es esto ser cristiano? No, ser cristiano tiene una identidad, Cristo en nuestra propia vida.
 
Cuando se asiste a eventos no cristianos, uno deja de ser cristiano, bueno, suponiendo que el cristiano de corazón dedica su tiempo a Cristo, no solamente una o dos veces por semana, o Navidad, Cuaresma u otras solemnidades religiosas.
 
Hay algunos periodistas católicos que andan extremadamente confusos, no tienen claro las enseñanzas del Santo Padre Francisco, cuando nos habla de una vida espiritual, sin la contaminación y corrupción del mundo, no se centra en sus palabras, pues de los mundanos oigo y leo, que siguen intentando confundir a los corazones, y llevarlo a un pasado que ha muerto, el deporte, el fútbol. No son autenticas informadores católicos, sin embargo siguen ahí, promoviendo el amor al mundo, los informadores con apariencia de católicos.
 
Desde el primer momento, los que se alejan de Espíritu de Cristo no han comprendido al Papa. No hermanos, no estoy juzgando a ninguno, pues el hombre viejo prefiere que no se diga ciertas cosas, se lamenta con bastante frecuencia, cuando descubrimos sus mentiras, sus trampas.
 
Ser cristiano es imitar a la Madre de Dios, en su total entrega a la Voluntad divina, en la oración contemplativa, en la atenta meditación de la Palabra de Dios, en el recogimiento profundo y santo.
 
El Papa Francisco nos recuerda que debemos ser cristianos en todo momento, ser cristiano, no idólatra. el idólatra se dedica a todas las cosas que no se relacionan con Dios, que nada tiene que ver con los valores del Evangelio de Cristo con el mismo sentir de la Iglesia Católica. Ser cristiano es no vivir según las exigencias de la mundanidad del diablo, de la idolatría del deporte.
 
El cristiano debe ser totalmente uno en Cristo Jesús, en la forma de pensar, de trabajar, en todo momento y lugar: en lo privado como en lo público.
 
  • El Papa Francisco dice:
    Se realiza la gran profecía de Ezequiel: "Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo… infundiré mi espíritu en ustedes y haré que signa mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes”. (36:25-27). De hecho, de lo profundo de nosotros mismos nacen nuestras acciones: es el corazón el que debe convertirse a Dios, y el Espíritu Santo lo transforma si nosotros nos abrimos a Él.
 
 El Señor viene a purificarnos de todas nuestras impurezas e idolatrías, y en cuánto ya estamos en este camino de purificación, ya no estamos tratando con la idolatría, cualquiera que sea, que la variedad hay muchas... renunciando a la mundanidad, es que ya estamos caminando con Cristo. Pero si nuestro corazón se obsesiona siempre o con bastante frecuencia a lo que es opuesto al Evangelio de Cristo, es retornar al vomito del mundo. Y eso no es una vida de fe. Un corazón nuevo como el de Jesucristo, ya no es la medida de nuestro hombre viejo. El hombre viejo no es creíble, pues es muy atrevido también cuando habla de Cristo y para propósitos mundanos...

Soy cristiano precisamente porque he roto toda relación con la idolatría del deporte, u otros tipos de idolatría, que rompo con la mundanidad del diablo. Soy católico precisamente no por mis propias fuerzas sino porque Cristo me ha hecho hijo de la Santa Madre Iglesia Católica; no le debo nada al mundo, sino a Dios y mi amor por la Iglesia Católica que es Madre y Maestra.