viernes, 19 de julio de 2013

Vivir la pureza y perseverar en la Vida de Gracia.


Cuando el alma se dedica a menos oración, más se corrompe, menos reconoce la gravedad del pecado. El pecado está extendiéndose. pero son bienaventurados esas personas jóvenes y ancianos, cuando lo que tiene en su corazón es una vida de pureza.

El que ama a Dios, para no corromperse, en tiempo de verano, renuncia a bañarse a la piscina. Estos lugares de ocio son medios por la que el enemigo de las almas, arrojan la inmundicia del pecado a cuanto vayan a bañarse.

Alguno podría decir, "yo no tengo la intención de cometer pecado", ninguno de nosotros queremos pecar, pero quien no huye de la ocasión como enseña San Alfonso María de Ligorio, termina pecando. Tu no querrás mancharte con impurezas en tus pensamientos, pero estando en el lugar inadecuado, el demonio es fácil que consiga fácilmente hacerte caer. Del mismo modo en las playas,

pero si una persona quiere disfrutar de la Playa, y no pecar se puede conseguir; entonces no habrá desnudeces, ni tú querrás hacer acciones perversas, porque vas a la playa, en la tranquilidad para meditar el Evangelio de Cristo. La playa está vacía, pero la única compañía que necesitas es la presencia de Dios Padre en tu propia vida, en nuestra propia vida.

Pero en la piscinas, el ambiente no es puro, no hay modestia. Es como si se tuviera con los ojos vendados caminando por el borde de algún precipicio, en cualquier momento cae. Pues el demonio es quien pone la venda, para que no se vea el peligro, y de repente, ¡zas!, te golpea una y más veces.

La impureza pone fin la paz del corazón, y el demonio se alegra, porque no le gusta ver a las personas que sean puros y castos. Esos enfrentamientos contra la Iglesia Católica, se debe a que sus perseguidores, están excesivamente cargados con sus pecados y vicios. Y la Iglesia busca la belleza de la castidad. Y muchos, por eso, niegan a Dios.

Los sastres y diseñadores de prendas indecorosas, son movidos por el príncipe de las tinieblas, esas minúsculas prendas que los que están alejados de Dios, exhiben en piscinas y playas, si lo reconocen, no tienen paz ni alegría, y con mucha frecuencia están llenos de amarguras, porque la inmodestia es un lazo del demonio para que quienes caigan en sus redes, vayan de mal en peor. Por eso, se ha de romper radicalmente con todo aquello que nos aleja del Amor de Dios.

Hace algo más de un año, escribí un tema similar a este, y que está actualizado, he añadido nuevos títulos del P. José María Iraburu.

Demos gracias a Dios, porque hay sacerdotes que se preocupan de verdad por la salvación de nuestras almas.

miércoles, 17 de julio de 2013

Dejar obrar a Dios (Sobre San Josemaría Escrivá)

 
Me interesa mucho las enseñanzas del Papa Benedicto XVI, emérito, encontré esta reflexión que nos puede ayudar a los que buscamos al Señor, a los que rompemos con la mundanidad y no tratamos con los elementos de la idolatría.

Si dejamos que el Señor obre en nuestras vidas, ya en repetidas ocasiones, refería, que veremos las cosas de otra manera. Hemos de dejar que el Señor entre en nuestras vidas, y somos nosotros lo que hemos de adaptarnos a la Voluntad de Dios.

Esta reflexión espiritual antes de ser Sucesor de Pedro: Benedicto XVI.

martes, 16 de julio de 2013

Descansar para el Señor / El más allá / Ángelus de Benedicto XVI

Continuando con el tema de las vacaciones, nos interesa mucho que no nos olvidemos de Nuestro Señor Jesucristo.
 
Se ha comentado la importancia de los buenos libros, en especial el Nuevo Testamento, todos los días debemos alimentar nuestro espíritu de la Palabra de Dios, meditarla con mucho atención, en nuestros pensamientos nada sucio debe corrompernos, la contaminación de la mundanidad, lejos de nosotros.
 
Dar un respiro a  nuestro espíritu, no debemos cansarnos con los juego y diversiones, esos entretenimientos que el mundo nos ofrece, pues es ocasión para dedicarnos al Señor, nunca a la vanidad que nos propone nuestro hombre viejo.

martes, 9 de julio de 2013

La oración perseverante ilumina nuestra vida.

A veces nos quejamos porque nos falta luz, nos falta vida de oración, "a ver que hace el otro...", la tentación de protestar nos arranca la paz y serenidad que el Señor nos ha ofrecido, serenidad y paz no para un momento, sino quien tiene a Cristo en su propia vida, esa paz y serenidad le ayudará a permanecer de un modo más humilde.
 
En cuánto nos sintamos tristes, ciertamente no creo que ninguno de nosotros busquemos momentos de tristeza, pero no hemos de olvidar que estamos en un valle de lágrimas.
 
 
Sufrieron mucho Jesús nuestro Señor, desde que vino al mundo, perseguido por "Herodes", porque quería matarle, la Santísima Madre de Dios, y San José tuvieron que huir a Egipto. Sufrieron sin tener culpas. Por el contrario nosotros sufrimos porque el pecado a veces trata de hundirnos, nuestras tentaciones, tan incómodas, pero que el Señor nos ayuda a superarla.
 
 
Nuestras noches oscuras, los Santos lo padecieron, las tremendas crisis, pero en su valentía no renunciaron a la vida de oración.
 
El mal humor o la tentación del mal humor. Se puede vencer, es cierto que nuestro corazón se remueve por alguna cosa que no nos gusta, pues no somos perfectos, pero el Señor nos señala el camino hacia el sacramento de la confesión si hemos caído, Él está ahí, nos ofrece su mano y nos ayuda a levantarnos.
 
Cuando una familia está muy unida por el Amor de Cristo, se ayudan unos a otros. Pero si en la familia de la fe, hijos e hijas de la Iglesia Católica, no se ayudan, sino que se muerden mutuamente, es tanto como decir: "No te reconozco como mi hermano en la fe"


Cuando San Pablo habla de la importancia de la unidad del Cuerpo de Cristo, sobre los miembros de la Iglesia de Cristo, dice: 1 Corintios 12, 26: «Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo

Pero si no hay comprensión, ni siquiera, hay deseos de llevarse bien, la soberbia, el hombre viejo es obstáculo contra la espiritualidad.
 
La mundanidad hace que el corazón se comporte fríamente, seco para con su hermano, para con su hermana. Se cierra a la vida de gracia.

Y nosotros ¿qué hacemos? ¿lo mismo? para evitar estos desordenes interiores, debemos prolongar la oración, suplicar al Señor que nos envíe su luz maravillosa y lleno de paz y amor, y sí toda nuestra oscuridad interior, se irá iluminando por la presencia de Dios en nuestra vida.
 
Pero ¡cuidado!, no aprovechemos de este camino sereno, de luz que el Señor nos ofrece, para volver al vómito del hombre viejo, ni de la idolatría ni la mundanidad del Maligno. Porque son esas cosas que alejan de nosotros la luz del Señor.

La oración perseverante, nos ayuda a que vivamos siempre alegres, felices en el Señor, cuando dejamos de orar por tiempo largo, o peor, si no hacemos vida de oración, el pecado, el vicio, siempre está en permanente oscuridad, tristeza, amargura, recelos, sospechas malignas.

Nosotros estamos destinados a la Luz, por eso, si nos sentimos tentados, profundicemos más en la vida de oración, para que la envidia del Maligno no nos domine jamás, sino la bondad y ternura de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Esta foto lo hice la noche del un domingo, 15 de mayo de 2011,
entre las nubes se hizo notar el resplandor de la luna, por el sol
 
No nos desanimemos, sino que busquemos confiadamente a Cristo por medio de la oración, si todavía hay inquietudes en nuestro corazón, invoquemos humildemente a la Santísima Madre de Dios, y ya verá, como una primavera florece en nuestro interior. La primavera espiritual.

Leamos ahora una reflexión muy edificante que nos puede ayudar:
 

viernes, 5 de julio de 2013

Benedicto XVI: « En el mundo en que vivimos, es casi una necesidad fortalecer el cuerpo y el espíritu»

La perseverancia en la oración bien hecha ayuda a ser prudentes en las carreteras.

  • Benedicto XVI: « pidamos a la Virgen María que nos enseñe el secreto del silencio que se hace alabanza, del recogimiento que dispone a la meditación, y del amor a la naturaleza que se transforma en acción de gracias a Dios. Así podremos acoger más fácilmente en el corazón la luz de la Verdad y practicarla con libertad y amor. »
 
Hay personas que buscan disfrutar de unas vacaciones fuera del país, españoles ha habido que al ir a países conflictivos, y ejemplos hay, terminan que son atracados por los delincuentes, encarcelados por drogas, etc. Lo más grave, para añadir pecados mortales a sus propias vidas. Mueren en las carreteras.

Los hijos e hijas de la Santa Madre Iglesia Católica, los que van de vacaciones, no apartan sus pensamientos de Dios, ya conduciendo, o como pasajero en un coche, autobús, tren o avión, o barco, tiene presente en su corazón a Dios, pasan esos días de vacaciones, y no se olvidan de que Dios está presente. Saben aprovechar el tiempo. Allí donde han decidido establecer sus días de vacaciones, en un lugar tranquilo, sin ruido, pues es conveniente huir de las multitudes para encontrarse con Dios.

Si el cristiano se decide disfrutar de la playa o piscina, además de no poder poner atención a la oración, Satanás conseguirá hacerle caer en pecado con el pensamiento, la tentación de impureza, ¿cómo se puede no caer en el pecado impuro si no huye de la ocasión de peligro? ¿Cómo se puede poner la mano en una hoguera sin quemarse?

Por eso, la prudencia del cristiano, evita los lugares donde la iniquidad se hace notar. En piscina y playa, el cristiano no está dispuesto a pecar, pero Satanás, sí que lo está. Y por qué ese cristiano no ha huido de la ocasión peligrosa, termina por caer.

Si consideramos la oración del Padre Nuestro… dice: “No nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal.

Pues bien, ciertamente el Señor nos libra de caer en la tentación si nosotros huimos de toda ocasión peligrosa que pueda dañarnos el alma.

¿Pues de qué le sirve orar al cristiano, si luego vive como si Dios no existiera? Y por eso, son muchos cristianos que tienen muerte repentina, ya por culpa propia, sin tenerla en esa ocasión. Pero e diablo, no está dispuesto a que el cristiano muera en gracia de Dios, por eso les mueve su corazón a lo que no agrada a Dios, y aceptan.

La prudencia en nuestra vida es importante, la presencia de Dios en nuestro corazón, en nuestra ama, no podemos consentir que nuestro corazón ocupe cosas insignificantes y mundanas.

Las montañas es un buen lugar para encontrarnos con el Señor, una excursión, senderismo, aprovechando también que si caminamos, además del agua que debemos llevar en la mochila, no podemos olvidarnos de llevar la Santa Biblia, y recomiendo la versión de la Conferencia Episcopal Española o la que ha editado el Apostolado Mariano, Sevilla, se trata de la Sagrada Biblia de Monseñor Johann Straubinger, que también es muy recomendable por sus comentarios doctrinales : Sagrada Escritura  - Editorial Apostolado Mariano o aquí http://www.apostoladomariano.com/sagrada.htm 
 
No, no lo dejemos pasar, la Santa Biblia siempre debe estar presente cuando vayamos de vacaciones, en cualquier momento debemos buscar esa pureza inmaculada, que es la Palabra de Dios para nuestras vidas, un aire puro que cura nuestro corazón y nuestra alma.

Lo podemos leer en un lugar sombreado. La Palabra de Dios nos ayuda a relajarnos, pero solo, si estamos dispuesto a ser fiel a la voluntad de Dios. Ya que hay cristianos que nada más leer o escuchar la Palabra de Dios, no adelantan nada, porque su corazón se inclina hacia los eventos de la idolatría y la mundanidad del Maligno.

Puesto que queremos permanecer en Gracia de Dios, sería recomendable, que cada hora rezáramos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria; cada media hora, un Credo, y nuestra vida cambiara, porque lo mundano ya habrá sido extinguido en nosotros, quedara fuera. Pero no nos dominará, porque la Gracia de Dios nos protegerá, y nuestra devoción a la Santísima Madre de Dios, nos ayudará también que cada vez que oremos el Santo Rosario, lo hagamos con verdadera devoción, sin atropello ni a la carrera.

En las carreteras, aunque una persona conduce con serenidad y paz, porque tiene presente a Dios, también puede librarse de una muerte repentina, de otros conductores que van conduciendo sin hacer casos a las señales de tráficos; no solamente se hace grave daño así mismo, pues deja claro que también hay inocentes que por culpa de esa imprudencia ajena, muere.

 

En la oración, quien reza a toda prisa, atropelladamente, es como quien camina por el borde de un precipicio con los ojos vendados. Y es no se centra en lo esencial, no pone atención a las palabras de la oración, es como si en un saco roto, se intentara llenar de trigo, pero que termina por perderse; no tiene sus pensamientos ni su corazón en Dios, es como el insensato que corre por la carretera, que no hace ningún caso.

La oración precipitada no ayuda a crecer la fe, sino a meterse más en la idolatría de las aficiones mundanas, todo lo que hace no es meritorio ante los ojos de Dios. 

 Nuestro amado Papa, emérito Benedicto XVI, sobre las vacaciones nos alertaba sobre cómo se ha de conducir por las carreteras. Con prudencia.
 
Cierto, no se puede conducir de cualquier manera, el conductor, si lleva un autobús, debe pensar en los pasajeros que lleva. Son muy tristes las noticias, de autobuses que llevando a niños terminaron en un grave accidente.
 
Ya había dicho en una reflexión anterior, que el alma no necesita llegar al agotamiento ¿como es posible?, muchas veces sucede así. Por el contrario, cuando vivimos en presencia de Dios, es decir, que siempre le tenemos presente, que no le damos la espalda, que no nos tapamos lo oídos, ni cerramos nuestros ojos. Pues existe una única manera de disfrutar de la vida, es viviendo en conformidad con la Voluntad de Dios, y amando intensamente a la Iglesia Católica, pues es por donde podemos encontrar a Jesucristo. Aunque ha sido el Señor quien nos ha encontrado, pues la obstinación de nuestros pecados nos apartan de Él. El Señor sabe que no deseamos continuar con la atadura de nuestros vicios y pecados, por eso ha venido, se ha acercado a nosotros, nos ha tendido su mano amorosa, nos ha enseñado el camino que es Él para llegar al Padre, mediante la Iglesia Católica. Cuando sabemos escuchar al Señor, aprendemos a ser prudentes en cualquier cosa que hagamos, pensemos.
 
Prudencia en las carreteras mis hermanos y hermanas. Voy a contaros algo que me sucedió hace años cuando iba en una excursión en un autobús. Aquel día, todos los compañeros, subimos para hacer una excursión, y visitar un museo. Los compañeros estaban muy contentos, aunque muy ruidosos, se quedaron en la parte de atrás del autobús, riendo a carcajadas. Los oía yo, que preferí sentarme en los asientos primeros, cerca del conductor. En esto, que veo que un camión, se desvía de su ruta, y directamente, se dirige para estrellarse contra el autobús. Al parecer el conductor del camión, en su cansancio se habría adormilado. El accidente estaba para producirse. Pero en el momento que me dirigí a los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima, el conductor del camión volvió en sí, y rectificó la ruta. Mientras el conductor del autobús, asustado, porque el choque iba a suceder, que ni siquiera pudo tocar el claxon para evitarlo. Pero una vez que el camionero, ya había pasado de largo, le dio por tocar el claxon repetidas veces, como enojándose con el camionero. Los compañeros al escuchar tanto estrépito, y supo del por qué de tanto claxon, empezaron a insultar al camionero. Yo di gracias a Dios, porque han sido los Corazones de Jesús y María Santísima, del que fuimos librado de un terrible accidente.
 
 
 Bien, a continuación podremos meditar estas palabras del Papa emérito, Benedicto XVI. Seguimos orando por él.