Actualizado a las 17 horas, 22 minutos, 4 de junio de 2013
Verás, hermano,
si estás animado a leer estas reflexiones, encontrarás que no son escritos con
propósitos de rivalidad, ni de orgullo, ni de desprecio a nadie, sino de que
nos unamos más al Corazón de Cristo, trabajar y mantener esta misma unidad, los
intereses de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Se trata más de los derechos de Jesucristo
que los nuestros personales, dentro de la medida del hombre viejo.