jueves, 2 de febrero de 2012

Nuestra unión con Dios

¡Gloria y alabanza a la Santísima Trinidad y a la Santísima Virgen María, Madre de Dios¿Cómo era mi vida sin oración? Un verdadero desastre, juegos de ordenador, soberbia, malas intenciones, pecados, tantas maldades que merecía justamente la condena más dura del infierno. Porque habiendo un Dios tan compasivo y misericordioso, yo era un instrumento del demonio para la maldad. Las cosas más terribles me sucedieron cuando no tenía consideración por la oración, y eso que mi madre que está en el cielo, me decía frecuentemente que rezara. Y es que la tibieza es un veneno horrendo.