Que desgracia tan grande para
el alma rebelde, aún cuando crea que no tiene necesidad de Dios, se imaginan felices,
pero la verdadera paz y felicidad no puede encontrarse al margen de la Gracia
de Dios, no hay paz para quien persiga a la Santa Iglesia Católica de una o de
otra forma, las críticas a los obispos y al Papa dejan claro la oscuridad del
corazón y la corrupción, su alma no es feliz, porque ¿qué felicidad puede
hallar el alma cuando ha querido ser guarida de demonios?