miércoles, 29 de enero de 2014

Nuestra lucha contra el demonio.

Dios es bendito por los siglos de los siglos. Bendita y alabada sea la Santísima Madre de Dios.

 Estamos en tiempos muy peligroso, los avisos sobre la importancia de aumentar el tiempo de nuestra oración, no siempre es acogida de buena gana, y de ahí, que el demonio encuentra fácilmente puntos débiles por donde entrar en esa o aquella alma, porque se entretienen más en las propuestas de este mundo, en vez de arrojarse a los brazos de Cristo y permanecer en Él, que tanto nos ama.

 
 Quien se  enreda en las cosas mundanas, termina por perder la fe, y ya no sabe distinguir el bien del mal, me he encontrado con personas, que ya no valoran la Palabra de Dios, y se hace una fe en la misma medida que el hombre viejo..

Lo que horroriza al demonio es que tengamos devoción a la Santísima Madre de Dios, porque con ella, y por amor a Cristo, nuestras oraciones se van perfeccionando.

Padre Gabriel Amorth: "Con Jesucristo y María, Dios nos ha prometido que nunca permitirá tentaciones más grandes que nuestras fuerzas",