miércoles, 9 de noviembre de 2011

Abusos Litúrgicos

Estamos en un tiempo, en que algunos al perder la fe, se esfuerza en que otros se encamine en lo mismo, anteriormente, escribí unas reflexiones sobre una realidad: Cómo ir a Misa y no perder la fe , porque no está bien, que una señora anciana, que no es ministro de la Comunión, o una niña, sostenga el Caliz de Sangre, para que otros mojen, la Sagrada Comunión que el sacerdote le da para ese propósito, esto es una rebelión contra la Voluntad de Dios, el alma, que sigue así, terminará sus días en este mundo un tanto confuso.

Uno de los problemas de la Comunión en la mano, es que el alma en un momento, tiene una fe que es de la propia medida, no según Jesucristo. El Papa en repetidas veces nos exhorta a la fidelidad de la Sagrada Liturgia, pero los abusos no parecen terminar, en todos los sentidos se ofende al Señor.

Sucede también que la indiferencia en los asuntos del Señor, se hace notar, es decir, que algunos quieren poner al sacerdote que no es capaz de ser fiel a las enseñanzas de la Iglesia Católica, por encima de Jesucristo, cuando el sacerdote debe ser semejante a Cristo.

Al decir estas cosas, no se trata de ofender a los sacerdotes, sino ayudarles y animarles para que amen a Jesucristo en la Santa Obediencia a la Santa Madre Iglesia Católica. Ya había referido en otras ocasiones, cuando hablé en defensa de la Sotana y el hábito religioso, como derechos de Cristo, también continúan mis respetos a los sacerdotes, pero ellos son sacerdotes de Cristo, no son sacerdotes de sí mismo para hacer lo que el tentador le suguiere para celebrar la Santa Misa sin la medida de Cristo.

Pongamos atención a las reflexiones doctrinales, de D. Mauricio Pérez, una de las personas, y no es sacerdote, que tiene gran conocimiento de la Sagrada Teología y gran defensor de los derechos de Cristo y de la Santa Madre Iglesia Católica.

Semana 32 del Tiempo Ordinario y domingo 33

 No podemos unirnos al Señor si estamos en pecado, nos los enseña también el padre José María Iraburu.
¿Estamos preparados cuando recibimos a Jesús? Aunque no lo estamos, algunos trabajamos en esa preparación que necesitamos para dar gloria a Dios. Pero comulgar siempre, sin esforzarse en la preparación personal no es bueno para el alma.