martes, 11 de junio de 2013

Pobreza de Espíritu, corazón acogedor

Nuevo: Vivir palpitando con el sagrado corazón de Cristo

Hay momentos que nos hacemos notar si de verdad somos fieles a Cristo y a la Iglesia Católica es sincera.
 
Se habla de humildad, todos los cristianos somos humildes, todo el mundo es humilde, es una realidad, pero si la humildad no procede del corazón, pues una palabra que parece ser ofensiva, podríamos estallar, entonces, es que de verdad no sabemos lo que es la humildad.
 
Llevarlo todo con paciencia, perdonar inmediatamente a quien nos injurie, siempre mantener una sonrisa, pero no una sonrisa hipócrita, pues también los enemigos de la Iglesia Católica, tienen facilidad por la sonrisa, y eso no vale, es una máscara de sonrisa en el rostro.

Si no obramos bien, pero que deseamos convertirnos de corazón, meditamos la vida y doctrina de los Santos y Santas, nos ponen las cosas en su justo orden, nos están animando a la conversión del corazón. Locura nuestra sería replicar: "Oye, eso que dices no estoy nada de acuerdo". O sea, que no llegan a ponerse de acuerdo cuando el Espíritu Santo se nos muestra de la forma que el Señor quiere,

Demos gloria y alabanza a Dios, porque hay personas tan llenas de amor a Dios, que con sus escritos nos encamina hacia la radicalidad del Evangelio.

Así que, meditemos atentamente la siguiente reflexión. Seamos imitadores de los Santos, lo que significa que Cristo es  nuestro modelo, y la Santísima Virgen María. Nuestra humildad será tanto más verdadera cuanto más nos despojemos de la mundanidad, y del mismo modo, la sonrisa.

En distintas ocasiones he leído: "sonríe y sé feliz". Es la gracia de Dios lo que nos hace alegres hasta sonreír, en este sentido, el alma cristiana no finge porque se hace uno en Cristo Jesús, y esto es importante; y de ahí también nuestra humildad: con el mismo sentir de la Iglesia Católica.

En las contrariedades de esta vida; soportémoslo todo con paciencia, quien a Dios tiene, nada le falta, sólo Dios basta.