viernes, 3 de febrero de 2012

Seguir a Jesucristo y solo a Jesucristo

Cuando he visto en la iglesia, la Carta semanal de Monseñor Carlos Osoro, me he llenado de alegría por lo que contiene, seguir a Jesucristo, sólo a Jesucristo, y precisamente, uno de los textos de San Juan de la Cruz, que yo tenía dispuesto a compartir, el Arzobispo de Valencia, hace una reflexión espiritual, que debemos meditarlo con frecuencia, pues añade el mismo texto de San Juan de la Cruz. Y es que los Santos son así, que siempre nos animan a fijarnos mejor en Jesucristo, y no tanto en ellos, y debemos aprender.

 Cuando leemos algún tema espiritual, nos alegra de tal forma, porque vemos la sabiduría, pero no una sabiduría de este mundo. Podemos caer en la tentación de elogiar al escritor. Pero todo lo que es bueno y agradable, no es cosa nuestra, pero que la buscamos, y la trabajamos para nuestro provecho y el de nuestros hermanos. Toda sabiduría viene de Dios, nosotros somos unos medios demasiados imperfectos. En mi caso, carezco de inteligencia y sabiduría, pues todo se lo debo a Dios, que Él manifiesta a cada cual, según su propia voluntad y amor. Y por eso, nosotros no hemos de atribuirnos como propio lo que corresponde sólo a Dios.

En la Sagrada Escritura podemos leer: «El fruto manifiesta el cultivo del árbol; así la palabra, el del pensamiento del corazón humano. Antes que se pronuncie no elogies a nadie, que esa es la prueba de los hombres. Si persigues la justicia, la alcanzarás, y la revestirás como túnica de gloria. Los pájaros van a posarse donde sus semejantes, la verdad vuelve a quienes la practican.» (Eclo 27, 6-9)

Y esto es lo que nos alegra, cuando vemos a hermanos y hermanas que viven con amor la misma fe, con el mismo corazón y la misma alma en la unidad de la Iglesia Católica, somos felices. Sus escritos espirituales son como el canto maravilloso de las avecillas de Dios, y Dios por medio de esas aves alegran nuestro espiritu.

Hemos de procurar permanecer en el Corazón de Cristo, por la razón de Cristo. Si bien los lectores, habrán leído lo que tengo en el blog: Hechos 13, 25: Al final de su carrera, Juan decía: “Yo no soy el que vosotros os pensáis, sino mirad que viene detrás de mí Aquel a quien no soy digno de desatar las sandalias de los pies.” (cfr. Mt 3, 11; Mc 1, 7; Lc 3, 16) Desde Cristo mismo, Él tiene que crecer, y nosotros menguar, Cristo tiene que crecer [Jn 3, 30], y la Iglesia Católica respetada y amada.  Esta siempre ha sido mi intención, de toda la vida, desde que comencé a caminar con Cristo. También podemos hacer esta otra reflexión, abriendo el Evangelio de San Juan 4; 6-42; y la respuesta de muchos que hicieron a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.» (versículo 42),
 


También tengo en consideración la importancia de este Salmo:


Salmo 115 (113 B) 1 ¡No a nosotros, Yahveh, no a nosotros, sino a tu Nombre da la gloria, por tu amor, por tu verdad!
 
 
Desde el inicio hasta el presente, este es el propósito del autor (un servidor) de este blog: la Gloria de Dios.


Pero nos seguiremos alimentando del alimento espiritual, de nuestros hermanos y hermanas, que están unidos al Corazón de Cristo, siempre con alegría y entusiasmo. Ya que en ellos también vamos hacia Cristo para permanecer con Él. Así, si el tentador, intenta hacer caer por la vanidad o la vanagloria, no lo podrá conseguir jamás.

Pero vayamos ahora, a la carta del Arzobispo de Valencia.


Seguir a Jesucristo y solo a Jesucristo


 Publicado en el dominical Aleluya para el domingo 5 de febrero


La voz del Arzobispo




El día 2 de febrero celebramos en la Iglesia la fiesta de la Presentación del Señor en el templo. Desde el año 1997, por deseo del Beato Juan Pablo II, ese día celebra toda la Iglesia la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Con gran alegría lo celebramos en nuestra Archidiócesis de Valencia y oramos por todos los religiosos, religiosas, sociedades de vida apostólica, institutos seculares y vírgenes consagradas. El lema que la Iglesia ha elegido para este año es: “Ven y sígueme» (Mc 10, 21). Vida Consagrada y Nueva Evangelización. Es un lema lleno de sugerencias. Llama a seguir a Jesucristo y sólo a Jesucristo. Y es que la vida consagrada lo que se propone es seguir muy de cerca y sin condiciones a Jesucristo en la consagración, comunión y misión. ¡Qué bien viene recordar aquí unas palabras de San Juan de la Cruz, que son un aviso lleno de profundidad para hacer la vida de seguimiento!: «Nunca tomes por ejemplo al hombre en lo que hubieres de hacer, por santo que sea, porque te pondrá el demonio delante sus imperfecciones; sino imita a Cristo, que es sumamente perfecto y sumamente santo, y nunca errarás» (San Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor, n. 156, en Obras Completas, BAC, Madrid 1982, pág. 54).

«Ven y sígueme» es la llamada que hace Jesucristo a todos los hombres. Pero ese «ven y sígueme» tiene una resonancia en toda su radicalidad para todos a los que el Señor, fijando su mirada en ellos, les invita a dejarlo todo. Es verdad que es una llamada especial y singular, pero llena de dicha y de alegría para quienes la escuchan y, con todas las consecuencias, van tras del Señor, siguiendo sus pasos y sus huellas. No se puede seguir en toda la radicalidad al Señor contando solamente con nuestras fuerzas. Pero resulta muy fácil el seguimiento contando con la fuerza y la gracia que da el Señor. Hoy damos gracias a Dios por todas las personas que nos encontramos en la vida y que han dado la suya para seguir a Jesucristo llenando de belleza esta tierra, porque siguen a Cristo por Cristo sin más. Y de ello se dan cuenta los hombres y las mujeres de este mundo. Los consagrados que viven con radicalidad el seguimiento tienen un atractivo especial para todos los tiempos, ya que en ellos se revela de forma singular el rostro de Jesucristo, pues es Él quien envuelve sus vidas.

Seguir a Jesucristo en radicalidad supone seguirlo por razón de Él mismo. Parece que esto siempre ha tenido alguna dificultad, ya que requiere ponerse en manos del Señor con todas las consecuencias. Quizá por ello, San Agustín se lamentaba cuando veía que algunos de los que seguían a Jesucristo, lo hacían no por razón de Él, sino por alguna otra razón y por eso decía así: «Casi nadie sigue a Cristo por Cristo». Pero, realmente, ésta no es la historia de tantos y tantos consagrados a quienes conocemos y con quienes tenemos contacto, pues viven con ilusión, alegría, pasión y entrega su seguimiento de Cristo. Damos gracias a Dios por su testimonio y por todo lo que a través de sus vidas nos hacen llegar de cercanía de Jesucristo. Ellos saben que Jesucristo nunca defrauda, sino todo lo contrario: cuanto más se le conoce y cuanto más dejamos que entre en nuestra vida y se haga realidad aquello de San Pablo, «no soy yo, es Cristo quien vive en mí», más entusiasmo produce nuestra entrega.



 

Jesús Misericordioso
 

Cristo debe serlo todo en nuestras vidas. Nada, nada debemos querer fuera de Él. Cada uno de nosotros debemos vernos reflejados en esta imagen.Cuando estemos a solas con Cristo en el Sagrario, en el monte, en el bosque, caminando, en todo momento.
Sin olvidarnos de la lectura y meditación de las Sagradas Escrituras; en nuestra mochila... y en el corazón, en el pensamiento. En todo lugar.
 
  
Yo os invito en este día a todos los consagrados a volver a Jesucristo con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra decisión, pues la llamada de Cristo sigue siendo apremiante, «ven y sígueme». Os digo con palabras de San Agustín que repitáis siempre en vuestra vida y con vuestra vida esto: «Mi origen es Cristo. Mi raíz es Cristo» (San Agustín, Contra literas Peliani Donatistae, lib. 1, cap. 7, 8: ML 43, 249). ¡Qué fuerza adquieren en este momento de la historia aquellas palabras de Jesús en el monte de la Transfiguración!: «Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: levantaos, no tengáis miedo» (Mt 17, 7). Porque es verdad que en muchos momentos de nuestra vida quisiéramos vivir un fervor sensible que nos lleva a decir lo mismo que los apóstoles: «bueno es estarnos aquí» (Mt 17, 4), pero no es de estos fervores desde los que tenemos que vivir, aunque en algún momento de la vida nos sean necesarios y el Señor nos los haga vivir para ayudarnos en nuestra debilidad; se trata de vivir desde una confianza siempre renovada en Jesucristo que nos dice «no tengáis miedo», «ven y sígueme», que nos hace vivir de su amor y de su gracia. La vida consagrada, vivida así en la confianza absoluta en Jesucristo, es camino de luz para todos los hombres y se convierte en una luz que ilumina también toda nuestra vida en todas las situaciones.

El Concilio Vaticano II presentó la vida consagrada como seguimiento evangélico y como imitación de Cristo en su género de vida. Para el consagrado, el seguimiento evangélico de Jesucristo es literalmente todo, porque es el principio y el fin, la esencia y la consistencia de este modo de vida cristiana. De tal manera que el seguimiento se convierte en proyecto de existencia y en verdadera profesión, no solamente en el sentido jurídico y teológico de esta palabra, sino también en el sentido social. Ninguna otra profesión o competencia puede suplantar ni suplir en el consagrado su profesión primera y total, que consiste en seguir radicalmente a Jesucristo. Todo lo demás, las otras competencias, han de ser integradas en esta gran y única profesión y, por supuesto, subordinarse todas a ella. Seguir a Jesucristo es creer en Él con fe viva e imitarle en sus actitudes vitales, reviviendo las dimensiones más esenciales de su proyecto humano de existencia. ¡Qué belleza tiene la vida consagrada cuando se sigue a Cristo y se le sigue por Cristo! Es fin Jesucristo y no un medio para otra cosa, es valor sustantivo y absoluto. Todo lo que hagamos, lo hacemos porque deseamos seguir a Jesucristo.

¿Cuál ha de ser la aportación específica de la vida consagrada a la nueva evangelización? Ante todo debe de ser el testimonio de una vida totalmente entregada a Jesucristo y a los hermanos. Con ello, se imita y se sigue al Señor que, por amor a los hombres, se hizo siervo. Los consagrados hacen visible la presencia amorosa y salvadora de Jesucristo, el consagrado del Padre y enviado a la misión. ¡Qué fuerza tiene la vida consagrada cuando se vive como un haberse dejado conquistar por Jesucristo! De esta manera el consagrado, de algún modo, se convierte en una prolongación de su humanidad. Los consagrados hacen presente en esta historia y para todos los hombres, cristianos y no cristianos, a Cristo casto, pobre, obediente, orante y misionero. Yo os invito en esta fiesta de la vida consagrada a decir con el apóstol: «el amor de Cristo nos apremia» (2 Cor 5, 14); es decir, trabajemos en todos los lugares donde estamos para consolidar y difundir el Reino de Cristo, pero hagamos todo esto desde nuestra identidad más profunda, pues de lo que se trata es de anunciar el Evangelio de Cristo con nuestra existencia, con un renovado entusiasmo, con nuevas motivaciones, con nuevos estímulos de fidelidad. Hay que mantener la fuerza profética de la vida consagrada, pues es así como se convierte también en entramado de una cultura, en fermento evangélico que purifica esa cultura y la hace evolucionar.

¡Ánimo, queridos consagrados y consagradas! No estáis solos. Estamos a vuestro lado todos los cristianos. Rezamos por vosotros para que mantengáis vivo el frescor del Evangelio que vuestros fundadores le dieron.

Con gran afecto, os bendice
+ Carlos, Arzobispo de Valencia

4 comentarios:

  1. Los consagrados que viven con radicalidad el seguimiento tienen un atractivo especial para todos los tiempos, ya que en ellos se revela de forma singular el rostro de Jesucristo, pues es Él quien envuelve sus vidas. Hermano pide por todos nosotros para que eso sea realmente lo esencial en nuestras vidas, que realmente amamos s Cristo el Señor con locura hasta llegar a ser realmente CRISTOS VIVÓS , y demos sabor a CRISTO, gracias por este articulo me llena y me invita a revisarme gracias, que la PAZ de Cristo habite en usted con toda sus riquezas.

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    1. Yo también quiero vivir esa radicalidad que el Señor me ofrece, como a otros muchos. Perfeccionarme en mi compromiso con Cristo, que lo es todo para mí, y sin embargo, es horrible mi infidelidad hacia Él.

      A veces uno se propone como un plan, para servir mejor al Señor, con más perfección y santidad. He llegado a escribir incluso al Papa Juan Pablo II, bastantes cartas, pero parece que ha habido un viento por medio, que las cartas no han volado a sus manos, sino a otras partes-

      También escribí un día, al Ministro General de la Orden Franciscana de los Hermanos Menores, me respondió. Pero aquí en la comunidad valenciana, no están demasiados animados para vivir con el mismo espíritu de San Francisco de Asís, que es la radicalidad del Evangelio, y por eso no he merecido permanecer en esta bendita orden franciscana a la que tanto sigo amando y respetando, porque es una obra preciosa del mismo Jesucristo.

      De momento escribo esto, pues voy a descansar la vista, ya que la tengo un poquito mal, puede ser porque parece que aparece síntomas de la gripe, por el refriado y problemas de garganta. Y como no pongo la estufa, bendito sea Dios, tan solo con la mantita.

      Tengo que preparar también, reflexiones sobre la Nueva Evangelización, la oración en la enfermedad; olores de vida y olores de muerte, poco a poco, con la ayuda de Dios, ya lo compartiré. Y siempre con textos de las Sagradas Escrituras por ejemplo.Y el domingo, no sé si escribiré algo. Siempre en conformidad con la voluntad de Dios.

      Muchísimas gracias por sus comentarios,«Silencio en la Oración» pues también se ve su entrega sincera hacia el seguimiento de Jesucristo en todo cuanto escribe cada día, para gloria de Dios y nuestro provecho espiritual.

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  2. Estimado hermano, las gracias siempre a Dios quien hace posible estos encuentro, yo doy gracias a Dios por lo que voy descubriendo en cada uno de vosotros, que soy obras de ese amor de Dios, dios se manifiesta en la gente sencilla en la simpleza, lo importante es dejarnos encotrar de ÉL, cuide se de esos sintomas de gripe aquí en mi comunidad muchos hermanos lo han pasado muy mal tenga mucho cuidado y descanse, recuerde que la caridad comienza por casa, y recuerde que todos si lo hace pensando en ÉL es oración, Dios sea con usted y las gracias a usted por todo.unidos en oración

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    1. Muchas gracias «Silencio en la Oración», muchos oramos por las almas contemplativas, que tanto bien hacen a toda la humanidad con sus oraciones. Sí, la caridad comienza por la propia casa, Dios siempre sea con usted y su comunidad. Cuando la fiebre afecta al cuerpo, las fuerzas son bastantes débiles.

      Los síntomas que he tenido de la gripe, parece que no se han hecho fuerte, pues cuando lo noto, tomo la medicina contra la gripe, y ya hay mejoría. Estos días, ha habido bastante fría, y algo de nieve, pero en otras localidades españolas, la nevada ha sido más abundante. En algunas localidades de la provincia de Alicante, la nevada no ha sido tan fuerte, y no ha durado mucho, aunque se nota más en algunas montañas. Aunque de momento, no he podido sacar las fotos que esperaba.
      Sigamos glorificando al Señor por su adorable voluntad, que siempre es para nuestro bien y salvación eterna.

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