¡Gloria y alabanza a la Santísima Trinidad y a la Santísima Virgen María, Madre de Dios¿Cómo era mi vida sin oración? Un verdadero desastre, juegos de ordenador, soberbia, malas intenciones, pecados, tantas maldades que merecía justamente la condena más dura del infierno. Porque habiendo un Dios tan compasivo y misericordioso, yo era un instrumento del demonio para la maldad. Las cosas más terribles me sucedieron cuando no tenía consideración por la oración, y eso que mi madre que está en el cielo, me decía frecuentemente que rezara. Y es que la tibieza es un veneno horrendo.
Pero el Señor que ama a los pecadores, pero detesta y aborrece todo pecado y vicio, envió a la Santísima Madre de Dios para salvarme, y al Papa Juan Pablo II, para que yo comenzara una vida más religiosa y santa. No me negué, pero todavía, recién comenzado a caminar tras las huellas de Cristo, las debilidades estaba ahí, y me herían, me atormentaba, las tentaciones, pero la bondad del Señor no me daba la espalda, sino seguía ahí. Y es verdad que Jesucristo vino a salvar todo lo que estaba perdido, todas las almas tienen la visita de Jesús en sus vidas, si dice sí el pecador, ya no querrá continuar bajo las tinieblas del pecado, hará lo posible para romper con la cadena de esa esclavitud que le arrastra cada vez más hondo, romperá con sus pecados y vicios. Pero si el pecador desoye a Cristo, se irá alejando cada vez más de Él para, y las cadenas del pecado se harán más gruesas, que el pecador ya no podrá romper. Porque son los pecados y vicios, cuántas veces reinciden más deseará pecar.
Estando en el servicio militar, en un paseo por las calles de la Islas Canarias, el grupo se dividió en dos, unos preferimos, ir a un restaurante a comer, los otros quisieron marchar a sitios pecaminosos. Cuándo volvieron uno de ellos decía, que era como una necesidad de cometer esos pecados, y que no podía detenerse.
Lo cierto es que sentí asco, y ya preferí andar sólo de paseo, pues en los siguientes permisos, ya no salía con esa gente. Pues el primer paseo por Canarias, porque yo creí que era una obligación salir en grupos, pero no.
Lo cierto es que sentí asco, y ya preferí andar sólo de paseo, pues en los siguientes permisos, ya no salía con esa gente. Pues el primer paseo por Canarias, porque yo creí que era una obligación salir en grupos, pero no.
Jesús y María siempre estuvieron conmigo, y me libraron de cosas terribles; nunca me abandonaron, ni quieren abandonarme.
La maldad que puede salir de nosotros, no siempre lo deseamos, es decir, nunca lo deseamos, sin embargo, llegamos a cometer lo que es malo. Pero estos males se puede evitar cuando intensificamos la oración. Pues la oración es un poder inmenso, que puede hacer que el demonio no se acerque a nosotros.
Algunos sacerdotes me decían, “Es que la tentación lo vas a tener toda tu vida”; por el contrario, creo más lo que dice San Juan de la Cruz: «El alma que está unida a Dios, el demonio la teme como al mismo Dios» (de las Obras completas, -Dichos de luz y amor, 127, pág. 52. BAC). Y tiene la misma relación de lo que enseñan los Santos Padres y personas que tienen a Cristo: «El poder del demonio es proporcional a lo lejos que estemos de Cristo. Nuestro miedo es lo que le da capacidad de actuar sobre nosotros» (Néstor Mora) y otros muchos autores de nuestros días, tan cerca de Dios, son felices porque no se apartan de los Sagrados Corazones de Jesús y María.
Por eso, para ser cristiano, es necesaria hacer las obras de nuestra fe cristiana.
El Señor sabrá porqué, pero incluso ha habido algunos perros, que corrían con intenciones para morder, no para jugar, y cada vez que acudía a Jesús y a María Santísima, los animales se calmaban, pero había otro que siempre intentaba encontrar una ocasión para morder incluso saltando hacia mi cuello. Yo sentía como una especie de temor, pero cuando ya casi me lo veía encima, “que sea lo que Dios quiera”, todo lo hace Cristo. Siempre está a mi lado, y he pasado épocas terribles.
Hay animales que se comportan de distintas formas, no sé cual será la más terrible, si cuando están rabiosos los perros, o cuando el demonio los manipula.
Perros de la raza gran danés Esta foto la encontré en Internet. |
Miedo tenía yo aquella vez, cuando en un paseo, me metí en una calle de Murcia, y aparecieron unos perros de una raza muy grande, de la raza “gran danés”, se acercaron y me olieron la mano, pero yo no podía dejar de orar. Pues la oración en el alma, trae paz y serenidad, y los nervios desaparecen. Gracias a Dios, que el diablo no había manipulado aquellos animales.
En la vida del Santo Padre Pío de Pietrelcina, el demonio se disfrazaba de un gran perro y se abalanzaba contra el Santo, pero tras el combate, siempre era el Padre Pío quien ganaba, porque siempre fue alma de oración.
La oración se nos hace más urgente y necesario para poder permanecer siempre con Cristo. Pues sólo Él que es la Paz, nos da su Paz y su amor.
Como voy insistiendo, es necesario encontrar espacios para nuestra oración, pero también nos ayudará, el recibir con devoción la Eucaristía, y es también una necesidad que por medio de la oración humilde, pedírselo a Jesucristo, con mucha insistencia. Nos ayuda también para la oración, lo que nos enseña los Santos Padres, la Iglesia, y tantos autores católicos, muy entregados a la vida contemplativa, También los fieles laicos, viven en sus hogares si están casados muy pendientes de perfeccionarse en la vida de oración contemplativa, y el Señor también está con ellos.
Con la vida de oración Cristo está con nosotros, y María Santísima, y el enemigo bien lejos, pero cuánto más lejos esté el demonio, tanto mejor estamos haciendo nuestra oración.
Recordando las perlas espirituales de San Juan de la Cruz, y de Néstor Mora, hemos de estar unidos a la Santísima Trinidad, y es que lo necesitamos, por eso Jesucristo nos dice que oremos sin cesar, si creemos profundamente que se puede hacer, nosotros nos vamos haciendo como San Francisco de Asís, San Bruno o San Isidro Labrador, almas de auténtica oración.
Cuanto bien me hace leer esta entrada tuya hoy. Gracias hermano por compartir el amor de Dios.
ResponderEliminarEl alma que está unida a Dios, el demonio la teme como al mismo Dios,esto es una gran verdad mi estimado hermano, la oración es un camino que se da a pasos pequeños, sin la oración estariamos muertos, todo hombre sin oración es un ser sin vida ,la oración va transformando en nosotros todo aquello que nosotros no podemos cambiar, y nos va haciendo poco a poco ser pequeños cristo en el mundo invoque el dulce nombre de jesús todo el tiempo que pueda le ayudara a estar en su presencia,Dios sea con usted.
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