La Santa Cuaresma, ya lo había referido es tiempo de preparación, no es de una preparación con la consecuencia del olvido, pues con frecuencia tenemos el grave peligro de olvidarnos de que estamos en este mundo, pero no para la vida eterna, sino para pasarlo bien todo lo que podamos, pensamos en la Misericordia de Dios, deseamos que el Señor sea misericordioso con nosotros, pero yo me pregunto, ¿tengo amor y misericordia para con Cristo?
El amor al mundo hace que el corazón sea el de un idólatra.
Lo mismo sucede, que cuando no se ama al Señor, no tiene efecto el fruto de los Ejercicios Espirituales, y de ahí, para sentir un mínimo de alegría, se busque esa misma felicidad de los pecadores incorregibles, los bailes, los disfraces, el contar chistes. y cosas contrarias a la caridad de Cristo, en esto, se hace desprecio a la Caridad de Cristo. El alma irresoluta quiere que se le tenga caridad, pero si no se entrega a la oración, ¿cómo va a consolorar a Jesús y a María Santísima? El amor al mundo, hace que esa alma infeliz, renueve los sufrimientos del Divino Salvador.
Necesitamos de una vez, tomarnos en serio la vida del Evangelio, pues es verdad, que cuándo hagamos menos oración, las fuerzas del mal, parecen crecer y causar estragos, la peor de las tragedias, cuando el comulgante recibe a Jesús, pero que no cree en Él, y es curioso, pues está cometiendo sacrilegio.
En el día de hoy, he escrito otra reflexión, con algunas fotos, que podemos leer y ver aquí: Contemplación interior
La contemplación interior puede resultar efectivo, cuando expulsemos de nuestro corazón, todas aquellas cosas que no nos ayudan a acercarnos a Cristo,
Pues hay almas cristianas que han perdido su unión con Cristo, y todavía piensa que está siguiendo a Cristo, pero no vive la fe, ya que no es suficiente comulgar, que esto debería serlo todo, y lo es, pero cuando nuestro corazón forme una unidad con los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima. ¡No con el mundo!
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