martes, 19 de febrero de 2013

Que los fracasos y las dificultades no induzcan al desánimo

A veces nos pueden suceder ciertas cosas que pueden desanimarnos, aún cuando nosotros no la habríamos provocado. Sino por amor al Evangelio, a la fe, viviendo en verdadera y santa humildad, Dios está a nuestro lado, y es por lo que superamos nuestras tentacione. Verdaderamente, la oración del Padre Nuestro: «… No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal». Es verdad que el Señor nos libra del mal y no caemos en la tentación, porque con toda confianza recurrimos al Señor nuestro Dios, Él es quien nos libra de todos los peligros del alma, de las insidias del demonio. Y nos ayuda a esta perseverancia, confiada en la Misericordia divina, refugiarnos en los Corazones de Jesús y María Santísima.
 
El Santo Padre también pasa por muchas incomprensiones, pero no fracasa, y sí supera las dificultades porque no se separa de Jesucristo, vive plenamente en el Señor para gloria de Dios Padre, y para bien de toda la Santa Madre Iglesia Católica, ama a todos, y muchos no aceptan su presencia, y sienten alivio porque se marcha.
 
Eso mismo creían aquellos que llevaron a Cristo a la muerte, en Cruz, y viendo la muerte de Jesús, no fueron dignos de contemplar la Resurrección de Cristo. Sólo los que quiso Cristo fueron testigos de su resurrección. Sus enemigos se imaginaban que Cristo habían fracasado, pero el Dueño de la Vida no conoce el fracaso.

El Santo Padre en su retiro, se une más intimamente a la Santísima Trinidad, en Cristo no ha fracasado, y efectivamente, pues aunque el Papa ya no ejerza su misión Papal, ya para siempre y para la eternidad, permanece en Dios, para nuestro bien.
 
Cuando emprendemos un camino vocacional, en el día de hoy, no es reconocida las verdaderas vocaciones, y la causa cuando no hay unidad ni se sabe pensar con los pensamientos de Cristo.
 
A veces podemos caer en la tentación de no continuar con la misión que nos enseña el Vaticano II, en conformidad con lo que enseña Cristo Jesús, y es llevar el Evangelio de Cristo.
 
En esto no es posible complacer a todo el mundo, sino que lo hacemos por Cristo, sin importarnos las negativas e incomprensiones de los que no toleran ni el Evangelio de Cristo ni a la Iglesia Católica. Hemos de trabajar: "Señor, Dios mío, te presento este pobre trabajo, según mi capacidad frágil, a ti te lo encomiendo, y Tú mismo Amado Padre Dios, sabrás mejor que es lo que harás"
 
Todo sacrificio es necesario, la comodidad no suele ser camino para seguir al Señor, dice el Papa. Y yo lo creo, porque también lo enseñan los Santos Padres de la Iglesia Católica, por lo que el actual Papa Benedicto XVI está entre ellos, y continuará siéndolo para siempre, aunque llegue el momento de dejar la Sucesión del Apóstol Pedro para el nuevo Papa. Joséph Rátzinger, siempre será uno de los Padres de la Iglesia Católica, una de las columnas fuertes que Dios nos ha dejado, místico, Doctor de la Iglesia Católica, humilde de corazón, y muchas cosas buenas se pueden decir de Benedicto: Joseph Ratzinger. Si alguno alegremente dice cosas malas, es porque se trata de un cádaver charlatan, un descalificado en la fe sin duda alguna, y estos se encuentran en los medios que no soportan ni a la Iglesia Católica ni al Papa, por su rechazo a Dios, bien claro lo deja el Apóstol San Pablo: 2Tm 3, 8-9. Los tales son incapaces de progresar en la verdad, por mucho que digan, siempre oponiéndose a los valores cristianos. Pero estos, lo teníamos que ver, que si unos no son capaces porque no quieren, y teniendo facilidad, para crecer en la fe, nosotros sí que con la ayuda de Dios, el amor a la Iglesia Católica, al Papa, debemos seguir insistiendo en este crecimiento, siempre a la medida del Corazón de Cristo, como lo hace el Papa,  
 
Nuestros desánimos se vencen acudiando confiadamente también a la Santísima Madre de Dios, Ella siempre está a nuestro lado, es una realidad muy cercana, que la ayuda de la Madre de Dios, es infalible, en los momentos más apurados que podemos tener, Ella nos anima.
 
 
 
  • Benedicto XVI: Queridos hermanos y hermanas, que esta Palabra de Dios reavive también en nosotros y en nuestras comunidades cristianas la valentía, la confianza y el impulso para anunciar y testimoniar el Evangelio. Que los fracasos y las dificultades no induzcan al desánimo: a nosotros nos corresponde echar las redes con fe, el Señor hace el resto. Confiamos también en la intercesión de la Virgen María, Reina de los Apóstoles. Ella, bien consciente de su pequeñez, respondió a la llamada del Señor con total entrega: «Heme aquí». Con su ayuda materna, renovemos nuestra disponibilidad a seguir a Jesús, Maestro y Señor.

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