domingo, 10 de junio de 2012

Reflexiones en la Solmenidad del Corpus Crishti

Ciudades como Toledo, se dice, que el Corpus Crishti que se celebra es el mejor que hay en España, el más bello.

Se ha declarado "interés turístico", yo diría que le dan un valor que no se merece, porque el Corpus Crishti, no debe reconocerse como una curiosidad más, si esto no nos ayuda a crecer en le verdadera devoción.

El interés que hemos de tener ante esta solemnidad u otras también con dedicación a la Santísima Trinidad, a la Santísima Madre de Dios, etc. debe ser motivo para vivir según los Corazones de Jesús y María Santísima.


Aprendamos a valorar con sentido cristiano, con sentido de fe y gratitud, la importancia de estas solemnidades religiosas. Porque, cuántas veces se participa en procesiones, y el corazón todavía no se resuelve a entregarse más seriamente a Cristo Jesús, en su plenitud, siguiendo el ejemplo de tantos santos y santas.

Por otra parte, el sacerdote no debe influir a que se reciba la Sagrada Comunión con grave indiferencia, que hablando incluso de caridad, no se tiene esa caridad para con Cristo.


Ver también: Publicado video sobre la procesión del Corpus de Toledo



No podemos vivir según los caprichos del mundo. El mundo ha enseñado, y hay "cristianos" que sigue, cuando van a Misa, no atienden el Evangelio de Cristo, siente aversión por las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia Católica, el mundo consigue en los "cristianos superficiales y tibios" que no se ponga atención al Evangelio de Cristo, y con rapidez olvidan lo que han oído.

Ya había referido anteriormente, que hay cristianos que van a la iglesia, a la Santa Misa para ofender a Jesús, y la expresión de un sacerdote dijo: “yo me he sentido a gusto con esta misa”, Es tremendo, sentirse a gusto cuando aquella cantidad de jóvenes fueron a Misa, y entre ellos, las irreverencias, las jóvenes con vestidos o pantalón corto, y lo mismo que muchachos, aquel día de excursión y dentro del templo. ¡Cuánta ofensa se comete contra Dios!, “Me siento a gusto con esta misa”
Me gustaría que el que lo dijo, leyera estas palabras. Pues todos hemos de ir a jucio que el Señor hará según nuestras obras.
El problema está, es que por el desamor a Cristo, se ha perdido la conciencia grave del pecado, no lo ven como mal. Los cambios personales en la Sagrada Liturgia, o deformaciones según quiera el que celebra, cometiendo rebeldía contra Dios y la Iglesia Católica.
El veneno del mundo, llega a afectar a los cristianos que en su corazón no buscan a Dios, viven únicamente en aparente cristianismo, su fe no es la medida de Cristo-

Cuando al paso de las procesiones del Corpus, no es momento para los aplausos, sino para profundizar en el Misterio de la Eucaristía, un recogimiento auténtico. Pues el que aplaude, donde sea en cualquier celebración, no se da cuenta, pero el demonio sí, es que no avanza en la santidad, que lo mismo le da en ese momento estar con Dios, que a la siguiente hora o día siguiente, ya ha olvidado la sagrada celebración religiosa; lo que no se olvida de su entrega al proceder de este mundo,

Y es por eso, que no se toma ninguna atención, ni siquiera en la iglesia, cuando está presente en la Santa Misa.

Ya había referido, en otro lugar, que luego viene las lamentaciones, la culpa ¿quién la tiene? precisamente la tiene en primer lugar el corazón del cristiano que no se vacía del proceder mundano, quiere conseguir las cosas bien, pero no trabaja por hacerla bien, no se esfuerza en ello, se ha corrompido, no, se ha dejado corromper por su inclinación a los entretenimientos mundanos. Y así no se consigue colaborar con el Reinado de Cristo en el mundo, sino que es un enfrentamiento a Cristo.,

Tantas quejas, sí, hemos de quejarnos, pero también contra nuestro propio egoísmo, contra nuestras oraciones disipadas y mal hechas que no alcanza el cielo, por nuestra tibieza. ¿de eso nos quejamos?

Queremos que el Señor solucione todas las cosas, pero no le estamos ayudando con nuestros sacrificios y penitencias. Acudimos a oír al Papa, pero sin interés de oírle y poner en práctica sus enseñanzas, porque las aclamaciones no son la solución, sino el silencio para no perder detalle en lo que nos enseña. Y como he dicho, el ruido de los aplausos, el mal comportamiento dentro de la Casa de Oración, y tantos otros desordenes, que son obstáculo para los deseos de Cristo Jesús,


Sabiendo que Cristo nuestro Dios nos ama, ¿le amamos sinceramente nosotros? Y sabiendo muy bien el odio que nos tiene el mundo, porque amamos a Cristo, ¿por qué está la enfermiza obsesión de buscar o aceptar las cosas que el mundo, da ahora, y que más adelante lo arrebatará? Los mundanos llegan a ser despreciados incluso por el mundo, cuánto más a los cristianos que no perdona.

No debemos vivir una vida de hipocresía, no podemos seguir traicionando al Señor nuestro Dios, Cristo nos ama, y si hemos de ser obsesivos, una obsesión saludable es amar a Cristo, día y noche, es nuestro Dios´.

No hay amor en los aplausos, y el mundo aplaude, pues no camina con Cristo, los mundanos aplauden, pero no saben vivir la Eucaristía, no saben orar.

 Los respetos humanos no solamente es una traición a Cristo Jesús y una cobardía, que no se educa a las almas en el camino de la santidad.


Pero meditamos ahora esta siguiente reflexión

 

FotoCOMENTARIOS A LAS LECTURAS DE LA SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI
    • Eucaristía 24 / 7
    • COMENTARIOS A LAS LECTURAS DE LA SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI

    • 1ª Lectura: Éxodo 24, 3-8
      En aquellos días Moisés bajo y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; el pueblo contestó a una: “Haremos todo lo que dice el Señor.” Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos y vacas, como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza, se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: “Haremos todo lo que manda el Señor y le obedeceremos.”
      Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo: “Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos esos mandatos.”
    • Salmo 115 - Alzaré la copa de salvación, invocando el nombre del Señor
      2ª Lectura: Hebreos 9, 11-15
      Hermanos: Cristo ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes definitivos. Su templo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar de las cenizas de una becerra tiene el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa; cuánto más la sangre de Cristo que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo. Por esa razón es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna
    • Evangelio: Marcos 14, 12-16.22-26
      El primer día de ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?
      Él envió a dos discípulos diciéndoles: “Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: “El maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.
      Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: “Tomad, esto es mi cuerpo.” Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo: “Esta es mi sangre, sangre de alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.” Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos.
    • EUCARISTIA 24 / 7
      Un catequista muy simpático me decía hace unos meses: “en nuestra parroquia tenemos cinco eucaristías los domingos”. Tuve ganas de contestarle: “en la nuestra sólo hay una, las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana”, como se dice ahora: 24/7.
      Como digo, era muy simpático y seguimos una amigable conversación sabiendo yo muy bien que me quería decir que los domingos se celebraban en su parroquia cinco misas. Lo cual está muy bien; ojalá pudieran celebrarse esa cantidad de misas en todas las parroquias, pues de facilitar a los fieles la recepción del mayor de los sacramentos se trata.
      Recordé esto de poner Eucaristía en plural escuchando al Papa en la procesión del Corpus Christi el otro día, pues aquí en Roma aún existen los “tres jueves que relucen más que el sol”. Benedicto XVI mostró su firmeza en la fe que a toda la Iglesia sostiene no sólo porque sigue igual de padre y pastor que se sobrepone a todos los “vatileaks”. Está firme porque se sostiene y le sostiene la Eucaristía. Antes de iniciar el recorrido eucarístico por la vía Merulana que une la Basílica de San Juan de Letrán con la de Santa María la Mayor, pronunció en la Misa una homilía, en mi opinión, verdaderamente memorable.
      Reflexionando sobre el culto a la Eucaristía, afirmó que “una interpretación unilateral del Concilio Vaticano II ha penalizado esta dimensión, restringiendo en la práctica la Eucaristía al momento celebrativo”. El papa subraya la doctrina católica: Jesucristo vivo está presente en el Sagrario 24 / 7, es decir todas las horas del día, todos los días de la semana. No podemos olvidar esta realidad central de nuestra vida de cristianos. O dicho de otro modo, se nota un relajamiento y una mediocridad generalizada en los cristianos porque, por desgracia, no tenemos el Sagrario como referencia de nuestra vida diaria. Es muy oportuno recordar esto hoy, que Jesús sale del Sagrario para bendecir desde la custodia procesional nuestras casas y calles. Pero escuchemos un poco más lo que dijo el Papa, para después comentar algún detalle más:
      “El culto al Santísimo Sacramento es como el ambiente espiritual dentro del que la comunidad puede celebrar bien y en verdad la Eucaristía. Sólo si es precedida, acompañada y seguida de esta actitud interior de fe y de adoración, la acción litúrgica puede expresar su pleno significado y valor. El encuentro con Jesús en la Santa Misa se realiza verdadera y plenamente cuando la comunidad es capaz de reconocer que Él, en el Sacramento, habita en su casa, nos espera, nos invita a su mesa y luego, después de que la asamblea se ha disuelto, permanece con nosotros, con su presencia discreta y silenciosa, y nos acompaña con su intercesión, recogiendo nuestros sacrificios espirituales y ofreciéndolos al Padre.”
      Algunos detalles “se nos han metido” en nuestra vivencia cristiana, forman ya parte de nosotros y por desgracia contribuyen a desdibujar el culto y la sacralidad de la Eucaristía, tal como lo ha descrito el Papa.
      - Se entra en la Iglesia sin el debido respeto, en bermudas y chanclas tantas veces en verano. Así no iríamos al trabajo, pero ante el Señor sí, que como es muy bueno todo lo aguanta.
      - Se entra hablando o saludando a todos menos al Señor, con el gesto de reverencia y adoración que se llama genuflexión.
      - Nos sentamos sin arrodillarnos ni rezar lo más mínimo, y seguimos hablando con el de al lado y mirando a todos lados.
      - Comienza la Misa y me suena el móvil. Y en algunos casos… contestamos!
      - Llega el momento de la consagración y no nos arrodillamos. Permitidme una última frase de la homilía del Papa: “En el momento de la adoración, estamos todos al mismo nivel, de rodillas ante el Sacramento del Amor. El sacerdocio común y el ministerial se encuentran unidos en el culto eucarístico”.
      - Llega el momento de la comunión y bueno… ahí ya puede ocurrir cualquier cosa: que lleve siete años sin confesar, que no me hable con mi hermano, que le arrebato – literalmente – al sacerdote la comunión con la mano y comulgo ya de vuelta al asiento…
      - Y llego al asiento y me siento. Y sigo hablando y mirando a derecha y a izquierda sin pensar en quién llevo dentro.
      - Finalmente salgo de Misa (antes de la bendición final, claro) y hasta el domingo que viene, si las ocupaciones o las desocupaciones no me lo impiden, claro.
      Perdonad este elenco y este comentario hoy un poco informal, pero en esta Solemnidad del Corpus Christi, si hacemos un poco de caso a las palabras del Papa y procuramos reflexionar y mejorar en los puntos anteriores, seguro que nuestra vida cristiana ganará muchísimo. Porque la vida cristiana no es tanto poner al centro nuestras obras, ponernos al centro nosotros mismos, sino poner en el centro a Jesucristo. En la Eucaristía.

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