viernes, 19 de septiembre de 2014

Reflexiones espirituales, el pecado nos aleja del Amor de Dios.

Reflexión.
Dios le bendiga a todos mis hermanos y hermanas, leyendo a los Santos Padres y doctores de la Iglesia Católica, a San Juan Pablo II, a Benedicto XVI, también en las fuentes del Catecismo de la Iglesia Católica, y las Sagradas Escrituras, coinciden que el pecado destruye nuestra relación con Dios, según la gravedad del pecado.
 
¿Es cierto que el lugar de encuentro con Jesucristo es el pecado? Según la Palabra de Dios, doctrina de los Santos Padres y enseñanzas de la Iglesia Católica, no se enseña cosas así.

  • «... son vuestras culpas las que os han separado de vuestro Dios, vuestros pecados ocultan su Rostro para que no os oiga.  (Isaías, 59, 2)
 
Nuestras culpas, nuestros pecados no nos unen al encuentro con Cristo. La Palabra de Dios es bien clara. Algunos se dejan adoctrinar por errores, y lo difunden por las redes sociales. El pecado nunca lo fue en el pasado ni lo será en el futuro, como medio de reunirnos con Dios. En el confesionario no vamos a salir en pecado. Lugar de encuentro con Cristo, es el retiro, los campos, pero sobre todo en el Sagrario, y qué pocas almas se ven ante el sagrario para pedir a Cristo. "Señor, no quiero vivir más esta vida de pecado, vicios, que me arrastran a la miseria".
Qué Jesús nuestro Señor, salga al encuentro de los pecadores, no significa que es el pecado que atrae a Jesús, sino nosotros que queremos purificarnos como Él es puro. Pues hay pecadores que tan metido están en sus vicios y pecados, que se forman una fe, una vida religiosa, lejos de la acción del Espíritu Santo. Por tanto, se puede decir mucho, que nuestros pecados no nos unen a Jesucristo, sino que nos separan de Él.
»
Si queremos encontrarnos con Cristo, nada mejor que el arrepentimiento, la santa obediencia, pues el pecado nos aleja de Cristo, no podemos seguir así, es verdad que todos nos reconocemos nuestros pecados, las tristezas que pueden provocarnos una vida de pecado,

Lo que el Señor Jesús, nuestro Dios, nos pide, es que seamos santos, no que vivamo una vida superficial y en pecado.
 
San Juan Pablo II:
  • «Sin embargo, por muy impresionantes que a primera vista puedan aparecer tales laceraciones, sólo observando en profundidad se logra individuar su raíz: ésta se halla en una herida en lo más íntimo del hombre. Nosotros, a la luz de la fe, la llamamos pecado; comenzando por el pecado original que cada uno lleva desde su nacimiento como una herencia recibida de sus progenitores, hasta el pecado que cada uno comete, abusando de su propia libertad.»
  • «Por tanto la reconciliación, para que sea plena, exige necesariamente la liberación del pecado, que ha de ser rechazado en sus raíces más profundas. Por lo cual una estrecha conexión interna viene a unir conversión y reconciliación; es imposible disociar las dos realidades o hablar de una silenciando la otra.»
  • «Durante la asamblea sinodal algunos Padres propusieron una triple distinción de los pecados, que podrían clasificarse en veniales, graves y mortales. Esta triple distinción podría poner de relieve el hecho de que existe una gradación en los pecados graves. Pero queda siempre firme el principio de que la distinción esencial y decisiva está entre el pecado que destruye la caridad y el pecado que no mata la vida sobrenatural; entre la vida y la muerte no existe una vía intermedia.»
Léase completo, la exhortación de San Juan Pablo II: Exhortación Apostólica Post-Sinodal Reconciliatio et Paenitentia
 
La reconciliación plena con Cristo, debe ser liberarnos de nuestros pecados, el pecado es inaceptable en la vida del cristiano, desde las raíces más profundas, por eso, es necesario, antes de dormir, hacer examen de conciencia. Sentir dolor por esos momentos que hemos ofendido a Dios, sentir dolor porque culpa de nuestros pecados, hemos desaprovechado ser fieles a Cristo. Pero no caer en la desesperación, sino dejarnos iluminar por el Espíritu Santo que nos trae la alegría del perdón de Dios. Porque Dios perdona siempre, es muy cierto, pero no podemos, no debemos en modo alguno abusar de su perdón, para hacer de la nuestra, porque terminariamos mal.
 
Benedicto XVI:
  • «Pues bien, el pecado consiste en enturbiar o destruir la relación con Dios, esta es su esencia: destruir la relación con Dios, la relación fundamental, situarse en el lugar de Dios. El Catecismo de la Iglesia católica afirma que con el primer pecado el hombre «hizo la elección de sí mismo contra Dios, contra las exigencias de su estado de creatura y, por tanto, contra su propio bien» (n. 398) (Léase completo: Audiencia general del 6 de febrero de 2013, Benedicto XVI
 
Mis buenos hermanos, comprendemos que el pecado nos aleja de la caridad, y Cristo es Caridad, es Amor, es Vida.
 
El demonio no quiere que se de demasiada importancia la vida del pecado, ya sabemos que es mentiroso y padre de la mentira, y puede engañar incluso a los mismos elegidos si se descuidan, y es por lo que muchos cristianos han perdido el sentido grave del pecado. Porque pecado y virtud no es compatible, no existe ninguna relación entre sí. Si leemos las Sagradas Escrituras, las consecuencias siempre que causa el pecado, es romper con la unidad de Dios, no es encontrarnos con Él. Pero sí el arrepentimiento humilde de corazón. Y por eso, si llevamos mucho tiempo sin acudir a Cristo por medio del sacramento penitencial, la confesión con el sacerdote, es encontrarnos con Cristo, "no quiero seguir en la vida del vicio y pecado, por eso, voy al confesor, para que me absuelva, y entonces viene Cristo y llena mi corazón de su presencia, nuestro corazón cambia. Porque el pecado enturbia nuestra mente, ya de por sí, es una horrible carga repugnante, arrastrar nuestros pecados veniales, Pero Cristo nos ama precisamente porque no hacemos pacto con nuestros pecados y vicio.
 
Si por desgracia, el alma cae en pecado mortal, que corra a toda prisa al confesionario, y Dios le perdonará. Es necesario profundo dolor de los pecados, es necesario, antes de la confesión, suplicar al Señor ante el Sagrario, que busque como sea, al sacerdote, si no está en confesionario. Porque la Iglesia manda, que los pecados debe confesarse no en cualquier lugar si está en la iglesia y hay un confesionario. La santa obediencia a la Iglesia Católica es importante y de gran necesidad para bien de todos.
 
  • «Todo el que comete pecado, esclavo es del pecado.» (Jn 8, 34) .
Sabemos que Cristo nos da la verdadera libertad, el pecado nos arrebata precisamente esa libertad. Razón tienen los santos, pues siempre se ajustan a la Palabra de Dios, no es bueno relacionarnos con el pecado. La Gracia de Dios está por encima de nuestros pecados.
  
·         «Los pecadores y malhechores atentan contra su propia vida» (Tob. 12, 10)
·         «En efecto, en alma fraudulenta no entra la Sabiduría, no habita en cuerpo sometido al pecado.» (Sb 1,4). 
·         « ...el pecado es la decadencia de los pueblo» (Proverbios, 14, 34).
·         «Porque la paga del pecado es la muerte, mientras que el Don de Dios es la Vida eterna en Cristo Jesús y Señor nuestro.» (Ro 6, 23)
·         «Pues la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.» (Ro. 8, 2)


Ni siquiera el pecado que quiere separarnos del amor de Cristo, por el amor, nos unimos al Corazón de Cristo. Pues la Gracia y el Perdón de Dios, es mucho más fuertes que nuestros miserables pecados y vicios.
La ventaja del cristiano es renunciar a una vida desordenada por el pecado, y el Amor viene en nuestro socorro, y nos auxilia.
El amor de la Madre de Dios, a quien debemos invocar todos los días, para que el pecado que hay en nosotros, se desvanezca, y sea Cristo nuestro Señor quien obre en nuestras vidas. Debemos obedecerle, ser íntegramente fiel y obediente a la Santa Madre Iglesia Católica.
 
« Este es el mensaje y que os anunciamos: Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con Él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero si caminamos en la luz, lo mismo que Él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la Sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la Verdad no está en nosotros. Pero si confesamos nuestros pecados, Él, que fiel y justo nos perdonará y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros » (1Jn, 1, 5-10) 
 
«Todo el que tiene esperanza en Él se purifica así mismo, como Él es puro. Todo el que comete pecado quebranta, también la ley. Y sabéis que Él se manifestó para quitar los pecados. Todo el que permanece en Él no peca. Todo el que peca no lo ha visto ni conocido. Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como Él es justo. Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo. 
» Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano » (1Jn 3, 3-10)
El que permanece en Cristo no puede pecar, y vemos ejemplos en los Santos y Santas, cuando conocieron a Cristo, dejaron de ser del mundo, pues el apego al mundo lleva a un sinfin de pecados y herejías.

El que obra la justicia, se trata de la Justicia de Dios, porque el mundo, ha establecido una larga lista de gravísimas injusticias, a los que llaman erróneamente "justicias", pero no existe justicia donde hay pecado, sino destrucción y muerte. Los cuales responsables no son de Dios, sino del Diablo.

Nosotros nacemos a la vida por la Gracia, por eso, volver al mundo, a cualquier tipo de mundanidad, es apartarnos voluntariamente de la Gracia e Dios y no nos conviene.
  • Cuando la realidad social se ve viciada por las consecuencias del pecado, el hombre, inclinado ya al mal desde su nacimiento, encuentra nuevos estímulos para el pecado, los cuales sólo pueden vencerse con denodado esfuerzo ayudado por la gracia (CONC. VAT. Il, Const. Gaudium et spes, 25) 

Si escribo esta reflexión es para que no nos confundamos, no pensemos en nadie, sino en lo que el Señor quiere, que lleguemos al conocimiento de la verdad y nos salvemos. Es importante la caridad cristiana. Pues el Magisterio de la Iglesia Católica siempre está al servicio de la Palabra de Dios, no se puede situar por encima de ella (cfr. CIC. 86). Evitemos las herejías. Los Santos Padres y Doctores de la Iglesia Católica son maestros en la fe, y se ajustan radicalmente a la Palabra de Dios.
 
 
Recuerdo una lectura que leí de San Gregorio Magno: (aunque pongo sólo en párrafo)
De la Regla pastoral de san Gregorio Magno, papa  
El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es útil, de tal modo que nunca diga lo que se debe callar ni deje de decir aquello que hay que manifestar. Porque, así como el hablar indiscreto lleva al error, así el silencio imprudente deja en su error a quienes pudieran haber sido adoctrinados. Porque, con frecuencia, acontece que hay algunos prelados poco prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la estima de sus súbditos; con ello, como lo dice la Verdad, no cuidan a su grey con el interés de un verdadero pastor, sino a la manera de un mercenario, pues callar y disimular  los defectos es lo mismo que huir cuando se acerca el lobo. »  (Liturgia de las Horas)
Los errores nunca nos pueden acercar a Cristo, y ya se ha dicho, que la Iglesia no va a cambiar la doctrina, gracias a Dios.  
 
O sea, no solamente el pastor, para que nuestro hablar sea útil, no debemos dejarnos dominar por respetos humanos ni favoritismo. O somos de Dios o no lo somos. Si estamos pendientes de la mundanidad del diablo, no somos de Dios, y estar pendiente me refiero, hacer las mismas cosas que los que no creen en Dios.
 
Hemos de cuidarnos nosotros, porque el hablar indiscreto lleva al error, y esto no debe habituarse, una persona puede cometer un error una o dos veces, pero hay que rectificar con prontitud, porque es muy peligroso escribir una colección de errores que nos pueden apartar del camino de la salvación. Y Cristo nos previene contra cualquier tipo de error; si un error se convierte en herejía, puede haber rompimiento con la unidad de Cristo, y no nos conviene a nadie.
 
Leer a los Santos nos ayudan a comprender la Sabiduría de Dios.

 Lo que tenemos que hacer para encontrarnos con Cristo, nada mejor que renunciar nuestros malos propósitos, que son nuestros pecados, vicios, pensamientos vacíos, y el Señor nos acoger. El pecado nos lleva a la angustia, y queremos volver al Señor, por eso...


Hubo fariseos que se encontraban con Jesús, pero no renunciaban a sus maldades, hipocresías, si no amaban a Cristo tampoco mostraban amor a sus prójimos, y siempre andaba criticando y espiando, "a ver que hacen Cristo y sus discípulos". El Señor da la posibilidad de convertir a quienes se dejen llevar por el amor de Dios. En cualquier tiempo.


Estamos en un tiempo, en que hay algunas "enseñanzas" que han entrado en contradicción con la Voluntad de Dios. Siempre los ha habido, ¿pero dentro de la Iglesia Católica?

Dios en su misericordia infinita, nos perdonará cualquier pecado que tengamos, antes de que llegue los últimos momentos de nuestra vida en este mundo. Porque muchos pecadores, a la hora de su muerte, rehuyeron y desconfiaron totalmente de la Misericordia de Dios, pues el gran número de los pecados pasados, le había puesto la desesperación ante sus ojos.

No hemos de olvidar, que Cristo vino a redimirnos, a sacarnos de nuestros pecados, porque se lo suplicamos todos los días. Vuelvo a insistir la importancia del examen de conciencia.

Hemos de seguir rezando, queridos hermanos, pues nuestro enemigo el diablo, va haciendo caer a algunos elegidos, quiere hacernos caer a todos, pero no podemos perder de vista nuestra insistente devoción a la Madre de Dios, contra todas las herejías que se disfrazan para confundir.

 

2 comentarios:

  1. El pecado siempre está al acecho, a la espera, a la vuelta de la esquina. Somos débiles pero debemos superarnos, acercarnos a Cristo y combatir nuestras debilidades. Gracias siempre amigo José Luis por estos mensajes. Espero que estés bien amigo, un abrazo muy grande.

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    1. Muchas gracias, Pepe, estoy bastante mejor, voy tomando las medicinas que me toca, y me voy recurando.

      Dios nos ama, nos protege, nos cuida porque acudimos a Él. Muchas gracias a ti, querido amigo, por tus trabajos tan importantes y necesarios para que Cristo Jesús y María Santísima siempre sean amados y respetados; para bien de todos.

      Doy gracias a Dios por la caridad que tienes.

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