lunes, 27 de enero de 2014

Despojémonos de todo el lastre que nos estorba y el pecado.


Si el Señor como bien sabemos que nos ama, debemos ser consciente de ellos, pues muchas veces se nos olvida que Dios está cerca de nosotros, cuando estamos pendientes del "yo"; nuestros intereses si no corresponden a los intereses de Cristo, no andamos por el buen camino.

Muchas cosas en este mundo se han convertido en estorbo para los verdaderos adoradores de Dios, no tienen relación con la mundanidad, se dedican exclusivamente en perfeccionarse y santificarse en la vocación recibida de Dios, ya en el ministerio sacerdotal, en la vida consagrada, como religioso, religiosa, como padre o madre de familia cristiana, como empresario, como carpintero, etc. Toda la vida de estas personas es vivir para Dios. día y noche no se olvidan de Dios, orando, y los empresarios, y humildes trabajadores, superan esas adversidades cuánto más confían en el Señor nuestro Dios. Saben muy bien, que todo lo que tienen lo han recibido de Dios.


Es curioso que últimamente se dice "maratón de oración", pero veamos, ¿es esto una novedad? Un maratón tiene un límite de tiempo y no todos reciben la recompensa, sea cual sea Pero Jesús nuestro Señor, nos manda perseverar en la oración, que nada tiene que ver con ninguna "formula maratoniana". En el maratón no todos gana, pero en la perseverancia en la Voluntad de Dios, siempre hay ganadores, nadie se queda atrás, todos llegan a la meta.
 
El ideal del cristiano es corresponder a todo lo que nos enseña el Señor nuestro Dios y la Santa Madre Iglesia Católica. 
 
Los Santos nos enseña lo mismo que aprendieron de Jesucristo, la necesidad de la penitencia, sacrificios, hemos de renunciar a muchas cosas, para que nuestra oración no caiga en saco vacío.

No queramos nosotros que nuestras oraciones sean infructuosas, que no caiga en saco vacío y se pierda sin remedio.
 
Habrá quien diga, "es que me canso de orar", ese cansancio es porque lleva dentro de sí la carga mundana, la carga de vicios y pecados, pues existen maneras para superar el cansancio en la oración, la transformación espiritual. Pues el hombre viejo si nos atamos a él, nos impedirá que perseveremos en la vida de oración y contemplación.
 
Ninguna persona, y en especial ningún cristiano han venido a este mundo para hacer una ruina en su vida. Y lejos de Cristo, la ruina se acerca velozmente para nuestra perdición. 
 
Si Cristo que ha venido y nos llama para seguirle, es claro que quiere nuestra libertad, que seamos totalmente libre, por el contrario, nuestro hombre viejo siempre tiende alejarnos cada momento de nuestra alegría en Cristo Jesús.
 
Algunas veces he leído también, personas que dicen que la Misa es aburrida. Ese aburrimiento es causado por el desamor a Dios, quien no ama no puede soportar siquiera más de dos y tres horas ante el Señor. Otras veces, algunos que entran, enseguida salen, varias veces he visto esta actitud, pero se repite muchas veces. Otros dicen: “no hay nadie en la iglesia”, y yo pienso, es que no saben que Cristo está realmente en el Sagrario, si no tienen fe, no ve siquiera a personas que están cerca del Señor, y para los que viven según el mundo, no hay nadie en la iglesia.
 
Cuando más amemos al Señor, menos podrá hacer nuestro hombre viejo en nuestra vida. 
 
Hace años, oía a unas señoras en la puerta de una iglesia, aun no estaba abierta. “Qué bonito está ahora la iglesia con esas flores que han puesto”, pero la verdadera belleza nos la da Dios que encontramos en el Sagrario, que sabemos realmente que está allí, pero invisible, y visible a través de nuestra fe y vida de pureza. 
 
Es muy triste, que no todos los que van a la iglesia, a la Santa Misa, crean en el Señor. Algunos entran y salen directamente desde la calle hasta la sacristía, pero ignoran completamente a Cristo Jesús. 
 
Durante la Misa, hay quienes se pasan todo el tiempo sentado, y son personas de buena salud física, jóvenes… 
 
Imagínate hermano, hermana, una persona va a la consulta del médico, se sienta en una silla, y no dice ni hace nada, se queda inmóvil, no habla para nada con el médico, no le explica lo que le sucede, no pide una solución a su enfermedad, y sin decir nada, se levanta y se marcha.
 
Cristo es médico de las almas y del cuerpo, si no hablamos con Él mediante la oración y la humildad del corazón, estamos malgastando nuestras vidas. 
 
Dice San Pablo…
«La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz.
» Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias.
» Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias. » (Ro 13, 12-14) 
La noche está muy avanzada, el día se avecina, nuestro día para presentarnos ante el Señor, debemos librarnos de las obras de las tinieblas, de toda actitud mundana y superficial, 
«Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone,  fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios.
» Fijaos en Aquel que soportó tal contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcáis faltos de ánimo(Hebreos 12, 1-3)
¿Sabes lo que significa tener fijos en el Señor nuestro Dios, en Jesús? Estar pendiente de Él, en la oración contemplativa, en las obras de caridad, pero cuando el corazón busca la idolatría y mundanidad del Maligno, porque quiere pasarlo bien divirtiéndose, inmediatamente está dando la espalda a Dios, y por eso, “la oración es aburrida”, “no dice nada”, “la Misa es aburrida”, etc., porque ya no hay amor en ese corazón, quizás no se haya dado la oportunidad de amar a Dios, que la tenía, todo el mundo la tiene. Pero no todo el mundo acepta los planes del Señor; pero aquel que lo acepta desde su corazón, ve en cambio maravilloso en su vida.

Si desfallecemos se debe a nuestra culpa personal, pues Cristo nos da las fuerzas necesarias que necesitamos para seguir adelante, por lo que encontramos que la oración, es más necesaria para nuestra vida espiritual, que el aire contaminado que respiramos, por causa del pecado.

La oración debe ser en espíritu y verdad: «Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad
 (Jn 4, 23-24).

Cuando esto sucede en realidad, durante el tiempo de la oración, o terminada ese momento, no querrás en tu vida, otro asunto que no sea Jesucristo y sus intereses, Pues es necesario perseverar en la vida espiritual. Esto está por encima de los "maratones"; la perseverancia es mucho más eficaz. Sin olvidarnos de que nuestro corazón se llene de misericordia, que seamos misericordiosos y nunca presuntuosos .

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