viernes, 5 de julio de 2013

Benedicto XVI: « En el mundo en que vivimos, es casi una necesidad fortalecer el cuerpo y el espíritu»

La perseverancia en la oración bien hecha ayuda a ser prudentes en las carreteras.

  • Benedicto XVI: « pidamos a la Virgen María que nos enseñe el secreto del silencio que se hace alabanza, del recogimiento que dispone a la meditación, y del amor a la naturaleza que se transforma en acción de gracias a Dios. Así podremos acoger más fácilmente en el corazón la luz de la Verdad y practicarla con libertad y amor. »
 
Hay personas que buscan disfrutar de unas vacaciones fuera del país, españoles ha habido que al ir a países conflictivos, y ejemplos hay, terminan que son atracados por los delincuentes, encarcelados por drogas, etc. Lo más grave, para añadir pecados mortales a sus propias vidas. Mueren en las carreteras.

Los hijos e hijas de la Santa Madre Iglesia Católica, los que van de vacaciones, no apartan sus pensamientos de Dios, ya conduciendo, o como pasajero en un coche, autobús, tren o avión, o barco, tiene presente en su corazón a Dios, pasan esos días de vacaciones, y no se olvidan de que Dios está presente. Saben aprovechar el tiempo. Allí donde han decidido establecer sus días de vacaciones, en un lugar tranquilo, sin ruido, pues es conveniente huir de las multitudes para encontrarse con Dios.

Si el cristiano se decide disfrutar de la playa o piscina, además de no poder poner atención a la oración, Satanás conseguirá hacerle caer en pecado con el pensamiento, la tentación de impureza, ¿cómo se puede no caer en el pecado impuro si no huye de la ocasión de peligro? ¿Cómo se puede poner la mano en una hoguera sin quemarse?

Por eso, la prudencia del cristiano, evita los lugares donde la iniquidad se hace notar. En piscina y playa, el cristiano no está dispuesto a pecar, pero Satanás, sí que lo está. Y por qué ese cristiano no ha huido de la ocasión peligrosa, termina por caer.

Si consideramos la oración del Padre Nuestro… dice: “No nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal.

Pues bien, ciertamente el Señor nos libra de caer en la tentación si nosotros huimos de toda ocasión peligrosa que pueda dañarnos el alma.

¿Pues de qué le sirve orar al cristiano, si luego vive como si Dios no existiera? Y por eso, son muchos cristianos que tienen muerte repentina, ya por culpa propia, sin tenerla en esa ocasión. Pero e diablo, no está dispuesto a que el cristiano muera en gracia de Dios, por eso les mueve su corazón a lo que no agrada a Dios, y aceptan.

La prudencia en nuestra vida es importante, la presencia de Dios en nuestro corazón, en nuestra ama, no podemos consentir que nuestro corazón ocupe cosas insignificantes y mundanas.

Las montañas es un buen lugar para encontrarnos con el Señor, una excursión, senderismo, aprovechando también que si caminamos, además del agua que debemos llevar en la mochila, no podemos olvidarnos de llevar la Santa Biblia, y recomiendo la versión de la Conferencia Episcopal Española o la que ha editado el Apostolado Mariano, Sevilla, se trata de la Sagrada Biblia de Monseñor Johann Straubinger, que también es muy recomendable por sus comentarios doctrinales : Sagrada Escritura  - Editorial Apostolado Mariano o aquí http://www.apostoladomariano.com/sagrada.htm 
 
No, no lo dejemos pasar, la Santa Biblia siempre debe estar presente cuando vayamos de vacaciones, en cualquier momento debemos buscar esa pureza inmaculada, que es la Palabra de Dios para nuestras vidas, un aire puro que cura nuestro corazón y nuestra alma.

Lo podemos leer en un lugar sombreado. La Palabra de Dios nos ayuda a relajarnos, pero solo, si estamos dispuesto a ser fiel a la voluntad de Dios. Ya que hay cristianos que nada más leer o escuchar la Palabra de Dios, no adelantan nada, porque su corazón se inclina hacia los eventos de la idolatría y la mundanidad del Maligno.

Puesto que queremos permanecer en Gracia de Dios, sería recomendable, que cada hora rezáramos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria; cada media hora, un Credo, y nuestra vida cambiara, porque lo mundano ya habrá sido extinguido en nosotros, quedara fuera. Pero no nos dominará, porque la Gracia de Dios nos protegerá, y nuestra devoción a la Santísima Madre de Dios, nos ayudará también que cada vez que oremos el Santo Rosario, lo hagamos con verdadera devoción, sin atropello ni a la carrera.

En las carreteras, aunque una persona conduce con serenidad y paz, porque tiene presente a Dios, también puede librarse de una muerte repentina, de otros conductores que van conduciendo sin hacer casos a las señales de tráficos; no solamente se hace grave daño así mismo, pues deja claro que también hay inocentes que por culpa de esa imprudencia ajena, muere.

 

En la oración, quien reza a toda prisa, atropelladamente, es como quien camina por el borde de un precipicio con los ojos vendados. Y es no se centra en lo esencial, no pone atención a las palabras de la oración, es como si en un saco roto, se intentara llenar de trigo, pero que termina por perderse; no tiene sus pensamientos ni su corazón en Dios, es como el insensato que corre por la carretera, que no hace ningún caso.

La oración precipitada no ayuda a crecer la fe, sino a meterse más en la idolatría de las aficiones mundanas, todo lo que hace no es meritorio ante los ojos de Dios. 

 Nuestro amado Papa, emérito Benedicto XVI, sobre las vacaciones nos alertaba sobre cómo se ha de conducir por las carreteras. Con prudencia.
 
Cierto, no se puede conducir de cualquier manera, el conductor, si lleva un autobús, debe pensar en los pasajeros que lleva. Son muy tristes las noticias, de autobuses que llevando a niños terminaron en un grave accidente.
 
Ya había dicho en una reflexión anterior, que el alma no necesita llegar al agotamiento ¿como es posible?, muchas veces sucede así. Por el contrario, cuando vivimos en presencia de Dios, es decir, que siempre le tenemos presente, que no le damos la espalda, que no nos tapamos lo oídos, ni cerramos nuestros ojos. Pues existe una única manera de disfrutar de la vida, es viviendo en conformidad con la Voluntad de Dios, y amando intensamente a la Iglesia Católica, pues es por donde podemos encontrar a Jesucristo. Aunque ha sido el Señor quien nos ha encontrado, pues la obstinación de nuestros pecados nos apartan de Él. El Señor sabe que no deseamos continuar con la atadura de nuestros vicios y pecados, por eso ha venido, se ha acercado a nosotros, nos ha tendido su mano amorosa, nos ha enseñado el camino que es Él para llegar al Padre, mediante la Iglesia Católica. Cuando sabemos escuchar al Señor, aprendemos a ser prudentes en cualquier cosa que hagamos, pensemos.
 
Prudencia en las carreteras mis hermanos y hermanas. Voy a contaros algo que me sucedió hace años cuando iba en una excursión en un autobús. Aquel día, todos los compañeros, subimos para hacer una excursión, y visitar un museo. Los compañeros estaban muy contentos, aunque muy ruidosos, se quedaron en la parte de atrás del autobús, riendo a carcajadas. Los oía yo, que preferí sentarme en los asientos primeros, cerca del conductor. En esto, que veo que un camión, se desvía de su ruta, y directamente, se dirige para estrellarse contra el autobús. Al parecer el conductor del camión, en su cansancio se habría adormilado. El accidente estaba para producirse. Pero en el momento que me dirigí a los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima, el conductor del camión volvió en sí, y rectificó la ruta. Mientras el conductor del autobús, asustado, porque el choque iba a suceder, que ni siquiera pudo tocar el claxon para evitarlo. Pero una vez que el camionero, ya había pasado de largo, le dio por tocar el claxon repetidas veces, como enojándose con el camionero. Los compañeros al escuchar tanto estrépito, y supo del por qué de tanto claxon, empezaron a insultar al camionero. Yo di gracias a Dios, porque han sido los Corazones de Jesús y María Santísima, del que fuimos librado de un terrible accidente.
 
 
 Bien, a continuación podremos meditar estas palabras del Papa emérito, Benedicto XVI. Seguimos orando por él.



 
Prudencia en la carretera
  • «La conclusión del mes de junio marca para los países del hemisferio norte del planeta el inicio de la estación estival, y para mucha gente comienza el tiempo de las vacaciones. A la vez que deseo a todos que vivan serenamente algunos días de merecido descanso y de distensión, quisiera hacer un llamamiento a la prudencia a los que se ponen en camino para ir a los diversos lugares de veraneo. Por desgracia, todos los días, especialmente los fines de semana, se producen en las carreteras accidentes con numerosas vidas humanas trágicamente truncadas, y más de la mitad de las víctimas son jóvenes. Durante los últimos años se ha hecho mucho para prevenir estos trágicos sucesos, pero se puede y se debe hacer más con la colaboración y el esfuerzo de todos. Es preciso combatir la distracción y la superficialidad, que en un instante pueden arruinar el futuro propio y el ajeno. La vida es valiosa y única, se debe respetar y proteger siempre, también con un comportamiento correcto y prudente en las carreteras.»
 (Enseñanzas de Benedicto XVI: Ángelus, domingo 17 de julio, 2005. Tomo 1/2005. Pág. 549-550. Edibesa)


 


Queridos hermanos y hermanas: 

  • Desde hace algunos días me encuentro aquí, entre las estupendas montañas del Valle de Aosta, donde sigue vivo el recuerdo de mi amado predecesor Juan Pablo II, que durante varios años pasó aquí breves períodos de descanso relajantes y tonificantes. Esta pausa estiva es un don de Dios realmente providencial, después de los primeros meses del exigente servicio pastoral que la Providencia divina me ha encomendado. Doy las gracias de corazón al obispo de Aosta, el querido monseñor Giuseppe Anfossi, y también al arzobispo metropolitano de Turín, el querido cardenal Poletto, así como a cuantos la han hecho posible y a quienes con discreción y generosa abnegación velan para que todo se desarrolle con serenidad. Asimismo, expreso mi agradecimiento a la población local y a los turistas por su cordial acogida.  
  • En el mundo en que vivimos, es casi una necesidad fortalecer el cuerpo y el espíritu, especialmente para quien vive en la ciudad, donde las condiciones de vida, a menudo frenéticas, dejan poco espacio al silencio, a la reflexión y al contacto relajante con la naturaleza. Además, en las vacaciones se puede dedicar más tiempo a la oración, a la lectura y a la meditación sobre el sentido profundo de la vida, en el ambiente sereno de la propia familia y de los seres queridos. El tiempo de vacaciones ofrece oportunidades únicas para contemplar el sugestivo espectáculo de la naturaleza, "libro" maravilloso al alcance de todos, grandes y chicos. En contacto con la naturaleza, la persona recobra su justa dimensión, se redescubre criatura, pequeña pero al mismo tiempo única, "capaz de Dios" porque interiormente está abierta al Infinito. Impulsada por la pregunta sobre el sentido que la apremia en el corazón, percibe en el mundo circundante la huella de la bondad, de la belleza y de la divina Providencia, y de una forma casi natural se abre a la alabanza y a la oración.
  • Rezando juntos el Ángelus desde esta amena localidad alpina, pidamos a la Virgen María que nos enseñe el secreto del silencio que se hace alabanza, del recogimiento que dispone a la meditación, y del amor a la naturaleza que se transforma en acción de gracias a Dios. Así podremos acoger más fácilmente en el corazón la luz de la Verdad y practicarla con libertad y amor.
 

 




Después del Ángelus

(En italiano) 
Deseo añadir aún algunas palabras de agradecimiento y saludo. Ante todo, pienso en la Iglesia particular en la que me encuentro, la antigua diócesis de Aosta:  en estos días oro a menudo por su obispo, al que doy las gracias de nuevo, por los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, y por las familias. A toda la comunidad del Valle de Aosta le aseguro mi recuerdo ante el Señor, especialmente por los enfermos y por los que sufren.

Saludo con gratitud a los sacerdotes salesianos, que me acogen en su casa, a las autoridades del Estado y de la región, y a la administración municipal de Introd.

Dirijo un saludo especial a las religiosas de la Congregación de San José de Aosta, Pinerolo y Cúneo; les expreso mi aprecio por la misión que cumplen y les aseguro mi oración por el desarrollo de los trabajos capitulares.

Están presentes hoy los obreros y los oficiales de la TECDIS y de otras industrias del Valle de Aosta. Conozco vuestras dificultades actuales:  teméis que falten las condiciones de trabajo que hacen posible la formación y la continuidad de las familias. Queridos hermanos, a la vez que os expreso mi solidaridad, deseo que todas las instancias responsables se comprometan seriamente en la búsqueda de una solución satisfactoria a los problemas actuales.

(En castellano) 
Saludo también a los fieles de lengua española que se han unido al rezo del Ángelus, también a través de la radio y la televisión. Invito a todos a cultivar sentimientos de reconciliación, para ser artífices de la paz. ¡Feliz domingo!

(En italiano) 
Me dirijo ahora con especial amor a los enfermos. Me gustaría daros la mano a cada uno, pero, por desgracia, estáis muy esparcidos. Tened la seguridad de que os abrazo en mi corazón y en mis oraciones. El Señor siempre os tiene presentes y siempre os abraza con su amor.

Me dirijo ahora a todos vosotros, y de modo particular a vosotros, los jóvenes, que habéis venido para participar en mi primer Ángelus en la montaña. Espiritualmente estamos ya en camino hacia Colonia. Nos vemos en Colonia. Deseo a todos un feliz domingo y un provechoso tiempo de vacaciones.




Léase también: Mons. Fernández invita a usar vacaciones para encontrarse con Dios



Hermanos y hermanas, prudencia en las carreteras, ante todo, tengamos como compañero de viaje a nuestro lado, mejor en nuestro corazón a Jesucristo, María Santísima, San José, y no sucederá desgracia alguna.

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