domingo, 28 de octubre de 2012

¡Quiero ver! ¡Quiero abrir mi corazón a la Gracia de Dios!

El Evangelio dominical va alimentando nuestras vidas. No solamente en Domingo y días festivos, sino que a lo largo de la semana, también oímos el Evangelio, y no solo eso, también las primera lectura y el salmo de los días laborables nos dice mucho, cuando cuando de verdad ponemos atención, cada día hay alguna palabra que me está diciendo a mí.
 
Cierto, el alma que va a la Santa Misa, para sacar el mayor provecho espiritual, todos necesitamos vaciar nuestro corazón de todas las cosas que hemos tratado o estamos tratando en el mundo. A Dios lo que es de Dios, y lo que es del Cesar, en esos momentos dejarlo fuera de nuestra imaginación, cuando estamos en la presencia de Dios. Pues sería un grave error, que si vamos a Misa, aunque allí, ante el altar, el Sagrario, pero que en vez de tener nuestro corazón en lo esencial: Cristo, consentimos que vaya de aquí para allá.
  
Señor, haz que vea, haz que oiga, no quiero ser un cadáver, quiero ser un fiel instrumento, Tú puedes cambiar mi vida.

¡Señor, Dios mío, concédeme la gracia de ser fiel a ti, amar a la Iglesia Católica, santificarme; amar al Papa, pues Tú, mi Dios y Señor, te haces presente en el Sucesor de Pedro: Benedicto XVI.


 
 
          Comentario al evangelio del Domingo 30º del T.O./B
 
          Comentarios a la segunda lectura dominical
 
 
 
 
 

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