¿Otra vez José Luis se va a meter con el deporte?
Mis buenos hermanos, si el deporte nos acercara a Cristo, sería distinto, pero hasta los mismos deportistas reconocen, aquellos que se encuentran con Cristo, que, como deportistas, se sentían vacíos, "aburridos", pues el deporte no llena la vida a nadie, sino que lo deja en una oscuridad terrible, espantosa; sin tiempo para la oración; el tiempo que tenían libre, era para otros asuntos nada sano... Si alguien dice: "Yo hago deporte, y soy feliz..." es que todavía no se ha encontrado con Cristo, pero en el momento en que lo encuentra, por amor a Cristo y a la verdad, dirán algo parecido a la de otros deportistas convertidos al Señor, se maravillará de lo que es la felicidad, de la paz, del gozo en el Señor. Pero mientras no tenga su corazón bien dispuesto para comprender que el Señor, le puede estar llamando en ese momento, "el mundo me hace feliz", lo dirá públicamente, pero en lo profundo de su corazón, sabe muy bien que no es feliz, y no lo reconocerá públicamenete por el momento. Ahora es el momento para seguir a Cristo y amarle con todas las fuerzas de nuestro corazón y nuestra alma, teniendo en cuenta que es Dios que ha bajado del cielo para salvarnos, llevarnos con Él a la Gloria eterna.
En el instante en que sentimos la llamada del Señor, es ahora, porque aplazarlo para otro dia, nuestra vocación se convertiría en egoísmo, en servir al Señor dentro de la tibieza, y eso no es nada bueno. Seguir al instante al Señor es de gran provecho, porque en nuestras dificultades, nuestros problemas tienen pronta solución y remedio.
En la llamada del Señor, es necesario al instante, despojarnos de todas las cosas que no corresponde a su llamada, a su amor eterno hacia nosotros.
Aunque algunos conocemos lo que los Santos Papas ha dicho sobre el deporte, la realidad, es que los deportistas, incluso creyentes, reconocen que no son felices, anteriormente: el testimonio de conversión de María Luisa Ruiz-Jarabo que no era muy feliz cuando estaba metida en el deporte, uno de los más tranquilo y con observación a la naturaleza, el esquís; ahora un nuevo testimonio, que podemos leer, nuevo testimonio de conversión al Señor, también de la Tierra de María, de la España religiosa, pero que en su actividad deportiva, tampoco encontraba la hermosa ocasión de rezar, de dedicarse al Señor, sintió esa llamada divina a dejarlo por el Reino de los cielos, quiere entrar en el seminario, quiera Dios, como sí lo quiere, que después de esa decisión, no se eche atrás y lo consigua, es otro buen ejemplo de que servir al Señor se aprende amar a los hermanos y hermanas, que cuando la vocación es sincera y humilda, el egoísmo no forma parte de la santidad.
Mis buenos hermanos, si el deporte nos acercara a Cristo, sería distinto, pero hasta los mismos deportistas reconocen, aquellos que se encuentran con Cristo, que, como deportistas, se sentían vacíos, "aburridos", pues el deporte no llena la vida a nadie, sino que lo deja en una oscuridad terrible, espantosa; sin tiempo para la oración; el tiempo que tenían libre, era para otros asuntos nada sano... Si alguien dice: "Yo hago deporte, y soy feliz..." es que todavía no se ha encontrado con Cristo, pero en el momento en que lo encuentra, por amor a Cristo y a la verdad, dirán algo parecido a la de otros deportistas convertidos al Señor, se maravillará de lo que es la felicidad, de la paz, del gozo en el Señor. Pero mientras no tenga su corazón bien dispuesto para comprender que el Señor, le puede estar llamando en ese momento, "el mundo me hace feliz", lo dirá públicamente, pero en lo profundo de su corazón, sabe muy bien que no es feliz, y no lo reconocerá públicamenete por el momento. Ahora es el momento para seguir a Cristo y amarle con todas las fuerzas de nuestro corazón y nuestra alma, teniendo en cuenta que es Dios que ha bajado del cielo para salvarnos, llevarnos con Él a la Gloria eterna.
En el instante en que sentimos la llamada del Señor, es ahora, porque aplazarlo para otro dia, nuestra vocación se convertiría en egoísmo, en servir al Señor dentro de la tibieza, y eso no es nada bueno. Seguir al instante al Señor es de gran provecho, porque en nuestras dificultades, nuestros problemas tienen pronta solución y remedio.
En la llamada del Señor, es necesario al instante, despojarnos de todas las cosas que no corresponde a su llamada, a su amor eterno hacia nosotros.
Aunque algunos conocemos lo que los Santos Papas ha dicho sobre el deporte, la realidad, es que los deportistas, incluso creyentes, reconocen que no son felices, anteriormente: el testimonio de conversión de María Luisa Ruiz-Jarabo que no era muy feliz cuando estaba metida en el deporte, uno de los más tranquilo y con observación a la naturaleza, el esquís; ahora un nuevo testimonio, que podemos leer, nuevo testimonio de conversión al Señor, también de la Tierra de María, de la España religiosa, pero que en su actividad deportiva, tampoco encontraba la hermosa ocasión de rezar, de dedicarse al Señor, sintió esa llamada divina a dejarlo por el Reino de los cielos, quiere entrar en el seminario, quiera Dios, como sí lo quiere, que después de esa decisión, no se eche atrás y lo consigua, es otro buen ejemplo de que servir al Señor se aprende amar a los hermanos y hermanas, que cuando la vocación es sincera y humilda, el egoísmo no forma parte de la santidad.
He aquí la noticia:
Seleccionado olímpico español ingresará al Seminario tras Londres 2012
MADRID, 02 Ago. 12 / 08:15 pm (ACI/EWTN Noticias).- Carlos Ballvé, Litus para los amigos, es un defensa de la selección española de hockey sobre césped que participa en las Olimpiadas de Londres 2012; sin embargo, apenas termine el torneo, volará hacia Bélgica para terminar sus estudios en el seminario.
Según informó el diario español El País, “Litus tiene motivos de sobra para creer. Llegó a tener tres cuartas partes de un pulmón inutilizado, no ya para hacer deporte, sino para cualquier cosa. Pero logró curarse”.
Sin embargo, aunque siempre se consideró una persona creyente, fue recién en 2005 cuando tomó conciencia de la importancia de Dios en su vida. En el verano de aquel año, todo empezó a cambiar dentro de él, mientras competía en el Mundial sub-21.
“Empezamos muy mal la competición. Iba tan mal que un domingo fui a misa y le ofrecí un pacto a Dios: le dije que si Él arreglaba ese Mundial, yo iría a Medjugorje (donde hay una devoción mariana aún en estudio por parte del Vaticano) con mi padre. Hicimos historia. Nunca antes una sub-21 había logrado una medalla y nosotros quedamos terceros”, afirmó.
Ballvé cumplió su promesa y visitó el lugar donde se cree se apareció la Virgen María.
Sin embargo, su vida todavía no cambiaba de rumbo, seguía “saliendo de fiesta, con chicas, derrochando dinero y con pocas o ninguna intención de rezar”. Pero “algo dentro de mí me dijo: ‘Litus, eres libre y puedes hacer lo que quieras, pero así no eres feliz”.
Aunque estaba en su mejor momento deportivo, decidió salir de nuevo e ir al encuentro de Dios. Le dije: “No sé qué pasa, están pasando cosas muy raras. Yo quiero jugar limpio contigo, así que aquí me tienes, haz lo que quieras”. Su vida empezó a cambiar y solo le pidió al Señor que le dejara cumplir su sueño de ir a los juegos olímpicos.
Según indicó El País, “gracias a un pacto con el seminario de Barcelona y el Club Atlético Terrassa, pudo compaginar la llamada de Dios (…) con el deporte”.
“Ballvé reconoce estar viviendo ‘una experiencia increíble, preciosa’, tratando de aportar ‘un valor más’: ‘No solo el ganar, sino crecer en mi vivencia de la fe, compartiendo esto con gente de tantas partes del mundo’”.
Según informó el diario español El País, “Litus tiene motivos de sobra para creer. Llegó a tener tres cuartas partes de un pulmón inutilizado, no ya para hacer deporte, sino para cualquier cosa. Pero logró curarse”.
Sin embargo, aunque siempre se consideró una persona creyente, fue recién en 2005 cuando tomó conciencia de la importancia de Dios en su vida. En el verano de aquel año, todo empezó a cambiar dentro de él, mientras competía en el Mundial sub-21.
“Empezamos muy mal la competición. Iba tan mal que un domingo fui a misa y le ofrecí un pacto a Dios: le dije que si Él arreglaba ese Mundial, yo iría a Medjugorje (donde hay una devoción mariana aún en estudio por parte del Vaticano) con mi padre. Hicimos historia. Nunca antes una sub-21 había logrado una medalla y nosotros quedamos terceros”, afirmó.
Ballvé cumplió su promesa y visitó el lugar donde se cree se apareció la Virgen María.
Sin embargo, su vida todavía no cambiaba de rumbo, seguía “saliendo de fiesta, con chicas, derrochando dinero y con pocas o ninguna intención de rezar”. Pero “algo dentro de mí me dijo: ‘Litus, eres libre y puedes hacer lo que quieras, pero así no eres feliz”.
Aunque estaba en su mejor momento deportivo, decidió salir de nuevo e ir al encuentro de Dios. Le dije: “No sé qué pasa, están pasando cosas muy raras. Yo quiero jugar limpio contigo, así que aquí me tienes, haz lo que quieras”. Su vida empezó a cambiar y solo le pidió al Señor que le dejara cumplir su sueño de ir a los juegos olímpicos.
Según indicó El País, “gracias a un pacto con el seminario de Barcelona y el Club Atlético Terrassa, pudo compaginar la llamada de Dios (…) con el deporte”.
“Ballvé reconoce estar viviendo ‘una experiencia increíble, preciosa’, tratando de aportar ‘un valor más’: ‘No solo el ganar, sino crecer en mi vivencia de la fe, compartiendo esto con gente de tantas partes del mundo’”.
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Para terminar:
Mis buenos hermanos, ¡una experiencia increible!, que no le ha dado ni puede dar el deporte, que es el encuentro personal con Cristo Jesús, que le llama a una vida más santa, porque Dios sigue llamando, porque el Amor de Dios no tiene límite y no existe fronteras que lo detenga, si el corazón del llamado dice sí, todo cambia. El mundo no puede dar lo que Dios da.
Aún cuando muchas personas intentan comprar con dinero una "felicidad" llega un momento en que no le ha servido de nada, porque no era felicidad, sino un engaño más del mundo.
Ahora bien, que al sentir la llamada, hay un riesgo que no persevere en su inicio de ir al Seminario, porque... "Señor, déjame primero que termine las Olimpiadas y ya te seguiré más tarde", no sigue al Señor al instante, como hicieron los apóstoles ni los santos, ellos sí comprendieron la llamada del Señor, lo dejaron todo, para al instante, estar con el Señor.
Ahora bien, que al sentir la llamada, hay un riesgo que no persevere en su inicio de ir al Seminario, porque... "Señor, déjame primero que termine las Olimpiadas y ya te seguiré más tarde", no sigue al Señor al instante, como hicieron los apóstoles ni los santos, ellos sí comprendieron la llamada del Señor, lo dejaron todo, para al instante, estar con el Señor.
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