lunes, 7 de mayo de 2012

Crisis... Reflexión: Lc 12, 21-31. Cristo nos ama y nos ayuda a levantarnos

La crisis, se habla mucho de la crisis, la verdadera crisis es cuando falta la vida de oración.

1º. Las personas ricas sean quienes sean,  las acomodadas, las que cada día va a su trabajo, que no le falta la paga mensual, pueden pagar cómodamente todas sus facturas. Los hay que tienen una casa de lujo, y servidumbre que le hace la limpieza, cocinar, un chofer, que algún día se le ocurre hacer viaje al extranjero, en avión, pasean en barco, disfrutan de todas las comodidades del mundo. Todo lo que ganan es para ellos, los “famosos del mundo”, que tienen seguidores, y contratos para acudir a la televisión para ser entrevistados. Tienen de todo, mejor dicho, de casi todo, pero carecen de una vida de gracia y amor a Cristo y a la Iglesia Católica
Pues con toda su riqueza son los más pobres del mundo, los que más necesitan de verdad pero que no acepta lo esencial que es Cristo Nuestro Señor. Tienen una crisis profunda, pero son incapaces de reconocerlo.

2º. Personas que tenían de todo, pero sintieron la llamada del Señor, eran ricos según el mundo, pero por amor a Cristo, se hicieron pobres, renunciando a todo lo material, lo cedía generosamente a la Iglesia Santa de Dios, para bien de los pobres, a su vez, llegaron a perder amistades, según el mundo, pero ganaron nuevos amigos, conforme al Corazón de Cristo. Unos entraron en monasterios, otros se fueron a las misiones, otros como peregrinos, en la soledad y el recogimiento interior, su única riqueza la pobreza evangélica, porque es claro que no es una pobreza que angustia, sino que lleva a la verdadera riqueza y al gozo en el Señor. La paz interior, que es imposible que la conozca quienes amen al mundo; los seguidores del mundo, no son capaces de comprender el verdadero tesoro de los que lo han dejado todo por amor a Cristo. Llegaron a renunciar las comodidades, el trabajo seguro y sueldo alto, no le interesaba esto, sólo Dios.
Ahora los acomodados, los que no hicieron nada por Dios ni por los hermanos, están angustiados, pero les falta humildad de corazón, le encantan gritar, salir por las calles con pancartas para manifestarse contra el gobierno. Nunca están contentos, la oscuridad de sus corazones les impiden ver la luz, que por eso también se enfrentan a la Iglesia Católica, la amargura del corazón corrompido de tantas almas que nunca han hecho obras de caridad, arremeten al mismo tiempo contra la caridad y la Misericordia de Dios.

Ya lo dice el Señor:
Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios.»
Dijo a sus discípulos: «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis: porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido; fijaos en los cuervos: ni siembran, ni cosechan; no tienen bodega ni granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!
Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un codo a la medida de su vida?
Si, pues, no sois capaces ni de lo más pequeño, ¿por qué preocuparos de lo demás?
Fijaos en los lirios, cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.
Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, Dios así la viste ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!
Así pues, vosotros no andéis buscando qué comer ni qué beber, y no estéis inquietos. Que por todas esas cosas se afanan los gentiles del mundo; y ya sabe vuestro Padre que tenéis la necesidad de eso.
Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por añadidura. (Lc 12, 21-31)
Esta enseñanza de Jesucristo es también además de tener confianza en la Divina Providencia, a no mantenernos en la ociosidad, pues la ociosidad es como una puerta abierta por la que el tentador hace de las suyas en nuestro perjuicio y fracaso.
Muchas personas que se han enriquecido, pensaban, “esto lo he ganado con mi esfuerzo, incluso haciendo horas extras, para ganar más. Pero resulta, que trabajaba mucho, y cada vez recogía menos, hasta que el mundo le quitó el último céntimo, desahucios, morosidad. Las deudas cada vez eran más graves.

Qué pena da esas pobres almas: "tengo mucho trabajo, y ahora no puedo ir a la iglesia"; "estoy cansado del trabajo, no tengo tiempo para la oración"
Es cierto, ¿pero que sucede cuando ha perdido el trabajo?, en algunos, no quieren dedicar su tiempo al Señor, ha perdido la fe, tanto atesorar para sí, lo único que consigue es haber perdido la fe y el amor a Cristo.

Lo que creía poseer, cae en picado, precipitado. Algunos han deseado suicidarse, otros lo han hecho,

Este es es cristiano que no ora, o ha dejado la oración, el apostata, el que hace graves críticas a la Iglesia y al Papa, y si persevera en esa rebeldía, traspasa la línea y terminan en la eternidad de la desesperación, en los tormentos del infierno.
La verdadera crisis está en la vida del pecado, en el rechazo obstinado a la Gracia de Dios. Es una crisis que afecta gravemente a los que endurecen su corazón, y prefieren la corrupción antes de la conversión del corazón. 

Fijémonos en tantos santos y santas, eran muy pobres, sin comodidades, sin abrigos, con un solo hábito, pero remendado como San Francisco de Asís y tantos religiosos de la Familia Franciscana.
No podemos perder la paz, si nos faltase las cosas materiales, la vida en Cristo Jesús, aún en extrema pobreza no puede entristecernos, y deberemos alegrarnos. Vivir como si tuviéramos a Cristo a nuestro lado de forma visible, pero el Señor está con nosotros, si no nos afanamos por las cosas del mundo, lo hemos leído en el Evangelio, arriba.
Es preferible estar cobijado dentro de una peña o gruta, con el Evangelio de Cristo en gracia de Dios, que estar en medio de tantas comodidades en una mansión lujosa pero en pecado muy grave.
Es así como debe ser nuestra vida. Pensemos que aquellos que han disfrutado durante unos cuantos años, ahora algunos se acercan a los tribunales para ser juzgados, porque son riquezas que han obtenido por medio injusto, y la peor injusticia que han cometido y cometen los ricos, es el rechazo a Cristo y a la Iglesia Santa de Dios.

La Misericordia de Dios supera todo tipo de crisis, en la pobreza se puede hallar la felicidad, siempre que el corazón se determine para vivir en conformidad con la Voluntad de Dios, salir del pecado, hacer un profundo examen de conciencia, confesar los pecados con humildad y sencillez, la oración, las lecturas piadosas, nos ayudarán a salir adelante. Entonces, ¿que quiere decir crisis? No hay crisis para el pobre más pobre pero que se ha hecho templo y sagrario para la Santísima Trinidad y persevera en ello.
Cristo nos ama. No confiemos en este mundo, sólo en el Señor nuestro Dios, que Él nos ayuda a levantarnos de todas nuestras miserias.


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