lunes, 9 de abril de 2012

La mañana de Pascua

Las mujeres es una parte muy importante en la Iglesia, como decía esta mañana el sacerdote en la homilía.

Pero no cualquier mujer, sino aquellas que creyeron en Jesucristo, fueron las primeras misioneras en llevar la noticia de la Resurrección del Señor, ellas fueron las primeras en creer; las primeras misioneras.


La preocupación de los apóstoles no le ayudaban a creer en esos momentos, Juan y Pedro fueron corriendo al sepulcro, pero leemos en el Evangelio, que Pedro fue el primero en entrar, a pesar que no pudo correr más que el apóstol Juan, la humildad del Apóstol y Evangelista San Juan no querer ser el primero, pero también acercarse a Cristo, es ejemplo también para nosotros. Es algo que ya había aprendido de Cristo Jesús, permanecer no en el primer puesto.

Cuando la mujer no quiere encontrarse con Cristo, desobedece el Evangelio, no quiere entenderlo, por eso, se empeñan en tomar un puesto que no le corresponde por la soberbia y la dureza de corazón; las que quieren ser sacerdotisas, esto es contrario a la voluntad de Dios, no la aceptan.
Pero las mujeres santas, como María Santísima, la humildad de corazón, la sencillez, atraen el Amor de Dios sobre su propio corazón, sobre su alma, que queda bendecida por la presencia de Dios cuando hace morada en ella.
Las mujeres santas, y entre ellas, la Iglesia Santa, que saben valorarla, por voluntad de Dios, las que están preparadas para tener un título de Doctora de la Iglesia, las enseñanzas y ejemplos de estas santas mujeres, lleguen a todos los corazones bien dispuestos.
Quien ama a Dios no exige que la mujer sea sacerdotisa, ya tiene un lugar en la Iglesia, y en la actualidad.
Las mujeres en la vida contemplativa son imitadoras de la Santísima Madre de Dios, llevan a la Santísima Trinidad en sus vidas, y muchas de ellas son buenos ejemplos a seguir. Santa Clara de Asís, Santa Teresa de Jesús y muchísimas más, son maestras de oración. Por eso, cuando en una ocasión, San Francisco de Asís, le había padecido una duda, sobre el camino a seguir, fue a Santa Clara de Asís, y se resolvió el asunto.

Y tan llenas de vida que han encontrado en la oración contemplativa, que por amor a Cristo, renuncian comodidades, familias, trabajos del mundo, amistades antiguas, dinero, bienes materiales, pues han encontrado el verdadero tesoro, su perseverancia le ha llevado por los buenos caminos hacia alguna orden religiosa, contemplativa; o, como misioneras a países extranjeros, para llevar las obras de caridad y el mensaje del Señor, siempre unidas a la fe de la Iglesia Católica.

2 comentarios:

  1. Estimado hermano,muy buen compartir la Mujer cumple un papel importante en la iglesia , el papa Benedicto en sus catequesis del año pasado y parte de este dedico un espacio a aquellas mujeres que han dado vida, y de su vidad de unión e intimidad con Cristo, gracias a tanatas mujeres que saben dar el todo por el todo, que día a dia dan lo mejor de ellas, y que gracias ser a las mujeres a quién Jesús se aparece resucitado, gracias.

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    1. Lc 10, 38-42: « Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres.
      Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.»

      Vemos aquí, que Cristo, que María, hermana de Marta y Lázaro, escogió la mejor parte. Y esta mejor parte, la están viviendo hoy día, las almas contemplativas, trabajan en sus monesterios, pero sin las distracciones ni los ruidos del mundo, tan sólo se preocupan de Jesucristo, de abrir el corazón para Dios nuestro Señor. En el mundo, la mujer piadosa y santa, no tiene esa misma entrega que tienen las almas contemplativas. Pero todas aman al Señor, y cada una hace mejor su misión, como Marta, su hermana, que tan preocupada estaba por los quehacerses del hogar, la comida, y el invitado especial que es Cristo. María, sí que estaba centrada en poner toda su atención las dulcísimas palabras de nuestro Dios y Señor Jesucristo.

      Dios la bendiga siempre, hermana.

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