jueves, 30 de enero de 2014

Año Cristiano la BAC como un don de Dios.

Gloria y alabanza a la Santísima Trinidad y a la Santísima Virgen María, Madre de Dios.


Una de las mejores ocupaciones del buen cristiano, entre la oración y los deberes que hacen, debe animarse a conocer la vida de los santos. La BAC [Biblioteca de Autores Cristianos], es la mejor opción que uno puede tener, y no se arrepentirá. La vida de los Santos, su doctrina,
 
 
Así lo explica la BAC



Tras permanecer agotados durante varios años los cuatro volúmenes del Año Cristiano de la colección BAC Normal (n.º 182, 184, 185,186), se ha publicado una nueva edición de esta obra dedicada al santoral del calendario cristiano. El paso de cuatro a doce volúmenes se produce por el notable incremento de biografías ofrecidas; todas ellas situadas en los días fijados para la conmemoración de los distintos santos y beatos por el nuevo Martirologio Romano (2001). Esta nueva edición está dirigida por José Luis Repetto Betes e incorpora, casi en su totalidad, el material incluido en las ediciones anteriores. 
Esta obra sigue el nuevo Martirologio romano que, como edición típica, ha sido publicado el año 2001. Este seguimiento ha hecho que no demos entrada en el Año cristiano sino a los santos y beatos que en dicho Martirologio se recogen, enviando al apéndice las notas biográficas de otros que no están incluidos en él pero que pueden resultar interesantes por celebrarlos, por ejemplo, en su propio de los santos, alguna diócesis española. De todos modos son muy pocos. Igualmente ha obligado el seguimiento del nuevo Martirologio romano a resituar no pocas biografías que en las ediciones anteriores se encontraban en otras fechas y que han sido pasadas al día que ahora se les asigna.  
No es una mera reedición del anterior Año cristiano (publicado en 4 volúmenes) puesto que se ha puesto al día añadido los nombres de muchos santos y  beatos que en estos últimos tiempos han sido declarados tales por la Iglesia, y cuyo número, como es bien sabido, es grande. Se han incluido, también, artículos referentes a los tiempos litúrgicos ya que son parte importante y vital de lo que se llama el año cristiano. Y hemos añadido a cada día su martirologio o lista de los santos y beatos que para esa fecha señala el Martirologio romano. De esta forma cada día puede saber el lector cuáles son los santos que la Iglesia conmemora, y de la mayoría de ellos tiene una nota biográfica, extensa o breve. Al final de cada mes se reseñan los santos de las diócesis españolas y las memorias que celebran. Se completan los tomos con un exhaustivo índice onomástico.
 
 
 
Hay una clase de autores hagiógrafos, cuando intentan contar alguna vida de santo, hay una ausencia total de la verdadera espiritualidad, y lo que exponen entre sus escritos, lo que hay en su corazón, que no es la medida de Cristo sino la del hombre viejo.
 
 
 
No así la BAC que es un don de Dios, como así lo pienso, en cuánto a esta colección del Año Cristiano.
 
 
Hacía muchos años, que para leer vidas de santos, me iba a la biblioteca local, y allí estaban los cuatro tomos, pero ahora se ha ampliado hasta los doce. Y es importante, para los que estén interesados en las vidas de santos, comprar esta colección, porque cuando se agota, menudo apuro, ¿dónde podría comprarse?

Ya tengo, y gracias a Dios, los 6 primeros tomos, pues quiero completarlo antes que se agote.

Muchas veces no se quiere comprender, por tanto, no llegan a valorar a los Santos, que son los amigos de Jesús, reflejos de Cristo Jesús, y se aprovechan de ellos para la propia perdición, Pues van a la caza del "humor de los santos", pero rehúyen del camino espiritual y santidad que ellos han emprendido.

 « … A los santos se les mete cada vez más en las zambras de los videntes, los adivinos, las cartas, las supercherías y las voces de ultratumba. Ahora hay santorales para los agnósticos y santorales de puro humor a costa de los santos que puede alcanzar cotas notables de acidez o de impiedad. ¿No es el caso nada infrecuente de anuncios y montajes publicitario a cargo del santoral y del servicio de cualquier producto en el mercado». (Joaquín L. Ortega. Autor y Director de la BAC, Tomo I).

Si cuando leemos la vida de los santos, no buscamos la presencia de Cristo, estaríamos arruinando nuestra vida, pues ellos mismos, no se ponen en el lugar de Cristo, sino que nos lo presenta, siempre,
 
Del mismo modo cuando leemos las enseñanzas de nuestros pastores, obispos, el Papa... Nos hablan de Cristo, nos exhortan a una conversión auténtica del corazón.
Aunque es cierto que existen sacerdotes muy eficientes, santos y piadosos, no suelen estar siempre en nuestra ciudad, o en nuestro barrio, porque si le pedimos algún consejo espiritual: ¿Cómo es que esto que me dice, no es lo que enseña nuestro Señor Jesucristo ni la Iglesia Católica, y quiere que yo lo lleve a cabo? Pues para eso, tenemos que ser fieles al Papa, a la Iglesia Católica, entonces, aprenderemos también de los libros piadosos.
 

Cuando no tenía siquiera una máquina de escribir, me compré algunos libros de San Alfonso María de Ligorio, entre otros autores santos… En el libro del mencionado santo obispo y doctor de la Iglesia Católica, hay un capítulo que nos habla sobre la lectura espiritual, página, 222.
 
Practica del amor a Jesucristo: (Apostolado Mariano. Sevilla)

No siempre se puede tener a mano al padre espiritual que nos aconseje en nuestras obras, y sobre todo en nuestras dudas; pues la lectura puede suplirlos, suministrándonos luces, enseñándonos el camino para huir de los engaños del demonio y de nuestro amor propio, y para aceptar conocer la voluntad de Dios. Por eso asegura San Atanasio que «no es posible encontrar quien, dedicándose al servicio del Señor, no sea gran amante de la lectura espiritual».

Se comprende, pues, que todos los santos fundadores hayan recomendados tanto este piadoso ejercicio a sus religiosos. San Benito prescribió que todos hicieran lectura cada día, y que dos monjes se encargara de recorrer ese tiempo las celdas, para ver si era observado este punto; caso de encontrar algún negligente en su cumplimiento, quería que se le impusiera una penitencia. Y antes que todos los fundadores, lo había prescrito San Pablo a Timoteo: «Aplícate a la lectura»: Nótese la palabra que emplea: attende; es decir, que por muchos que fueran los cuidados que le exigieran sus ovejas –Timoteo era obispo–, quería San Pablo que se dedicara a la lectura de libros santos, no como de pasada y por breve tiempo, sino aplicándose expresamente a ella con detención.
 
El editor de este libro «Práctica del amor a Jesucristo» añade

• «Los malos libros, junto con los malos programas de televisión, son el peor veneno que el demonio se vale en nuestros tiempos para arrastrar las almas al infierno. Si San Ligorio hubiera vivido en nuestros días, no sé lo que hubiera dicho contra las revistas pornográficas y las inmoralidades de televisión. Claro está que es un pecado gravísimo recrearse en estas cosas; pero el cristiano que ama a Dios y al prójimo por Dios, no le basta salvar su alma huyendo de contemplar esas inmoralidades, sino que ha de hacer cuánto este de su parte para conseguir que esas cosas desaparezcan del país. ¡Que Dios nos ayude a conseguirlo!» (El editor). (Pág. 223. Apostolado Mariano. Sevilla)
 
 
Hay otro autor que dice:
 
«Ratzinger llegará también a la conclusión de que, en teología, los mejores maestros serán los santos, quienes aplican su intuición, su experiencia y su inteligencia lo que creen y aman. » (Pablo Blanco Sarto; Joseph Ratzinger/ Benedicto XVI. –Un mapa de sus ideas— Capítulo 1. BAC) Joseph Ratzinger, un mapa de sus ideas 

Es cierto, a lo que se extiende, que también los Santos, nos enseñan con su testimonio, la mejor forma de adoración al Señor, la oración que siempre debe ser contemplativa. Y el cristiano que contempla a Dios, aún en medio de las labores que hace en este mundo, con su trabajo, estar muy alerta para tener los pensamientos en Dios, es decir, que no debe ocupar el pensamiento, con distracciones, y malos pensamientos, que el tentador intenta ensuciarnos. También el trabajador cristiano y fiel por muy duro que sea su trabajo, puede ser contemplativo. Aunque no del todo, porque son muchas cosas que aunque no queramos, como cuando se acerca un compañero para que le ayudemos o expliquemos determinado asunto... Pero en todo no debemos perder de vista a Cristo. Porque teniéndole a Él, el demonio no tratará de echar basura en nuestros pensamientos.
 
Como vemos, también se nos recomienda, que las mejores enseñanzas, juntamente con la Iglesia Católica, son los santos. En nuestro entorno podemos encontrarnos con "consejeros", que no quiere nuestro bien, sino nuestra perdición, ya que tiene demasiadas aficiones mundanas, y se dejan dominar por respetos humanos. De estas personas, hemos de huír, no darles créditos, sea quien sea. Yo he notado un cierto desprecio al Evangelio de Cristo, terrible cosa es haber caído en la impiedad. Y hemos de orar por la conversión de estas personas. El Papa, ya ha definido el sentido del pecado y del corrupto. Un corrupto nunca busca al Señor con todo su corazón, pero un pecador, busca a Cristo para ser curado.
 
 
El paso de la lectura de la vida de los santos, nos debe encaminar a la verdadera piedad.
 
  • «Consideremos todos los hermanos al buen pastor, que por salvar a sus ovejas sufrió la pasión de la cruz. Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y la persecución, en la vergüenza y el hambre, en la enfermedad y la tentación, y en las demás cosas; y por esto recibieron del Señor la vida sempiterna. De donde es una gran vergüenza para nosotros, siervos de Dios, que los santos hicieron las obras y nosotros, recitándolas, queremos recibir gloria y honor.» (San Francisco de Asís; -Escritos, biografías, documentos- Admoniciones o avisos espirituales, cap.6. Imitación al Señor, página 80. BAC. 1980. Madrid).
 
Santa Teresa de Jesús recomendaba libros de piedad, ella fue una buena lectora, y atenta, San Antonio María Claret, sacó mucho provecho espiritual escribiendo libros, y regalándolos. Las obras de San Agustín, San Alfonso María de Ligorio, San Juan Crisóstomo, y la larga lista de santos y santas, cuando un lector pone atención y respeto, termina por convertirse y santificarse.

Por la lectura de los libros de piedad, San Ignacio de Loyola, inició el camino de la santidad, otro cuando entró en un monasterio, según  cuenta San Alfonso María de Ligorio, sintió la llamada del Señor cuando empezó a leer uno de los libros que había en una salita de espera, y con su compañero ya dejó sus servicios al rey de la tierra para dedicarse a la Santa Obediencia, en aquel convento.

hemos de procurar leer y meditar libros de piedad, porque el Señor quiere decirnos algo para nosotros, su alegría, su amor.
 
El problema de que hoy día, no hay tantas vocaciones, es la televisión, el cine, con frecuencia se ve a muchachos y muchachas con auriculares, escuchando la fealdad que les ofrece el mundo, pero si pusieran algo de atención en desear oír a Dios, renunciarían inmediatamente a las cosas mundanas.
 
Los santos nos ponen las ideas claras, son de gran ayuda para nuestros días. Debemos pedir al Señor que nos conceda su Gracia, porque de esta manera no nos equivocaremos al comprar determinados libros.

Hay otras personas que compran libros que no son admitidos por la Congregación de la Doctrina de la Fe, Desgraciadamente, hay sacerdotes y religiosos cuyos escritos ponen al lector, el riesgo de perder su alma. Son escritos heréticos, y se ha de tener mucha prudencia a la hora de comprarlo,

Insisto, que hemos de estar muy atentos a lo que nos enseña la Santa Madre Iglesia Católica, así saldremos ganando y salvaremos nuestra alma.

Que el Señor te llene de muchas bendiciones, y te proteja la Santísima Madre de Dios, y ruego que reces por mí, que me hace mucha falta.

1 comentario:

  1. Grandes recomendaciones para la lectura que a buen seguro fortalecerán nuestra Fe y nos harán comprender muchas cosas, al igual que nos servirán como ejemplo para nuestro propio caminar. Gracias José Luis. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amigo.

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