jueves, 12 de septiembre de 2013

Pío XII: «Consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María»

 
 

¿Cómo podemos ayudar a que las guerras puedan ser evitadas sin oración?

Por ejemplo, algunos pretenden que haya paz en el mundo, a costa de provocar guerras, no oran. El aborto es un medio eficaz de Satanás para el crecimiento del odio y todo tipo de delitos.

El cristiano que se corrompe en la mundanidad, termina por ceder al príncipe de las tinieblas, la idolatría, por lo cual tengo  bastante escrito sobre el tema.

Nosotros no podemos sembrar obstáculos que destruyen nuestra vida y la vida de los demás. Por el contrario, si queremos paz cualquier sitio, es importante que nos dediquemos a la oración día y noche, nuestra ocupación debe ser que seamos fieles a la Voluntad de Dios.

 ¿Nos seguimos preparando como la Iglesia Católica a consagrar al mundo al Inmaculado Corazón de María? Pues sería desinterés si aún no hemos comenzado, pero hay tiempo. Algunos ya están en este camino de preparación. Oración, humildad de corazón, importante la confesión de nuestros pecados, respeto profundo en la iglesia, donde es la Casa de Oración para todos los cristianos.
A la verdad, no sería preparación si el alma cuando va a la iglesia, a la Santa Misa, y está mas tiempo lejos del Señor con el corazón y la mente, por mil distracciones vanas, hablar por el móvil si suena, interrumpiendo la Santa Eucaristía.
 
Yo ruego por la caridad de Cristo, que todos los hijos e hijas de la Santa Madre Iglesia Católica, nos tomemos muy en serio esta consagración que el Papa Francisco hará dentro de poco, en el mismo Año de la fe. Iniciado precisamente el 11 de octubre de 2012 por el Santo Padre Benedicto XVI, Emérito, y terminará el 24 de noviembre de 2013 por el Papa Francisco. Pues no creo que sin fe se pueda vivir este año de la Fe, si no hay fe, ¿qué celebra? Y la Nueva Evangelización, que no es sino retornar a las raíces propias del Evangelio de Cristo Jesús y tal como lo enseña el Concilio Vaticano II.
Lo que queda de este mes, hasta la importante que el Papa Francisco a señalado, me parece que sería una buena idea que nuestros pastores sobre este acontecimiento espiritual, pues es un bien para cada uno de nosotros.

No me digas hermano, que tienes fe, porque si tu corazón tiene afición a la mundanidad, no eres cristiano, también lo dijo el Papa Francisco, sino un idólatra. Y parece que no quieres arrancar la idolatría de tu vida.

Cada vez nuestro tiempo en esta  vida se va acortando, un día menos, otro día menos, otro día menos… que nos estamos acercando a la eternidad. Y la eternidad no existe el final, para bien o para mal de nuestra alma.

¿Cómo me gustaría a mí que fuera mi muerte? ¿Viviría despreocupado por la oración y la salvación de mi alma? ¿Quién es el alma que se sentiría feliz al presentarse a Dios con las manos vacías?

¿Orar por todos los hermanos y hermanas, por la paz del mundo, con verdadero sentimiento de humildad, no esperando en este mundo nuestra recompensa. Sabemos que necesitamos negarnos a nosotros mismos para comprender mejor a Jesucristo nuestro Señor, lo que nos está diciendo a cada uno. Y lo que nos dice, lo tenemos claramente explicado en la Santa Biblia, Nuevo Testamento, en nuestros sacerdotes y obispos que están fielmente unidos al Sucesor de Pedro, ellos también nos adoctrinan.

Necesidad de que estemos unidos con el Papa, y lo estaremos millones y millones por la consagración del Mundo al Inmaculado Corazón de María Santísima.

Si deseamos que esta consagración que se aproxima, en nosotros mismos, en nuestras propias personas, haya abundante de frutos espirituales, no podemos hacer, que después de haber orado con el Papa, no es posible, que retornemos al vómito de la mundanidad del Maligno. Si así sucediera, significa, que tal corazón no se ha unido al Corazón de María, y por eso se echa atrás, para seguir enlodándose en las inmundicias de la idolatría y mundanidad.

No creo que sea conveniente para nosotros, seguir ignorando las Sagradas Escrituras, pues sería como aquel siervo inútil, que enterró su talento bajo tierra, y ni siquiera le valió el testimonio de sus compañeros para aumentar sus talentos.

«Consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María»

PIO XII ( 31 DE OCTUBRE) 
El 31 de octubre de 1942, día de la clausura solemne del Jubileo de las Apariciones de Fátima, el Papa Pío XII habla en la radio, ofrece al mundo el Corazón Inmaculado de María para responder al llamado de nuestra Madre del cielo. Renueva ese gesto importante el 8 de diciembre de 1942. En 1944, en plena guerra mundial, el mismo soberano pontífice consagraba todo el género humano al Corazón Inmaculado de María para ponerlo bajo su poderosa protección.  Con motivo de esta misma ceremonia, decreta que la Iglesia entera celebraría aquel año una festividad en honor del Sagrado Corazón Inmaculado de María para obtener la intercesión de la Santísima Virgen,

la paz de las naciones, la libertad de la Iglesia, la conversión de los pecadores, el amor a la pureza y la práctica de las virtudes.” “Ante tu trono nos postramos suplicantes, seguros de alcanzar misericordia, de recibir gracias y el auxilio oportuno... Obtén paz y libertad completa a la Iglesia santa de Dios; detén el diluvio del neopaganismo; fomenta en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, para que los que sirven a Dios aumenten en mérito y número” 

El 4 de mayo de 1944, aprobó la Misa y Oficio del Inmaculado Corazón de María, pedida por Sor Lucía, vidente de Fátima, el 12 de diciembre de 1940 en una carta, por petición de los obispos de Portugal. El antecedente más directo fue la tercera aparición de Fátima, en 1917 la Virgen le dijo a Lucía Martos, la niña vidente:

Nuestro Señor quiere que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado. Si se hace lo que te digo se salvarán muchas almas y habrá paz; terminará la guerra... Quiero que se consagre el mundo a mi Corazón Inmaculado y que en reparación se comulgue el primer sábado de cada mes... Si se cumplen mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz... Al final triunfará mi Corazón Inmaculado y la humanidad disfrutará de una era de paz.”

EN CADA EPOCA HA PREDOMINADO UNA DEVOCIÓN En el siglo I, la Theotocos, la Maternidad divina, como réplica a la herejía de Nestorio. En el siglo XIII, la devoción del Rosario. En el XIX, la Asunción y la Inmaculada. A mediados de ese mismo siglo se fue extendiendo la devoción al Inmaculado Corazón de María, adelantada ya por San Bernardino de Sena y San Juan de Ávila; y en el siglo XVII, San Juan Eudes. San Antonio María Claret, fundó la Congregación de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, en el XIX. Y en el siglo XX, alcanza su cenit con las apariciones de la Virgen en Fátima y la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María. En Fátima la Virgen manifestó a los niños que Jesús quiere establecer en el mundo la devoción a su Inmaculado Corazón como medio para la salvación de muchas almas y para conservar o devolver la paz al mundo. La Beata Jacinta Marto, le dijo a Lucía: "Ya me falta poco para ir al cielo. Tú te quedarás aquí, para establecer la devoción al Corazón Inmaculado de María".

También se lo dirá después la Virgen. El año 1942, después de la consagración de varias diócesis en el mundo realizada por sus respectivos obispos, Pío XII hizo la oficial de toda la Iglesia, con lo que la devoción al Inmaculado Corazón de María se vió confirmada y afianzada. Y después Pablo VI y, sobre todo, Juan Pablo II, que respondió en Brasil, cuando le dijeron: “Santo Padre, agradecemos a Dios, sus trece años de pontificado”: -“Tres años de pontificado y diez de milagro”. Él ha sido el Pontífice que ha acertado a cumplir plenamente el deseo de la Virgen, cuyos resultados se han visto con el derrumbamiento del marxismo y la conversión de Rusia.

LAS CONSAGRACIONES Pío XII, que ya en los años de su pontificado era universalmente señalado como el Papa mariano y con esta denominación ha pasado a la historia, tiene algunos hitos de su vida marcados por la presencia de María, como, por ejemplo, fue consagrado obispo el mismo día y a la misma hora en que la Virgen se aparecía en Fátima: el 13 de Mayo de 1917; tuvo como un acto histórico de su pontificado la consagración del mundo que hizo a María en 1942, en el 25º apariciones de Fátima en un radiomensaje, y la renovó el 7 de Julio de 1952, en esta hace particular consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María como lo había pedido la Virgen a los pastorcitos de Fátima.  El 21 de Noviembre de 1964 Pablo Vl renueva la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, Madre virginal de Dios. El 13 de Mayo de 1982 Juan Pablo II realiza en Fátima la consagración del mundo, que renovará el 25 de Marzo de 1984 en la plaza de San Pedro ante 200.000 personas y arrodillado ante la imagen que se venera en la Capelinha de las Apariciones en Fátima, que se había trasladado privadamente a Roma para esta consagración. En una de sus partes el Papa le dice a la Virgen en Fátima:

“¡Oh Madre de los hombres y de los pueblos!... acoge nuestro grito, que, como movidos por el Espíritu Santo, dirigimos directamente a tu Corazón, y abraza, con el amor de la Madre y de la Esclava, a este mundo humano que te entregamos y te consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y eterna de los hombres y de los pueblos. De manera especial te entregamos y consagramos aquellos hombres y aquellas naciones que más particularmente necesitan esta entrega y esta consagración”...

De esta manera la última consagración realizada por Juan Pablo II es considerada por la Hna. Lucía como completa, porque: "La ha hecho públicamente en comunión con todos los Obispos que con su Santidad se unieron al pueblo de Dios, Cuerpo Místico de Cristo; la ha hecho al Corazón Inmaculado de María, Madre de Cristo y de su Cuerpo Místico, para que con Ella y por Ella con Cristo pudiera ser llevada y ofrecida al Padre para la salvación de la humanidad".   

Diócesis de Turín, Milán y el País Ecuador consagrados al Corazón de María. El día 21 de Junio de 1855, el Papa Pío IX concedió la aprobación a una Misa y Oficio en honor al Purísimo Corazón de la Santísima Virgen María promulgado por la Sagrada Congregación de Ritos. En 1891, los obispos de Turín y Milán comenzaron un movimiento en favor de la Consagración de las diócesis de Italia al Inmaculado Corazón de María. Este proyecto apareció por primera vez, en el Congreso Mariano de Turín, en 1898, aparentemente por la iniciativa del mismo Papa, en su carta del 22 de agosto de 1898. Fue aprobado unánimemente por el Congreso y se le pidió al Santo Padre que consagrara Italia al Inmaculado Corazón de María. El 12 de diciembre de 1898, la Sagrada Congregación de Ritos aprobó la fórmula de consagración propuesta, –no sólo para las diócesis que la pidieron–, sino para todas aquellas que pidieran permiso en el futuro. La primera nación que se consagró oficialmente al Corazón de María fue la República del Ecuador, el 6 de agosto el año 1892, siendo su presidente el Dr. Luis Cordero. Los Obispos Ecuatorianos publicaron entonces una pastoral colectiva cuya primera parte rezaba así:

Como pastores que somos de esta iglesia, consagramos solemne e irrevocablemente la República del Ecuador al corazón purismo e inmaculado de María, obligándonos a reconocer desde hoy a la madre divina del redentor por patrona, abogada y protectora especial de nuestro pueblo, y nuestra intercesora eficaz ante el trono de las misericordias”.

Anteriormente, ya el Ecuador se había puesto bajo el Patrocinio del Purísimo Corazón de María (a principios del siglo XIX) por decisión del Episcopado. Pasaron decenas de años para que esta consagración fuese ratificada por el Honorable Congreso en la fecha señalada. En esa oportunidad, en el documento que se firmó se denominó al país con el nombre de: La República del Inmaculado Corazón de María acto de consagración al Inmaculado Corazón de María (Papa Pío XII)

¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón. En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la Santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades. Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en la horrenda carnicería, tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente. Vos, oh Madre de misericordia, impetradnos de Dios la paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la paz. Reina de la paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la paz por que suspiran los pueblos, la paz en la verdad, en la justicia, en la caridad de Cristo. Dadle la paz de las armas y la paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el reino de Dios. Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; concédeles la paz y haced que brille para ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Dad la paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen (hoy quizá oculta y retirada para mejores tiempos), y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el único verdadero Pastor. Obtened paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, a fin de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios. Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en El todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a Otro de la tierra, el eterno Magníficat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, en sólo el cual pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.


 
Ahora fijémonos en esta foto...

Para saber más, aquí:
Multitudinaria procesión en la capital del Ecuador - Caballeros de la Virgen 
 

 
Tenemos tanto que hacer por amor a Cristo, que no podemos permanecer como si nada.
La consagración de los obispos ecuatorianos (1892) vemos aquí la gratitud de todos estos agradecidos hijos e hijas de Dios. Cada año renueva la consagración.
 
La cantidad de devotos de María, pero hemos de tener en cuenta, que la verdadera devoción no permite apego a lo mundano, sino que para alcanzarlo, debemos excluir de nuestro corazón, todo apego, el deporte, los eventos paganos de los animales como fiestas nacionales o populares, que esto es ir en contra de la realidad, y embrutece el corazón, no conviene.
 
Quiere la Santísima Madre de Dios que oremos todos los días, Jesús nos lo ha pedido ya en el Evangelio y los Santos Apóstoles, y María insiste que no debemos dejar de orar, y hacer sacrificios, penitencia, son remedios saludables para nuestra vida en lo temporal y para la eternidad.

No es tu mundo ni el mío, nuestra Patria está donde está Dios, el cielo, en el mundo estamos de paso, como una aduana de paso a la eternidad, es un valle de lágrimas.
 
Nuestra recompensa está en manos de Dios, y el mundo que debemos respetar por ser una obra de Dios, no significa que debemos amar al mundo, pues de hacerlo, uno terminaría siendo idólatra para dedicarse a muchas actividades de aquellos que no aceptan a Dios ni esperan recompensa eterna.
El mundo jamás fue creado para que la gente cometiera pecado alguno, el pecado destruye la fe del alma, no la dispone para comprender al Espíritu Santo, el pecado es la mayor desgracia que existe en esta realidad, es infinitamente peor que los terremotos, inundaciones, sequías, huracanes, y cualquier otra adversidad, pero que suele repetirse con frecuencia por la mala disposición del corazón inclinado al pecado.
 
Cuando un alma deja de respetar el mundo, no solamente destruye la imagen de Dios sobre sí, sino que mata a todo ser viviente, la causa, que se ha convertido en un ministro, agente del Maligno. Pero la vida del ser humano no está hecha para dañar a nadie.

Hacer que el mundo vaya a mejor cada día, depende de cómo nos entreguemos al Señor nuestro Dios. Porque si echamos a perder nuestra vida, en tantas mundanidades, seremos nosotros que estamos precipitándonos hacia el fracaso, y no hay freno si dejamos la oración del corazón. Solamente con la oración, el Señor nos ayudará en todo lo demás que no podamos. Preocupémonos únicamente para complacer a Dios nuestro Padre, todo lo demás es basura.

Por eso, mis buenos hermanos, debemos ser fieles, perseverar en la Santísima Voluntad de Dios. ¿Y después de la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, qué se hará?

Pues lo mismos que están haciendo en la actualidad, tantos hermanos y hermanas fieles a Cristo y que tiene gran amor a la Iglesia Católica. seguir rezando.

¿Ha pasado el tiempo de oración que el Papa celebró en Roma por la Paz en Siria y del mundo entero? ¡De ninguna manera!, los verdaderos cristianos continúan orando por la paz, no lo quieren dejar el resto de sus vidas, Y buen ejemplo para todos, ser perseverantes, si ellos, nuestros hermanos y hermanas siguen orando, es porque se han negado así mismo por amor a Cristo.


«Este es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo y por la ciudad santa» (2 Macabeos 15,14).
 
 «…Revestíos de la humildad, en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, más da su gracia a los humildes». (1P. 5, 5).
 
El verdadero orante, el que ama con toda su alma a Dios, y sigue los pasos de Nuestro Señor Jesucristo, no tiene tiempo para cosas mundanas que solamente satisfacen a los que no buscan un sentido espiritual en su vida. La oración perseverante nos ayuda a crecer en la verdadera humildad,
 
No tenemos necesidad de orar por aparentar, que la oración bien hecha, únicamente la conoce el Señor nuestro Dios. Y es ganancia para nosotros.
 
 Yo pienso que en España, en todo el país creyente, que nuestros obispos debería consagrarla a los Sagrados Corazones de Jesús y María. Por lo que sé. España ha sido dos veces consagradas al Corazón de Jesús, pero debería hacerse en este caso, a los Sagrados Corazones.

España tiene raíces profundamente católicas, no hemos de olvidarlo, pues los que están en enemistad con Dios, no son capaces de decir la verdad, es como el mismo demonio que todo lo arrasa, se siente molesto por la presencia de Dios en cualquier parte.

Por eso, insistiendo, que los obispos deberían renovar la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, cada año; o bien, iniciar la consagración como queda dicho, a los Sagrados Corazones, Cristo Jesús y María Santísima. Cuando el Papa Francisco rezó por la paz mundial, el Espíritu Santo, llevó a otras personas al Vaticano, y personas no católicas, y según se ha dicho, llegaron a adorar a Cristo, arrodillándose, yo no lo pude ver por la televisión. Pero sí que la oración cuando se quiere hacer bien, el Señor sabe como hacer el resto, y el Papa Francisco nos ha dado una lección de unidad.

Hemos de rezar, que nuestra ocupación sea la oración, que si perseveramos, las imperfecciones de nuestra oración, se irá purificando, dejando atrás las imperfecciones para comenzar a orar en espíritu y verdad. Insisto, la oración se hace más perfecta, aún cuando en la sequedad no dejamos de orar con toda el alma.