jueves, 28 de mayo de 2015

En la misión de dar la esperanza que salvará a los hombres

Al comienzo de cada día, abrimos nuestro corazón al Señor, para darle gracia, y suplicarle que nos ayude, y acudimos piadosamente a la Madre de Dios.
Muchas personas no creen en Dios, y pasan en este mundo en vano, y lo mismo le sucede a tantos otros cristianos, por una parte dicen creer en Dios, pero seguidamente viven como si no creyeran, sus obras les delatan que se encamina hacia la eternidad de los que no quieren creer.
 
 
Pues sí, hermanos, Dios existe y nos ama, se preocupa mucho de nosotros, quiere nuestra felicidad, y es cuando comprendemos esta realidad cuando nos limpiamos interiormente.
 
Uno de los problemas de no querer creer en la existencia de quien Existe, es que está dominado por sus propios vicios y pecados, incluso el lenguaje del pecado, son las palabras altisonantes, por lo que se aprovecha nuestro enemigo infernal, para tenerle bien sujeto. Quien habla mal, inmoralidades, obscenidades, palabras de doble sentido, chistes contra la fe católica, se hace lengua del demonio, y en esta actitud, su vida es un ir de mal en peor.
 
Creer en Dios nos hace más personas, más humano, quien no cree en Dios comete infinidad de desvaríos, viven en la mentiras, si son profesores, cuentan mentiras, y los alumnos tienen que creer esas mentiras como si fueran verdades, se embrutecen, se deshumanizan. Quien no cree en Dios se vuelve cruel e hipócrita con el prójimo, por ejemplo, los maltratadores, los blasfemos, etc.

Muchos de los que han dejado de creer, recibieron el sacramento del bautismo, y posiblemente la Sagrada Comunión, pero el abandono de la oración, de los sacramentos, cayendo en la mas espantosa tibieza, se adentraron más en la oscuridad de sus tinieblas; vicios y pecados, renunciaron a Cristo por satisfacer sus propias iniquidades.
 
El ateísmo no tiene ninguna cosa buena, todo es inmundo y abominable, en el ateísmo se practica toda clase de libertinaje, pactar con la mundanidad, disfrutar del pecado del mundo, muchos cristianos desgraciadamente hacen eso. Si se tomaran la vida del Evangelio como se toma su entrega al mundo, dejarían de ser mundano, y se convertirían a Cristo y amarían a la Iglesia Católica. Muchos lo han conseguido gracias a que se dejaron guiar por el Espíritu Santo de Dios. Y entre ellos: ateos, sectarios, dejaron de serlo al encontrar el verdadero camino de la felicidad, que nada tiene que ver con la mundanidad.
 
Bueno, hermanos, bastante paciencia tenéis al leer mis pobres palabras. Pero ahora, escuchemos al Arzobispo de Madrid.

Dios es amor, y creer en Dios tiene toda clase de beneficios, no existe nada malo creer en la Verdad. No mi verdad, sino la de Dios, no la verdad de aquel, sino la de la Santísima Trinidad y que se manifiesta en la Iglesia Católica. Quien no cree en la Iglesia Católica como medio de salvación eterna no puede creer en Dios, ese tal se engaña así mismo.
 
Se engañan así mismo, no solamente los ateos, también los que se inclinan por las costumbres ateas, cristianos de corazón pagano, pero vacíos de Dios, cuando en fechas de Semana Santa, Navidad, y otras celebraciones religiosas, prefieren huir de los momentos de piedad, momentos religiosos, y por las carreteras se dirigen hacia otros lugares, nunca llegan a la playa los que no se esperaban morir repentinamente por las carreteras.
 
La causa es que no quieren creer a Dios, pues todo el mundo tiene la posibilidad de creer, si quiere obrar el bien, pero los obradores de iniquidad son ciegos incurables. El ateo carece de verdadera inteligencia.


El Señor nuestro Dios siempre te bendiga, hermano, hermana, y a vuestros seres queridos y amistades. Y María Santísima que es Madre de Dios, siempre nos proteja a todos de las incomodidades del tentador.