domingo, 5 de agosto de 2012

Testimonio: Kirstin Holum: cambia el deporte por Dios

--"José Luis, yo no pienso leerte más, porque soy aficionado al deporte, y me duele que digas esas cosas, además, el Papa ha dicho que la Iglesia mira con simpatía las Olimpiadas"--

No hemos de olvidar que para ganarnos el Reino de los cielos, necesitamos hacer renuncias, pues dice el Señor:


  • Mt 11, 12 «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.»

Una persona deportista, cualquiera que sea, que es devota de la Santísima Madre de Dios, crecerá en la perfección y santidad.

Yo he visto fotos de algún obispo y sacerdote que es deportista, pero por encima de su propio deporte, ama profundamente al Señor, y todavía, siguen trabajando con su misión evangelizadora; en este sentido, el deporte que practica no le aparta del Señor. Pero necesitamos trabajar por la perfección y santidad cristiana; y esto el deporte, no nos puede ayudar. Cómo tampoco me ayudaría a mí, mi afición por la fotografía, y necesito dedicar más tiempo a Dios que a la fotografía.

Muchos se ensombrecen cuando gozan de la gloria mundana, por eso, sólo los más valientes, hacen renuncia a estas glorias que corrompen, y van tras la Gloria de Dios.

Hemos de tener en cuenta que el deportista es una persona, en un momento el deporte puede agradar al deportista, pero a la medida y una entrega generosa a la Voluntad de Dios, se inclina más por Dios que por las cosas de este mundo. Kirstin, por encima del deporte, tenía otra ventaja, su amor y devoción a la Madre de Dios, en Fátima, su corazón se abrió de tal manera, y es que había encontrado el tesoro precioso de la vocación.

Yo, un aprendiz de fotografía, me gusta las fotos, y últimamente me estoy dedicando más a las grabaciones y edicione de video, pero por encima de estas aficiones, siendo la fotografía un arte, por encima de este arte, amo al Señor y a la Iglesia Católica, es lo que me ayuda a seguir adelante, ofrecer lo que tenemos para mayor gloria de Dios y bien de todos nuestros hermanos.

El Papa ha dicho, que la Iglesia mira con simpatía a las Olimpiadas, ya que son unas fechas especiales, en que los pueblos pueden unirse como buenos hermanos, y no entrar de ninguna manera en conflicto. Si el deporte lleva al alma a Dios, será muy bueno.

Todo deportista puede amar a Dios, por encima de lo que el mundo le ofrece, cuando esto es así, el corazón de aquel o aquella deportista, siente la necesidad de decir  «SÍ» a Dios,

El mundo, ni la prensa ni la televisión laicista valoran que haya deportistas que se han encontrado con Dios y no quieren separarse más de Él.

Pero es importante que el deportista se sienta totalmente libre, para la oración, para tener un tiempo importante en la entrega personal y diaria a Dios, nada de este mundo debe anteponerse ante el Amor de Cristo.