2º. Corintios 7,1: «Teniendo,
pues, estas promesas, queridos míos, purifiquémonos de toda mancha de la carne
y del espíritu, consumando la santificación en el temor de Dios.»
1º. Tesalonicenses 4.3-5: «Porque
esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de la
fornicación, que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y
honor, y no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a
Dios. »