jueves, 6 de junio de 2013

Quien es amigo del mundo es un idólatra

He leído que algunas personas dicen que las palabras de Jesús son duras, y las del Papa Francisco. Nada más lejos de la realidad, yo no he encontrado palabras duras.

Ni siquiera cuando yo vivía sin demasiado interés por la vida religiosa, nunca he tenido malos pensamientos contra la Palabra de Dios, a pesar de las inmundicias abominables de mis pecados y vicios, de los cuales, aún no estoy convertido, pues el tentador no duerme, no reposa, pero nosotros hemos de estar alerta.

Nunca se me ocurrió decir sobre las palabras que leemos en la Santa Biblia, o la que nos enseñan los Santos Padres y Doctores de la Iglesia Católica hasta el actual Papa Francisco: "qué palabras tan duras dice...", si yo dijera esto, no habría aceptado la llamada del Señor.


Si algunas de las palabras que el Señor habla en la Sagrada Escritura parecen que son duras, es porque ese corazón no se ha abierto al Amor de Cristo, y lo mismo cuando dicen del Papa Francisco, "son palabras duras". No son palabras duras, sino medicinales, que nuestro hombre viejo e impertinente, que el corazón mundano es incapaz de aceptar toda virtud cristiana.
 
No es verdad que las enseñanzas de los Papas sean duras, no es verdad. La causa de pensar así, es porque se sienten aludidos, viven según el mundo y necesitan desahogarse diciendo mentiras como esas. No es de extrañar tampoco, que haya lectores… que piensen, lo que ya he referido, que yo no tenía que escribir así. Sin embargo, ellos se motivan por los respetos humanos, quedando como enemistados con Dios.
Cuántas veces he insistido de la obediencia a las normas litúrgicas. No es del agrado los que ya han determinado para celebrar la Liturgia en contradicción al Magisterio de la Iglesia Católica, y parece que les duele, que yo recuerde la importancia de la Santa Obediencia a la Iglesia Católica. Eso sí, no hago desprecios a sus personas, ni a su vocación. Al no hacerlo, no complazco ni al mundo ni al demonio, ni a los amigos del mundo que algunos, por decirlo así, que patalean, y parece que se hunden.
No hermano, no te hundas, vuelve tu corazón a Dios, obedece y la alegría del Espíritu Santo, te hará volar más alto, donde está Dios que a todos nos ama. Vive la alegría de Cristo en la paz y en la dulzura de la Santa Obediencia. Jesús y María Santísima te muestran sus manos para sacarte, para sacarnos de nuestras miserias. 
Y es que no dejo de maravillarme de sus enseñanzas, que son de acuerdo con el Espíritu Santo. ¿Recuerda que me dijo, que todo lo que hay en el mundo es bueno? Sin duda alguna es por el olvido del Evangelio, pues claro, que la afición de usted ya no deja tiempo para la oración del corazón ni la meditación del Evangelio. Me dijo una serie de cosas que se oponen a la Voluntad de Dios, pero que yo nunca he creído, pues lo que creo es en la Voluntad de Dios y en la Iglesia Católica.
Fíjese, hermano… cómo el Papa una vez más nos anima a que despertemos de nuestra pereza, tibieza, letargo de muerte, cuando nos habla de la idolatría.
Pero estoy convencido, que cuando la raíz de alguna afición al mundo deportivo, no se considera idolatría, pero a la luz del Espíritu Santo, sí que lo es, y claramente el Nuevo Testamento nos habla. Sinceramente, he dejado de creer en quienes han cambiado el Evangelio de Cristo por las aficiones deportivas, más aún, es que nunca he llegado a creerles, porque no son ellos los que me han sacado de las tinieblas, sino Nuestro Señor Jesucristo, la Santísima Virgen María, y la Santa Madre Iglesia Católica, y claro, los Papas me han traído la luz de Cristo a mi vida, por esta razón, mi rechazo a la idolatría no tiene remedio. No sería cristiano si yo fuera aficionado a determinado equipo, estaría traicionando al Amor de Dios, estaría negando el Amor de Dios.  
Reflexionando en las palabras del Santo Padre Francisco, hay “cristianos”, que por no serlo con toda su alma, no puede entregar todo su corazón a Cristo, ya que lo ocupa en cosas opuestas a la voluntad adorable de Dios.
Nosotros creemos que hay un solo Dios, pero los “cristianos aficionados a la mundanidad”, y en esto está la inhumanidad de los festejos taurinos, que son eventos claramente paganos, no cristianos; del mismo modo las ferias, los circos; los mundanos tratan de engañar, de seducir para que las almas dejen la oración, la contemplación, las obras de caridad. Porque con el dinero que se puede dar a los pobres, se les está robando, cuando incluso, se compra cigarrillos, entradas para el cine, y cualquier otras cosas que no están de acuerdo con la Voluntad de Dios.
Consideremos, que todo cristiano que disfruta de la mundanidad, está poniendo en riesgo la salvación eterna de su alma, pues no se puede rezar al mismo tiempo que grita eufóricamente, o lanza alaridos cuando están “contemplando” un partido de futbol. Un cristiano que come y bebe con los infieles, en la mesa del diablo. Un cristiano que se presenta todo sucio, porque por la mundanidad ha perdido la Gracia de Dios, y no reconoce la vergüenza que le ha llevado su pecado:
Mateo 22, 11-14: «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno  que no tenía traje de boda, le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?”
Él se quedó callado.
Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.” Porque muchos son llamados, más pocos escogidos
 Debemos identificarnos sobremanera en Cristo Jesús para que seamos reconocidos. Tenemos que renunciar todo aquello que no nos ha pedido el Señor nuestro Dios. 
            Ahora meditemos atentamente las palabras del Papa Francisco: