lunes, 30 de julio de 2012

La Nueva Evangelización: Regreso al Amor Primero

Los cristianos hemos de estar muy preparados para cumplir bien nuestra responsabilidad de bautizados, nos debemos enteramente a Jesucristo, como ya he dicho en otras ocasiones.

El corazón que esté apegado al mundo, tiene una señal de muerte, 'señales de muerte" cuando el alma no vive conforme a los deseos de Jesucristo.

La Nueva Evangelización se supone que ya esté claro, pero no todos los cristianos viven la libertad que Cristo le ofrece.

El objetivo del cristiano, no son los juegos ni los deportes que ofrecen este mundo, sino amar a Cristo con el mismo sentir de la Iglesia Católica, cada uno dentro de nuestra vocación a la santidad, por la que el Señor nos ha sembrado gracias al sacramento del Bautismo.
He copiado la noticia que leeremos, pues muchas veces, no es fácil reencontrarla en la misma web como he comprobado con otras, no obstantes, esta es su fuente:

Reflexión sobre el deporte; testimonio de conversión de María Luisa Ruiz-Jarabo

Ya había referido en distintas ocasiones, que el deporte es una oposición a la vida que el Señor Jesús nos pide si queremos ser salvado.

El cristianos debe tener más conocimiento de Dios, estudiando las Sagradas Escrituras, en la oración constante, diaria, en el recogimiento interior, que es el camino para vivir los verdaderos valores cristianos, algo que no tiene relación con los deportes.



Estamos en la temporada de las Olimpiadas, es temporada para hacer menos oración, menos dedicación al Señor, dejar al margen a Dios, en consecuencia, una tragedia para el alma.

El Papa en cierta ocasión en una audiencia, habló con un grupo de esquiadore, le hablaba sobre los valores cristianos en el deporte del esquís, pero no siempre los deportistas están por la labor de una búsqueda sincera  de valores cristianos en su deporte, pues si de verdad quisieran encontrar y practicar los valores cristianos, se verían en la necesidad de renunciar a las actividades deportivas por su procedencia del paganismo.


Y viendo y escuchando una entrevista de una esquiadora, cuenta que ella, aunque cristiana, lo que menos pensaba era en esos valores cristianos, porque se confiaba más en sus propias fuerzas. Reconoce que cuando practicaba el esquí, se sentía vacía de Dios, pero el Señor que la amaba, como nos ama a todos, sabe poner las cosas en órden, como ella lo cuenta. Es un testimonio muy valiente, y aquel accidente, le hizo crecer su amor y agradecimiento a Dios. Lo cuál en el deporte no podía hacerlo.

Ahora está en una silla de rueda, tetrapléjica, y es cuando dice que se siente más libre que antes, y la felicidad, la serenidad, la paz se ve en su rostro.