viernes, 3 de agosto de 2012

De las Olimpiadas al Seminario

¿Otra vez José Luis se va a meter con el deporte?

Mis buenos hermanos, si el deporte nos acercara a Cristo, sería distinto, pero hasta los mismos deportistas reconocen, aquellos que se encuentran con Cristo, que, como deportistas, se sentían vacíos, "aburridos", pues el deporte no llena la vida a nadie, sino que lo deja en una oscuridad terrible, espantosa; sin tiempo para la oración; el tiempo que tenían libre, era para otros asuntos nada sano... Si alguien dice: "Yo hago deporte, y soy feliz..." es que todavía no se ha encontrado con Cristo, pero en el momento en que lo encuentra, por amor a Cristo y a la verdad, dirán algo parecido a la de otros deportistas convertidos al Señor, se maravillará de lo que es la felicidad, de la paz, del gozo en el Señor. Pero mientras no tenga su corazón bien dispuesto para comprender que el Señor, le puede estar llamando en ese momento, "el mundo me hace feliz", lo dirá públicamente, pero en lo profundo de su corazón, sabe muy bien que no es feliz, y no lo reconocerá públicamenete por el momento. Ahora es el momento para seguir a Cristo y amarle con todas las fuerzas de nuestro corazón y nuestra alma, teniendo en cuenta que es Dios que ha bajado del cielo para salvarnos, llevarnos con Él a la Gloria eterna.


En el instante en que sentimos la llamada del Señor, es ahora, porque aplazarlo para otro dia, nuestra vocación se convertiría en egoísmo, en servir al Señor dentro de la tibieza, y eso no es nada bueno. Seguir al instante al Señor es de gran provecho, porque en nuestras dificultades, nuestros problemas tienen pronta solución y remedio.

En la llamada del Señor, es necesario al instante, despojarnos de todas las cosas que no corresponde a su llamada, a su amor eterno hacia nosotros.

Aunque algunos conocemos lo que los Santos Papas ha dicho sobre el deporte, la realidad, es que los deportistas, incluso creyentes, reconocen que no son felices, anteriormente: el testimonio de conversión de María Luisa Ruiz-Jarabo que no era muy feliz cuando estaba metida en el deporte, uno de los más tranquilo y con observación a la naturaleza, el esquís; ahora un nuevo testimonio, que podemos leer, nuevo testimonio de conversión al Señor, también de la Tierra de María, de la España religiosa, pero que en su actividad deportiva, tampoco encontraba la hermosa ocasión de rezar, de dedicarse al Señor, sintió esa llamada divina a dejarlo por el Reino de los cielos, quiere entrar en el seminario, quiera Dios, como sí lo quiere, que después de esa decisión, no se eche atrás y lo consigua, es otro buen ejemplo de que servir al Señor se aprende amar a los hermanos y hermanas, que cuando la vocación es sincera y humilda, el egoísmo no forma parte de la santidad.

He aquí la noticia: