martes, 1 de noviembre de 2011

En la solemnidad de todos los santos

Nuestras oraciones a los Santos se dirigen a Dios, porque por medio de ellos, que buscamos su intercesión, son los verdaderos héroes y heroinas, porque superaron tentaciones, adversidades, si cayeron, se levantaron bien pronto, porque tenían su fuerza en Cristo Jesús.

Nosotros que hemos sido llamados por Cristo para nuestra salvación, porque quiere que nos santifiquemos, y la vida de santidad es verdadera vida, porque hemos permitido que Dios forme parte de nuestra propia vida, ya sea en el hogar, en el trabajo, en todas partes, y nada reprobable debemos cometer, sino que todo lo que hagamos sea grato a Cristo nuestro Dios y Señor.

Hay muchísimos santos y santas que conocemos, pero no todos están en los calendarios, estuvieron un tiempo, pero sabemos que se celebra un santo o santo por día, excepto la Santísima Madre de Dios, que la Iglesia Santa, la recuerda muchas veces al año, y esto es muy bueno, porque por María, que Ella es nuestra Abogada, nuestra Intercesora ante su Divino Hijo Jesús, tenemos más facilidad de ser santos, santas. Pero no hemos de abusar de la Misericordia de Dios, no debemos ser falsos devotos de los Corazone de Jesús y de María Santísima, hemos de estar íntegramente pendientes y atentos a lo que Jesús nos diga. La Madre de Dios quiere que nos acudamos a Jesús, y Jesús quiere que no olvidemos a la Santísima Madre de Dios, también como nuestra Madre del cielo, pero cuando la necesitamos y la invocamos con fe, en un instante está con nosotros.