Esta entrada ha sido cambiada, eliminado la primera parte, para ligeramente, modificar lo que era la segunda parte,
Hay personas que se enojan, porque desearían que la catolicidad de España no fuera una realidad, y se esfuerzan hasta el agotamiento, y bajo el engaño del príncipe de las tinieblas, hablan de un "estado laico", no hay paz en sus corazones, porque están luchando contra Dios.
Están muy a disgusto con el Evangelio de Cristo,
engañándose a sí mismo, pero consigue engañar a los cristianos mundanos, que
están atados al proceder de los que no son fieles cristianos, dicen erróneamente:
"España es un país aconfesional", esta tremenda ceguera, les impide
que su oración sean luz del alma, porque no buscan precisamente la Luz de
Cristo, rezan, pero se mantienen obstinadamente en su propia oscuridad, ve la
luz a la distancia, pero en vez de mirar a Cristo, cierra los ojos, y se
entretienen vanamente en todos los regalos que el mundo les ofrece.
Abramos los ojos del corazón, entonces vamos a ver la
realidad sobre la catolicidad profunda de España, pero esto no significa que
sean los tibios y mundanos, que no luchan para superarse así mismo, sino en la
verdadera espiritualidad de tantos hermanos y hermanas que tienen un serio y
constante compromiso con el Evangelio de Cristo, con la Iglesia Católica y el
Papa, respetando la Jerarquía de la Iglesia Católica, ni la juzga para no caer
en los lazos del demonio.
Nosotros necesitamos seguir cada día, perfeccionando nuestra
vida conforme a la Voluntad de Dios.
La misericordia, la caridad cristiana, tienen que ser como
las de nuestro Señor Jesucristo, pues hay un error, en que hay algunos que definen
la caridad y misericordia, según la
medida de su propia vida, tibia, superficial, y no conforme a los Corazones de
Jesús y María, pero están ciegos, porque se han desviados de la Luz de Cristo Misericordiosos
y compasivo, y sordos, porque oyendo lo que oye, lo que enseña la Iglesia y el
Papa, las obras hablan diciendo: “Esto que dice el Papa, el Magisterio de la
Iglesia Católica, no va conmigo, y hago lo que mejor me parece”, y así terminan
con su fe, que ellos mismos soplan la llama de su propia vela, hasta que
mueren.
Se renueva la confirmación de la catolicidad de España. Y se
salvará cuando más profundamente oremos por nuestro país, que ahora está
enferma e infectada por la lacra del laicismo. Los parásitos causan la muerte,
por eso, es preciso que desaparezca, es decir, el parasitismo. La oración es
necesaria para nuestra conversión personal, y la de todos los pobres pecadores,
que no sean parásitos, pues por la verdadera conversión del corazón, la
perseverancia final en la Voluntad de Dios, no seremos arrojados a los
tormentos eternos del infierno.
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