Los cristianos hemos de estar muy preparados para cumplir bien nuestra responsabilidad de bautizados, nos debemos enteramente a Jesucristo, como ya he dicho en otras ocasiones. 
El corazón que esté apegado al mundo, tiene una señal de muerte, 'señales de muerte" cuando el alma no vive conforme a los deseos de Jesucristo.
La Nueva Evangelización se supone que ya esté claro, pero no todos los cristianos viven la libertad que Cristo le ofrece.
El objetivo del cristiano, no son los juegos ni los deportes que ofrecen este mundo, sino amar a Cristo con el mismo sentir de la Iglesia Católica, cada uno dentro de nuestra vocación a la santidad, por la que el Señor nos ha sembrado gracias al sacramento del Bautismo. 
He copiado la noticia que leeremos, pues muchas veces, no es fácil reencontrarla en la misma web como he comprobado con otras, no obstantes, esta es su fuente:
http://www.osservatoreromano.va/portal/dt?JSPTabContainer.setSelected=JSPTabContainer%2FDetail&last=false=&path=/news/religione/2012/174q12-Ritorno-al-primo-amore.html&title=Regreso al amor primero&locale=es
La nueva evangelización y la actualidad de la enseñanza de Jesús
Regreso al amor primero
 La  nueva evangelización no consiste en anunciar un mensaje nuevo, distinto al de  siempre, ni tampoco en utilizar simplemente nuevas estrategias o métodos  novedosos y llamativos para atraer a la gente. En realidad se trata de  volver al “amor primero” del que nos habla el libro del Apocalipsis, cuando  reprocha a la Iglesia de Éfeso: «Pero tengo contra ti que has perdido tu amor de  antes» (Ap 2 ,4). La nueva evangelización debe estar encaminada a hacer  posible que el hombre y la mujer de esta sociedad secularizada vuelvan a sentir  la alegría de la presencia y de la cercanía del amor de Dios en sus vidas. Se  trata de volver a la frescura misma del Evangelio, para dejarse sorprender y  maravillar por la palabra de Jesús, como sucedió cuando él inició su vida  pública, que la gente que lo escuchaba se preguntaba: «Qué es esto? Una doctrina  nueva, expuesta con autoridad!» y se maravillaban de los gestos que hacía Jesús  (cf. Mc 1,27). Sus palabras resultaban no solo nuevas sino además  eficaces. Pero, no era sólo su modo de decir, o de hacer, lo que marcaba la  novedad, era la persona misma de Jesús: el Verbo de Dios hecho carne, la  irrupción de Dios en nuestra existencia. Es, por lo tanto, él mismo el que  siempre permanece nuevo para toda la humanidad y por la gracia del Espíritu  Santo sus palabras son siempre actuales.
La  nueva evangelización no consiste en anunciar un mensaje nuevo, distinto al de  siempre, ni tampoco en utilizar simplemente nuevas estrategias o métodos  novedosos y llamativos para atraer a la gente. En realidad se trata de  volver al “amor primero” del que nos habla el libro del Apocalipsis, cuando  reprocha a la Iglesia de Éfeso: «Pero tengo contra ti que has perdido tu amor de  antes» (Ap 2 ,4). La nueva evangelización debe estar encaminada a hacer  posible que el hombre y la mujer de esta sociedad secularizada vuelvan a sentir  la alegría de la presencia y de la cercanía del amor de Dios en sus vidas. Se  trata de volver a la frescura misma del Evangelio, para dejarse sorprender y  maravillar por la palabra de Jesús, como sucedió cuando él inició su vida  pública, que la gente que lo escuchaba se preguntaba: «Qué es esto? Una doctrina  nueva, expuesta con autoridad!» y se maravillaban de los gestos que hacía Jesús  (cf. Mc 1,27). Sus palabras resultaban no solo nuevas sino además  eficaces. Pero, no era sólo su modo de decir, o de hacer, lo que marcaba la  novedad, era la persona misma de Jesús: el Verbo de Dios hecho carne, la  irrupción de Dios en nuestra existencia. Es, por lo tanto, él mismo el que  siempre permanece nuevo para toda la humanidad y por la gracia del Espíritu  Santo sus palabras son siempre actuales.La novedad, entonces, tenemos que buscarla en primer lugar en el  Evangelio mismo que se anuncia:  es  la “Buena Nueva”, la proclamación llena alegría de «la llegada del Reino de Dios  prometido desde hacía siglos en las Escrituras» (Lumen gentium, 5). Por  eso al nacer Jesús en el humilde pesebre de Belén, el ángel dijo a los pastores:  «No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:  les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor»  (Lc, 2,10-11). La Buena Nueva es entonces el anuncio del misterio  Pascual de Cristo, de su muerte y resurrección, que desde la era apostólica la  Iglesia ha anunciado con fidelidad a todo el mundo.
es  la “Buena Nueva”, la proclamación llena alegría de «la llegada del Reino de Dios  prometido desde hacía siglos en las Escrituras» (Lumen gentium, 5). Por  eso al nacer Jesús en el humilde pesebre de Belén, el ángel dijo a los pastores:  «No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:  les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor»  (Lc, 2,10-11). La Buena Nueva es entonces el anuncio del misterio  Pascual de Cristo, de su muerte y resurrección, que desde la era apostólica la  Iglesia ha anunciado con fidelidad a todo el mundo.
 es  la “Buena Nueva”, la proclamación llena alegría de «la llegada del Reino de Dios  prometido desde hacía siglos en las Escrituras» (Lumen gentium, 5). Por  eso al nacer Jesús en el humilde pesebre de Belén, el ángel dijo a los pastores:  «No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:  les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor»  (Lc, 2,10-11). La Buena Nueva es entonces el anuncio del misterio  Pascual de Cristo, de su muerte y resurrección, que desde la era apostólica la  Iglesia ha anunciado con fidelidad a todo el mundo.
es  la “Buena Nueva”, la proclamación llena alegría de «la llegada del Reino de Dios  prometido desde hacía siglos en las Escrituras» (Lumen gentium, 5). Por  eso al nacer Jesús en el humilde pesebre de Belén, el ángel dijo a los pastores:  «No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:  les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor»  (Lc, 2,10-11). La Buena Nueva es entonces el anuncio del misterio  Pascual de Cristo, de su muerte y resurrección, que desde la era apostólica la  Iglesia ha anunciado con fidelidad a todo el mundo.José Octavio Ruiz Arenas, Arzobispo Secretario del  Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización
29 de julio de 2012
Más: Desafíos de la Vida Religiosa en la Nueva Evangelización
 
 
 
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