domingo, 29 de julio de 2012

Comentarios a las lecturas del XVII Domingo, Tiempo Ordinario, Ciclo B

El alimento espiritual está por encima de todas las cosas materiales.

En el mundo hay muchos pobres, no saben conformarse con su pobreza, no se dan cuenta de que podrían ser un camino para la conversión del corazón y la salvación eterna de su alma.

Digamos que de todos los pobres que he visto en mi localidad, sólo uno se interesa por Jesucristo, no es murmurador, no es calumniador ni vicioso, no difama a nadie, pues otros tristemente no van por un
camino correcto.

Buscar a Jesús, y serle agradecido en toda ocasión es nuestro deber. El agradecimiento al Señor nuestro Dios, nos humaniza, nos santifica cuando vamos tras las huellas de Cristo, no tanto, y para nada por lo material, sino para estar en su amable compañía.


La ingratitud es egoísta, busca lo suyo, lo material, pero rechaza lo espiritual, Amar al Señor porque nos ha librado de la cadena del pecado, ha dado su vida, y la ha recuperado, para que no permanezcamos en la muerte, sino en la paz y la Vida.

Es un error en el corazón, cuando va a Cáritas, con el propósito de cubrir sus necesidades materiales, pero si se les da la ocasión de que se les quiere ayudar en el sentido espiritual, llegan a enojarse, nada quieren ver con Cristo, pero sí están ansiosos de que le den dinero, de tenerlo todo gratis, esto pasa de la pobreza a la miseria del corazón por el rechazo a Jesucristo, a la vida de gracia.

Muchos pobres no quieren ser evangelizados, lo sé por experiencia, y llegan momentos, en que cuándo se les trata de hablar de los deseos de Cristo, no, no quieren eso. Si no, no murmurarían, ni se marcharían a otra parte, porque no quieren oír saber nada de Cristo. No se dejan ayudar espiritualmente, han cerrado su corazón a los valores del Evangelio, a los valores cristianos, y desean hablar de cosas sucias y deshonestas... O son capaces de proponer cosas de pecado mortal... Los tales no aman a Cristo, no le buscan, no quieren convertirse.

 Por eso, ya había referido en otras ocasiones, que si tenemos que dar una limosna, debe ser a Cáritas. Porque imáginate, hermano, hermana, tú le das una limosna al pobre que está en la puerta de la Iglesia, lo que hace el que lo ha recibido, se va al estanco para comprar un paquete de cigarros, o, para drogas, o, para el cine, para comprar un periódico, para malgastarlo en vicios con otras personas.

Los tiempos ya no son como antes. Oía hace años a un sacerdote, que mencionando a Santo Tomás de Villanueva que decía: "dejáos engañar por los pobres", yo pienso que hoy, Santo Tomás de Villanueva, ya no diría eso, porque es verdad, los pobres engaña al que da la limosna, pero su engaño le lleva a la perdición eterna. Y es que en el tiempo de Santo Tomás de Villanueva, todavía no estaba instituída Cáritas, pero hoy, Cáritas, hace una labor importante en todo el mundo.

Hoy, pienso que Santo Tomás de Villanueva, le indicaría el camino para ir a Cáritas, Pero es que hay pobres, que se ponen enfermos, cuando se les hablan de Cáritas, y del Ese escapan mientras murmuran y rechinan sus dientes.

No todos los pobres tienen mala intenciones, y agradecen la ayuda que se les da, y las facilidades para que conozca la eficacia de Cáritas. Y sea como sea, hemos de tratarse siempre con respeto, aunque no siempre lo comprendan.

Nosotros también somos pobres, pero no caemos en la miseria, ya que buscamos el Alimento espiritual para nuestra alma, para ser fuertes y combatir las fuerzas del mal.
Meditemos las palabras el Santo Padre Benedicto XVI

Benedicto XVI exhortó a saciar hambre de Dios y no sólo necesidades materiales


Padre Mario Ortega: El pan que se da es el que se multiplica
COMENTARIO A LAS LECTURAS DEL XVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B
Palabra Vida 29/7/12: «Repartió a los sentados todo lo que quisieron» / Por P. Jesús Higueras
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