jueves, 26 de enero de 2012

Orar con la voz del corazón

Nuestras oraciones deben ir acompañadas por la Sagrada Comunión, cuando ponemos atención a la Santa Misa, a las lecturas y, al Evangelio, es porque nos estamos tomando en serio la oración interior. Todas las almas pueden disfrutar del recogimiento, aunque tenga diversas ocupaciones en el mundo. Aunque tiene más facilidad aquellas almas que no están sujetas a las ataduras como llevar una familia, ser empresario.
Todos tenemos nuestro tiempo, ya para leer lecturas santas y piadosas, que nos llevará al recogimiento para la oración, con la oración perseverante purificamos nuestra vida, nuestros defectos, pecados y vicios, cada vez será más lejano, mientras que la gracia de Dios, cada vez se hace mayor en nosotros.  
La oración es más poderosa que cualquier medicina, pero solo tiene efecto en las almas que se disponen para aceptar y cumplir la voluntad de Dios en todos los sentidos. 
¿Qué peticiones incluyen algunas almas en sus momentos de oración, y se imaginan que son buenas? Un trabajo, bien, puede ser bueno, pero, Busca primero el Reino de Dios y su justicia, lo demás se te dará por añadidura. He leído que algunos rezan pidiendo venganza, si la oración es un bien, no se puede orar precisamente para la maldad. El codicioso pide en la oración que le toque la lotería, la quiniela, tener más dinero y otras cosas según el mundo. Estas peticiones y otras parecidas, no son oraciones que se dedican a Dios, sino palabras para que el enemigo infernal se complazca, por tanto, su vida será un desastre. De la mala conciencia viene lo malo y se desea lo malo hacia los demás, pero en grave daño para sí mismo.
Con la siguiente doctrina espiritual de San Agustin, nos enseña que los momentos de oración, debe ser totalmente, que la puerta de nuestra habitación, de nuestro aposento, debe permanecer totalmente cerrado a las cosas temporales. Algunos pueden pensar que es bastante difícil, al principio sí, pero luego, perseverando, el alma lo conseguirá, porque por mucha tarea que tenga, siempre hará un vacío para llenarse del Espíritu del Señor por medio de la oración sincera, perseverante.
Hay que recalcar un detalle, cuando un alma chichisbea en una iglesia, capilla, oratorio, ya no está encerrado dentro de su propia habitación. Pues yo no llamo al “chischibeo” verdadera oración. El chichisbeo, lo veo yo, como fruto de un corazón que no acostumbra al recogimiento interior, por tanto, no hay espiritualidad, y es preciso que el alma debe corregirse para adelantar en la vida interior.
Por el contrario, un alma que está delante del Señor, en el Sagrario, o siempre camina en la presencia de Dios, en cualquier sitio, en su corazón tiene un objetivo importante: la oración que le lleva a la Vida en Cristo Jesús.

También son lugares dignos  recogidos, las ermitas.
Cuando pienso en la multitud de almas, santos y santas, que se retiraron del mundo, para tener un contínuo trato con Dios por medio de la oración, perseverante. Ellos los disfrutaron mucho. Hoy dìa, hay como una cierta desconfianza, cuando un alma pide pasar el resto de sus días en una ermita.
Hay muchas ermitas que se echan a perder, porque no tienen ermitaños que la cuiden. Si Dios quiere, más adelante seguiré hablando de ermitas. No como experto, sino como un pobre ignorante y pecador, pero que nada quiere ver con el pecado.
Orar con la voz del corazón.
117. Nuestro aposento es nuestro corazón; allí se percibe el alboroto de la mala conciencia y allí descansamos cuando existe la buena. El que ama el recinto de su corazón, haga allí algo bueno. Este es el aposento en donde nos manda orar nuestro Señor Jesucristo: Entra en tu cuarto (habitación) y cierra la puerta. ¿Qué significa «cierra la puerta»? No espere de Dios las cosas que se hallan fuera, sino las que están dentro: Y tu Padre que ve en lo escondido, te lo recompensará (Mt 6, 6). ¿Quién es aquel que no cierra la puerta? El que, para recibir las cosas que son buenas a los ojos del mundo, pide a Dios tales cosas como gran beneficio y en eso funda todas sus súplicas: y entonces está abierta la puerta; la turba ve cuando oras. ¿En qué consiste cerrar la puerta? En que pidas a Dios lo que sólo Dios sabe como te lo ha de dar (In Ps 35, 5).
118. ¿Y qué son estos aposentos sino los mismos corazones, los cuales son también significativos en el Salmo cuando dice En el retiro de vuestros aposentos, cumpungíos de la cosas que andan meditando en vuestros corazones, (Ps 4, 6). Y cerrada la puerta –añadió el Señor– ora en secreto a tu Padre (Mt 6, 6). Poco es entrar en los aposentos si la puerta está abierta a los importunos, por la cual entran descortésmente las cosas exteriores y solicitan nuestra devoción y recogimiento. Más lo exterior significan todos los objetos temporales y visibles, los cuales, por la puerta, esto es, por el sentido carnal, penetran nuestros pensamientos y con multitud de vanos fantasmas perturban nuestra oración. En consecuencia, ha de cerrarse la puerta, es decir, ha de resistirse al sentido carnal, para que la oración espiritual se dirija al Padre, lo cual se hace en lo íntimo del corazón, donde en secreto se ora al Padre (de sermo Dom in monte II, 3, 11). 
119. Muchos claman al Señor, no con su voz, sino con la de su cuerpo. Luego, el hombre interior, en el cual comenzó habitar Cristo por la fe, clame al Señor con la voz del afecto de su corazón, no con el ruido de sus labios. El hombre no oye donde Dios oye; si no clamas por la voz producida por los pulmones, la boca y la lengua, no te oye el hombre; sin embargo, tu pensamiento es clamor para el Señor (In Ps 141, 2)
(S. Folgado Flórez. La oración cristiana en San Agustín, a la luz de sus textos, págs. 78-79. Apostolado Mariano. Sevilla).

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