sábado, 31 de diciembre de 2011

31 de diciembre

Llegó el 31 de diciembre, pero es un día ¿cómo otros?, muchas personas se reúnen ante los campanarios para gritar y comer las uvas, que no es tradición cristiana. Están con sus amigos, se desean pero sin llegjar a la práctica "feliz" año nuevo. Porque la felicidad de muchos no es la que el Señor concede a diario a los corazones bien dispuestos y perseverantes.

Hay lugares en España que a esa hora, es posible que se celebre la Santa Eucaristía, eso sí que es saber aprovechar bien esos momentos, termina y comienza el año ante la presencia del Señor, y me refiero a los que no lo hacen con tibieza y rutina, sino a los que verdaderamente ya se han preparado comno los santos ángeles, con devoción y reverencia, y que al final de la Santa Misa, ni en cualquiera de los momentos, los aplausos no cuentan, porque son de Dios. Pues los aplausos en la Santa Misa, son como ofensas y burlas al Señor, que quienes lo cometen no son capaces de reconocerlo,

Los mejores momentos de fin de año, sí, estando en familia, pero orando, ante una imagen de Jesús y María Santísima, no ante al televisión, viiendo cosas terrenales que no nos pueden ayudar en la vida de piedad. Los mejores momentos es para la oración, es ganancia espiritual, entonces, se hace realidad en el resto del año sobre Feliz año nuevo, precisamente porque ha permitido que Cristo esté presente, y la Santísima Madre de Dios.

Dar gracias al Señor por el año que termina, en santa amistad con Dios, ya confesado de los pecados, así saliendo en gracia de Dios, se entra en el Año Nuevo en gracia de Dios, dice San Pablo

«Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias y desenfrenos, nada de rivalidades y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo, y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.» (Rom. 13, 13 -14).

Alguien me contó de una persona que para celebrar su encuentro con Cristo, se le ocurrió emborracharse, una acción que hizo que lo perdiera todo.

 Dedicándonos en esos momentos para el Señor, porque se comprende que debemos hacerlo todos los días, el diablo  (en Ef 4,27), no verá ocasión para tentarnos, porque nos estamos preparando para el Señor. Todo el que no busca al Señor, es alcanzado por este enemigo infernal que ronda a quien poder devorar;  (1 P 5,8).  El pasarlo supuestamente bien con comilonas y bebidas, es descuidarse y no ve como el enemigo se le está arrojando, porque no ha buscado a Cristo en la oración. 

El Señor nos avisa para que siempre estemos alerta, bien vigilante, para que el tentador no nos pueda causar ningún daño. Uno de los daños que pueda causar el tomarse las doce uvas, según he leído, "Se dice que quien no coma las 12 uvas antes de que terminen las campanadas tendrá un año de mala suerte." (Fuente: Menús para Navidad) Esto es una superstición. Porque yo no las tomo ningún año desde que me dediqué a la vida de religión, por el contrario, el no tomarse las uvas es ir madurando en la fe. Antes que no llevaba vida de oración, si que las tomaba, por ignorancia. No se comete pecado si se deja de tomar las uvas por seguir una costumbre que no tiene relación con el seguimiento de Jesús, porque esas uvas, no solo las doce, se pueden comer tranquilamente en cualquier hora del día. Nuestra forma de vida debe corresponder conforme al Corazón de Cristo; no las de este mundo, que un día se dice que es "feliz" y al día siguiente ya no lo es.

Ver también: Nochevieja - Wikipedia, la enciclopedia libre

La despedida de la "Noche vieja" para nosotros es la renuncia definitiva de nuestro hombre viejo, nuestros pecados y vicios, para ir tranformándonos en la imagen del hombre nuevo que es Cristo Jesús.

Todo aquello que intenta hacernos olvidar a Cristo es preciso poner fin. Las tradiciones que no pertenecen a la fe de la Iglesia Católica, nosotros debemos poner fin, siempre con paz y caridad, con respeto, si algún familiar nuestro está atado a cosas así, no hemos de enfrentarnos, sino encomendarlos al Señor.

Los cristianos podemos desear la felicidad, siempre desde el Corazón de Cristo, nuestro Señor, que no es ni lo más parecido a los deseos de este mundo.

En las comidas y bebidas, no hay que llenarse el estomago, la sobriedad es necesaria en la vida del cristiano.


A vosotros mis buenos hermanos y hermanas, sed muy felices cada día de vuestras vidas, en el Señor nuestro Dios, y con vuestra familia y amistades. No olvidéis hacer alguna oración ante de las comidas, y dar gracias a Dios en vuestro interior.

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