Aunque hay personas que dice que no se puede seguir el Evangelio al pie de la letra, es porque no se han dejado encontrar por Jesucristo.
El hombre con su corazón en el mundo, llega a decir públicamente que no es necesario tanta vida de oración, que no hay que confiar en la Divina Providencia, está enseñando los errores y herejías que llega a practicar.
Jesucristo advierte al Poverrello Francisco lo siguiente: que quiere que la Orden se mantenga del mismo modo desde el inicio de su fundación. Teniendo en cuenta, que fue Jesucristo quien le ayudó y le hizo ver al Papa Inocencio III, la necesidad de que ese camino, iniciado por San Francisco, tiene relación con el espíritu del Evanegelio. Jesús, prometió a San Francisco que la orden duraría hasta el fin de los tiempos, que iba a permanecer para siempre en la misma línea de la Santa Iglesia Católica, aunque los tiempos vayan cambiando, la fe del espíritu franciscano es el mismo que el de Jesucristo.
A pesar de que ha habido franciscanos, que se han despojado del hábito religioso, la orden sigue permaneciendo así; aún cuando haya monasterios y conventos franciscanos, que al menos temporalmente, cierren sus puertas, la Santa Orden Franciscana, sigue avanzando, no así, el franciscano que deja entrar en la propia vida el seglarismo.
Pero con todo, hemos de honrar siempre, a todos los sacerdotes y religiosos, y orar mucho por ellos, para que se animen, y recuperen el Espíritu de Cristo en San Francisco de Asís.
Interpolación
Los Santos, y en especial, San Francisco de Asís, tuvo distintos encuentros con Cristo a lo largo de su vida, y comprendía muy bien la radicalidad del Evangelio, que para el hombre viejo es imposible seguir, pues se trata de una carga tremendamente pesada e insoportable, necesita las comodidades y caprichos de este mundo; por el contrario, el Hombre nuevo que es la imagen de Jesucristo.
Por el contrario, los que son de Cristo, son criaturas nuevas, y en este caso, sacerdotes y religiosos; obedientes y humildes de corazón, superan las adversidades que se les pueda presentar.
Muchos corazones con el corazón apegado al mundo, que un día se consagraron como franciscanos, a causa de que han dejado el uso del hábito religioso, conventos, monasterios han cerrado, Desgraciadamente, cuando hay almas que verdaderamente tienen vocación religiosa, y quiere seguir los pasos de Jesucristo, al modo de San Francisco de Asís, y tanto santos reformadores de esta orden celestial, les niegan el paso.
Por el contrario, vemos que en la vida de los santos franciscanos, personas que pafrecían no tener vocación, y querían volver al mundo, por ejemplo, San Antonio de Padua, o el mismo San Francisco, le animaba a seguir por el camino de Jesucristo.
La diferencia está, en que cuando el corazón se llena de Dios y de su amor, es imposible despachar a quien quiere seguir a Cristo en ese estilo de vida.
Y como es bien sabido, que cuando el corazón está entretenido muchos entretenimientos de este mundo, no ama a Dios, y al expulsar al hermano, está ofendiendo al Señor.
Los verdaderos religiosos no impiden vocaciones, pero los falsos una y otra vez, se pone de espalda al Señor, para rechazar a quienes se acercan. Pero según la Palabra de Dios, estos no pueden alcanzar la vida eterna.
El hermano León, compañero y confesor del bienaventurado Francisco, escribió las siguientes palabras al hermano Conrado de Offida[1] diciéndole que las había escuchado de boca del bienaventurado Francisco. El hermano Conrado las refirió en San Damián, junto a Asís.
San Francisco estaba en oración tras la tribuna de la iglesia de Santa María de los Ángeles con las manos levantadas en alto y suplicaba a Cristo que tuviera misericordia del pueblo por las muchas tribulaciones que iban a sobrevenirle. Y le anunció el Señor:
—«Francisco, si quieres que tenga compasión del pueblo cristiano, haz que tu Orden permanezca en el estado en que ha sido constituida,[2] porque no me queda otra cosa en el mundo. Y yo te prometo que, por amor a ti y a tu Orden, no permitiré que descargue sobre el mundo ninguna tormenta de tribulaciones. Pero te digo que los hermanos se apartarán del camino en que los puse y suscitarán de tal suerte mi ira, que me levantaré contra ellos y llamaré a los demonios y les daré todo el poder que quieran; y armarán tal escándalo entre ellos y el mundo, que no habrá ninguno que pueda llevar tu hábito[3], si no es en la espesura de los bosques. Y, cuando el mundo pierda la fe de tu Orden, no quedará otro foco de luz, porque yo los he puesto por luz del mundo».
Y San Francisco respondió:
--«¿Y de qué vivirán mis hermanos que morarán en los bosques? »
Y Cristo le dijo:
--«Yo los alimentaré, como alimenté a los hijos de Israel con el maná en el desierto, porque ellos serán buenos, y entonces volverán al primitivo estado en que la Orden fue fundada y tuvo su origen». (San Francisco de Asís, Escritos, biografías – documentos de la época. «San Buenaventura, Espejo de Perfección, 71, páginas 749-750. BAC)
NOTAS y comentarios:
[1] El Beato Conrado de Offida ingresó en la Orden, a la edad de catorce años, en 1255; renunció voluntariamente a los estudios para dedicarse a los menesteres más humildes. Conoció a algunos compañeros de San Francisco, señaladamente al hermano León, y recogió de él, muchos episodios y narraciones, que transmitió con más o menos exactitud. (Nota del libro)
[2] Actualmente la OFM, no es lo que era en la época de San Francisco de Asís, algunos para justificarse, dan la razón al proceder de la mentalidad de este mundo. Y por si fuera poco, impiden a quienes desean vivir el Evangelio conforme lo manda Jesucristo y San Francisco de Asís, no puedan ser franciscanos. No aceptan, porque entre otras cosas, debe ser muy activo, que no debe ser tan recogido ni tan atento con el Señor, y por eso, el modo de ser franciscano en algunos, es hacerse notar incluso a voces, otros piden aplausos, la familiaridad con los seglares, etc. Además de tener vergüenza de vestir el signo franciscano para anunciar a Cristo. Aunque en el mundo, hay auténticos franciscanos, dignos de ser admirados porque viven conforme el espíritu de San Francisco.
[3] Y todavía, cuando el seglarismo invade al religioso, y que ha dejado de vestir el hábito religioso, todavía se esfuerza en extinguir la vocación del prójimo, cuando descubre que quiere vivir una vocación auténtica. Como había referido en la nota anterior, no visten el hábito franciscano, que es signo también, de la fidelidad al Santo Fundador, el problema de la traición a la vocación que Dios da gratuitamente, sigue descaradamente, incluso deformando la Santa Liturgia. La Misa no es un invento del hombre, en el que cada cual quita o añade, tras eliminar las rúbricas, decir lo que no está escrito
Tenemos que dar muchas gracias a Dios, porque todavía aquellos religiosos y religiosas de la Familia Franciscana, todavía aman el hábito de su orden, y usan con verdadera dignidad y santidad de vida, pues con el hábito religioso, están más cerca de Dios, por la caridad y la misericordia de su propia vida, según Jesucristo. La Familia Franciscana, son lámparas del Señor, que alumbra al mundo, con amor, por eso, para permanecer en ese resplandor del cielo, hemos de desterrar de nuestras vidas, lo que nos mata, lo que nos hace ciegos y sordos, dedicarnos exclusivamente al servicio de nuestro Señor Jesucristo, y vamos por buen camino, cuando obedecemos las Constituciones canónicas de la Santa Orden Franciscana, y al Vaticano II, y a los Papas, que una y otra vez nos anima y exhorta a usar dignamente el hábito religioso.
Hemos leído que el mismo Jesucristo se complace en sus religiosos como también en sus sacerdotges que vistan el hábito religioso para unos, y para los sacerdotes, el vestido eclesial, que haya determionado la Santa Madre Iglesia Católica, según los lugares. Ya que hay tanto para el invierno, y otro para el verano. Y siempre distinto al vestir seglar.
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