viernes, 30 de septiembre de 2011

Beato Juan Pablo II: Discurso a los sacerdotes, religiosos y religiosas

Estamos viendo cuan diferente resulta que unas personas del mundo, que se oponen a la sotana y al hábito religioso, lo equivocado que están.
Se aleja de Dios el corazón que insiste hacer la propia voluntad. Como aquellas pobres religiosas, que muy enfadadas, escribieron cartas contra la decisión del Papa, de que debe las religiosas como religiosos, vestir el hábito de su orden, según las constituciones, pero que ellas no aceptaron. Sucedió antes de la llegada del Papa en la semana de la JMJ.
No, no es así como uno que vuelve la mirada atrás en pos de sí, recibe las bendiocnes de Dios, sino en la Santa Obediencia, obedecer a la Iglesia es obedecer a Dios, es ponerse en manos de Dios.

Dice el Señor, para aquellos que una vez que comenzaron a caminar con Cristo, pero luego miraron hacia atrás:
«Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.» (Lc 9, 62)
 Por eso el beato Juan Pablo II, lleno de amor de Dios, y fiel al Concilio Vaticano II, habla a los sacerdotes y a todos los religiosos y religiosas:

Beato Juan Pablo II, el Grande
9. A vosotras y a los sacerdotes, diocesanos y religiosos, os digo: alegraos de ser testigos de Cristo en el mundo moderno. No dudéis en haceros reconocer e identificar por las calles, como hombres y mujeres que han consagrado su vida a Dios y han dejado todo lo de este mundo para seguir a Cristo. Creed en el valor que tienen para los hombres y mujeres de nuestro tiempo los signos visibles de vuestra vida consagrada. La gente necesita signos y señales de Dios en esta moderna ciudad secular en la que quedan bien pocos signos que llevan al Señor. ¡No contribuyáis a esa tendencia a "retirar a Dios de las calles", adoptando vosotros mismos modos seculares de vestir o de comportaros!


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