martes, 11 de diciembre de 2012

Aprendamos a permanecer en el Amor que es Cristo, para salvarnos.

La experiencia de los Santos nos enseña que no todos se pueden salvar, aunque comulguen, con el fin de aparentar ante los demás, y no a los ojos de Dios, se engaña así mismo. Una persona que comete sacrilegio en los sacramentos termina por perder la fe, llegará a tener aversión, molestias por la Iglesia Católica, prefieren abandonarse en la miseria antes de recurrir a los auxilios de la Santa Madre Iglesia Católica, deja de orar. Sin embargo, quiere que si tiene problemas graves, se le solucionen todas las cosas, pero no quieren contar con Dios, que el pecador incorregible, llega a rechazarlo siempre.

Pertenecer en la Iglesia Católica es tener siempre presente a Cristo Jesús en nuestras vidas, pues no sirve de nada pertenecer a dos mundos, es decir, además de estar en la Iglesia Católica, que esto sí que verdaderamente sirve para todo, pero se echa a perder cuando el corazón se inclina a las cosas materiales por puro entretenimiento y diversión, y no como un medio para dar gloria a Dios, por ejemplo, las vanidades mundanas, las mismas aficiones del paganismo... se convierten en idólatras. Los apegos a las cosas mundana apaga la caridad cristiana con más fuerza que si se soplara la llama de una vela. El apego del mundo es dar muerte a la caridad, al amor fraternal.
 
Permanecer en la Iglesia es tener presente cuando vamos a la participación de la Sagrada Eucaristía, es poner atención a las lecturas, por lo tanto, el que así obra, necesita apagar el teléfono móvil, o dejarlo en casa, no hablar en la Casa de Oración, ya que lo que se dice mayormente son cosas innecesarias, que ni rezan n i deja rezar, ni tienen recogimiento y estorban a los que lo tienen.
 
Lumen Gentium 14: "No se salva, en cambio, el que no permanece en el amor, aunque esté incorporado a la Iglesia, pues está en el seno de la Iglesia con el "cuerpo", pero no con el "corazón". Todos los hijos de la Iglesia han de tener presente que su condición, tan elevada, se debe no a sus propios méritos, sino a la gracia especial de Cristo. Si no responden a ella con sus pensamientos, palabras y obras, no sólo no se salvarán, sino que tendrán un jucio mucho más severo".

1 comentario:

  1. Vengo a agradecerte tus palabras en mi blog que me apaciguan y me dan animo, Y me encuentro con esta entrada que me ayuda aún mucho más. Gracias, por tan sabios consejos que recibo y que iluminan el camino a seguir.
    Un abrazo.

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