martes, 27 de noviembre de 2012

Reflexión: de la muerte a la vida, / no somos novios de la muerte

Cuando vamos a Misa, no siempre se sabe lo que es, no saben cuál es verdadero sentido de la Eucaristía,


Hoy he leído una noticia, que para algunos han sido "objeto de escándalo" y es que un sacerdote de Málaga, ha prohibido cantar «El novio de la muerte», pues esta canción no tiene nada que ver con la Liturgia, ni con los cántos de alabanza a Dios, sin embargo, algunos acusadores, haciéndose jueces contra el sacerdote malagueño, le acusan: "ha pecado de impaciencia", ciertamente, la causa de esta idea, es que no tiene la costumbre de ver sus propios pecados o vicios, sino que se desahoga en ver defectos, en donde no lo podría haber, como en este caso, de no cantar una canción militar en la Eucaristía. La Eucaristía no debe estar ligada en la medida del mundo, sino a Cristo, la Legión es algo distinto, pero si el legionario es humilde de corazón, no protestará contra la decisión del sacerdote, pero si no es humilde, lo denunciará por los diversos medios de comunicación.
 
El centro de la Eucaristía es Cristo, y  nosotros debemos unirnos en la fe de la Iglesia Católica, no caer en la hipocresía farisáica que pretenden que las cosas se hagan de un modo distinto a la fe de la Iglesia Católica.
 
En este Año de la Fe, ¿no es el momento de superar el estancamiento del mundo? ¿cambiar las malas costumbres por las buenas? Pero, ¿qué es la Fe para mí? ¿hacer lo que yo quiera?
 
La causa de no comprender el sentido de la fe, es por el corazón corrompido, que no está por la labor de superarse así mismo y comenzar una nueva vida en Cristo.
 
La fe cuando es verdadera se requiere un cambio radical, como lo está enseñando el Santo Padre, pero los sordos que no quieren curarse están haciendo mucho ruido, para confundir a la gente.
 
 
Los legionarios se confiensan como "novio de la muerte".

Los verdaderos cristianos no tenemos como amiga a la muerte, y menos aún, ser novios de la muerte, porque Cristo vencedor de la muerte, nos ha dado la vida por su Gracia.

Nuestro cuerpo morirá, pero el alma en Gracia de Dios siempre vive, y aunque esperamos la muerte, es para entrar en la plenitud de la Vida eterna, no vamos a permanecer en la muerte eternamente, sino todo lo contrario.

La muerte de los justos es suave y amable; nos lleva al Amor que es Dios; la muerte de los alejados de Dios, de los incorregibles, es dolorosa y amarga, llena al alma de angustia y desesperación, que no le ayuda a confiar en la esperanza de la salvación eterna, y así terminan sus vidas.




Espiritu y vida: 1Co 15, 53-54 La muerte ha sido vencida
-->

[53] Lo que es corruptible debe revestirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe revestirse de la inmortalidad. [54] Cuando lo que es corruptible se revista de la incorruptibilidad y lo que es mortal se revista de la inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: La muerte ha sido vencida.

 

(C.I.C 1011) En la muerte Dios llama al hombre hacia sí. Por eso, el cristiano puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de San Pablo: "Deseo partir y estar con Cristo" (Flp 1, 23); y puede transformar su propia muerte en un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, a ejemplo de Cristo (cf. Lc 23, 46): “Mi deseo terreno ha sido crucificado; [...] hay en mí un agua viva que murmura y que dice desde dentro de mí "Ven al Padre" (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Romanos, 7, 2). “Yo quiero ver a Dios y para verlo es necesario morir” (Santa Teresa de Jesús, Poesia 7). “Yo no muero, entro en la vida” (Santa Teresa del Niño Jesús, Lettre, 9 junio 1897). (C.I.C 1016) Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado, reuniéndolo con nuestra alma. Así como Cristo ha resucitado y vive para siempre, todos nosotros resucitaremos en el último día.



 Llegado a este punto, como había dicho más arriba, cuando alguien ha escrito una noticia, un tanto incompleta, y como exigiendo al sacerdote de Málaga, que tiene que dar una explicación, por no haber permitido que se cante "el  novio de la muerte", sin embargo, consigue tener seguidores que le aplauden, y esto es un pecado contra la caridad cristiana.
 
El sacerdote de Málaga no ha cometido delito alguno, pero se ha ganado una cierta antipatía, por pretender que los militares legionarios, no son los protagonista de la Eucaristía. De los corazones malos sale lo malo.

Los pastores que están acostumbrados a celebrar una eucaristía, fuera del sentir de la Iglesia Católica, están buscando aliados para que la Misa no sea de la medida del Corazón de Cristo. La Iglesia, que es fiel a Dios, nos está enseñando la verdad, pero los malos pastores, todo lo contrario.

En la noticia de la Razón dice que no ocultan su "inquietud", (no pongo aquí el enlace de dicho periódico, sino el de Intereconomía) pero las inquietudes se hacen notar, cuando no se quiere preparar para que la celebración eucarística conforme a lo que enseñas el Papa, sino que quieren hacerlo a su propia medida. Y es que verdaderamente, muchos van a Misa, como si fuera un teatro, quieren divertirse no santificarse ni convertirse. Quieren hacer las cosas según lo que es contrario al Espíritu Santo.



«debido a que no es una canción litúrgica y, por tanto, no debe interpretarse en una celebración religiosa. »
Y cuando uno va participar de la Misa, cuando es verdadera, únicamente se interesa por la verdadera religiosidad para alcanzar la humildad de corazón y la santidad de vida.

Cristo tiene enemigos, por eso, quieren imponer costumbres mundanas a la Iglesia Católica, y claro, como había dicho antes, algunos corazones mal dispuesto, no ve que un sacerdote de Málaga honre a Cristo como enseña el Papa.

 Esta es la noticia de un  periódico:

 

Prohibido cantar El novio de la muerte en la iglesia | Intereconomía

 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario