domingo, 21 de octubre de 2012

Cómo se llega a doctor de la Iglesia Católica

Nuestro Dios y Señor, cuando ÉL quiere, va añadiendo nuevos doctores de la Iglesia Católica. He leído alguna de las obras espirituales de San Alfonso María de Ligorio, San Jerónimo, San Jerónimo, San Juan de la Cruz, San Agustín, no lo he leído todo de San Agustín, pero contiene como debe ser gran ayuda para poder comprender aquellos textos que no llegamos a conocer la interpretación de las Sagradas Escrituras, pero contiene un gran tesoro de riqueza espiritual, pero lo mismo de otros santos y santas. Santa Catalina de siena y sus diálogos con Jesús, los recomiendo,
 
¿Merecen que los Doctores de la Iglesia Católica se les haya concedido ese título? el "Mundo", al no comprenderlo, piensan que no merecerían ser "doctores", pero la decisión la toma el Espíritu Santo por medio de la Iglesia Católica.
 
Solamente desde una vida según el Espíritu Santo, debemos comprender que el Señor lo que decide, no consulta el parecer de los hombres, por muy "sabios" que parezcan ante el mundo. Ser Doctor de la Iglesia, es exclusivamente de Dios. Y por tanto no es posible que se equivoque. La sabiduría de los hombres, al no provenir del amor de Dios, son nubes negras.
 

Elenco cronológico de los 35 doctores de la Iglesia, incluidos ya Santa Hildegarda y San Juan de Ávila.

 

Publicado en ABC
JUAN VICENTE BOO / CORRESPONSAL EN EL VATICANO
Día 09/10/2012 - 02.12h
Cómo se llega a Doctor de la Iglesia

Santidad declarada, ortodoxia en la fe, eminencia en la doctrina e influjo benéfico en las almas, requisitos para los 35 hombres y mujeres que integran esta selecta lista de guías espirituales.

 
Cómo se llega a Doctor de la Iglesia
AFP
 
Los 35 «Doctores de la Iglesia Universal» no son ni los más doctos ni los más santos en los 2.000 años de historia del cristianismo, sino una estupenda selección de hombres y mujeres que cumplen cuatro requisitos a la vez: santidad declarada, ortodoxia en la fe, eminencia en la doctrina e influjo benéfico en las almas.
 
Los primeros cuatro «Doctores de la Iglesia Universal» fueron proclamados en 1298: san Jerónimo, san Agustín, san Ambrosio y san Gregorio Magno, figuras extraordinarias cuyo impulso espiritual llega hasta nuestros días.
 
En el 1568 se añadió el segundo «cuarteto»: san Atanasio el Grande, san Basilio Magno, san Gregorio Nacianceno, san Juan Crisóstomo y santo Tomas de Aquino. Las proclamaciones sucesivas han ido recayendo en autores más recientes pero sin excluir autores muy antiguos.
 
Así, por ejemplo, san Isidoro de Sevilla, que falleció en el 560, fue proclamado en 1722. San Juan de la Cruz y santa Teresa de Ávila, dos santos de finales del siglo XVI, fueron proclamados «Doctores de la Iglesia Universal» en el siglo XX. San Juan de Ávila, coetáneo de los anteriores, es el primer «Doctor» del siglo XXI junto con Hildegarda de Bingen, abadesa benedictina alemana del siglo XII.
 
Al proclamar «Doctores de la Iglesia Universal», los Papas no pretenden hacer un «ranking» de santidad ni de ciencia, sino proponer a los cristianos algunos autores que pueden ayudar espiritualmente no sólo a los intelectuales sino también a los fieles de a pie.
Junto a los dos primeros requisitos de haber sido canonizados y de una absoluta ortodoxia de la fe (que objetivamente cumplen miles de personas en el santoral), el tercero es ya el más específico para los «Doctores»: se trata de la «eminencia de la doctrina».
 
Aquí entran desde personajes de gran espesor académico e intelectual como santo Tomas de Aquino o san Alberto Magno hasta autores que han llegado directamente al corazón de millones de personas como Catalina de Siena, Bernardo de Claraval o Teresa de Lisieux.
 
Esta última, santa Teresita del Niño Jesús, carmelita francesa, vivió sólo 24años y escribió un único libro, la autobiografía «Historia de un alma». La riqueza espiritual de aquellos tres cuadernos ha producido un «influjo benéfico» que se siente en todo el mundo.

El procedimiento

Teresa Martin, hija de un relojero, entró en el Carmelo de Lisieux a los 15 años con una dispensa especial del Papa y permaneció allí los nueve restantes de su corta vida, pero es patrona de las misiones por su afán misionero y su enorme influjo espiritual. Resulta conmovedor que a la iglesia de Santa Teresita de Lisieux en El Cairo acudan a rezar gran número de musulmanes, como sucede en bastantes santuarios de la Virgen en Oriente Medio.
 
En la actualidad, el procedimiento para que una persona sea declarada «Doctor de la Iglesia Universal» comienza con la petición expresa, que en el caso de san Juan de Ávila e Hildegarda de Bingen hicieron las respectivas conferencias episcopales.
 
La propuesta es estudiada primero por la Congregación para la Doctrina de la Fe y después por la Congregación para las Causas de los Santos. Si las dos congregaciones emiten un dictamen positivo, se convoca una reunión conjunta de los cardenales de ambas, que somete formalmente la petición al Papa.
 
Si el Santo Padre lo desea, puede proclamar «Doctores» por propia iniciativa, pero normalmente prefiere seguir el trámite e intervenir al final del proceso con el elemento decisivo: la proclamación pública destinada a la Iglesia universal.
 
 
 
Recomiendo también esta enseñanza:
 
Temas relacionados:
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario