Es fundamental que el alma cristiana, que se tome muy en serio el sentido de la asistencia a la Santa Misa, no es lo mismo que ir al mercado, ni a ningún acto mundano y banal.
Para la Nueva Evangelización necesitamos renunciar lo que no lo es. Lo mundano y carnal, son obstáculos que impide que el Reinado de Cristo se extienda en todo el mundo.
En la Nueva Evangelización no hemos de buscar nuestra gloria, sino que con la ayuda de la Gracia, sea Dios que lo llene todo.
La Santa Misa, cuando vamos con verdadero recogimiento, y no pensando que cuando se termine, la misa del domingo, ir a la playa, a la piscina, esto no ayuda a vivir la santidad que el cristiano debe tener. La santidad es un don de Dios, y la actividad mundana no santifica el alma, sino que la empobrece y debilita en la fe.
La actividad mundana no entra en el plan de Dios para salvar las almas, los cristianos católicos hemos de cambiar, dejando de lado todo lo que hay de malo y corrompido en nuestro corazón, dejarnos sanar por el Espíritu Santo, y no volver a lo mundano, necesitamos esa vida en Cristo, pero no solo a ratos, sino perseverando en su amor, siendo constante en la oración, en las obras de caridad, según la vocación personal de cada cual. Pero no entra en esa vocación la división del corazón entre Dios y lo mundano, no es posible así. Si un corazón se entretiene en lo que no está considerando por camino de santidad, se engaña así mismo.
La asistencia de la Santa Misa con verdadero recogimiento, nos ayuda a vivir mejor como Cristo desea.
Son claras las palabras del Santo Padre, y no es una exageración cuando dice que la Iglesia debe cambiar.
La Iglesia se abre al mundo, pero no para acoger lo mundano, sino para evangelizar, que esa es la única tarea, que Cristo ha encomendado a la Iglesia Santa.
Y es que entre el clero, algunos sacerdotes, no todos, algunos llevan el mundo muy arraigado dentro de su corazón, por ejemplo, cuando tratan erróneamente, evangelizar por medios que no son espirituales, sino carnales, como “el rock”, según nuestra fe, y las enseñanzas del Papa, no es el camino correcto. El mundano se dedica también, a divertirse jugando el fútbol, no es la tarea que Cristo ha encomendado a sus seguidores, ha dejarlo todo, lo que es mundano y vacío, para entregarse de lleno a la voluntad de Dios.
Otro entretenimiento no cristiano, sino que ofende mucho a Dios, son los festejos “taurinos”. Cuando las Sagradas Escrituras no consienten que los hijos de Dios, si quieren salvarse, tenga ese mismo proceder de los que se pierden.
Y así, el cristiano debe mirar profundamente lo que hay de corrupto en su corazón y con la ayuda de Dios, los sacramentos, sanar su propia alma.
Segunda parte:
Algunos dicen que la Iglesia debe cambiar, no lo refieren en el sentido espiritual, sino quieren que se adapten al mundo, puesto como hay algunos consagrados, que se divierten de la misma forma de aquellos que no quieren creer.
El mundano no puede salvar su alma, sino que la pierde.
Otros dicen, que la Iglesia debe cambiar si quiere llevar almas a Dios, Ahora bien, es la misma persona que debe cambiar, adaptarse a Jesucristo.
«Rehusaron convertirse» [Jer 5, 3].
«Que vuelvan ellos a ti, no tú a ellos» [Jer 15, 19].
«No imitéis el proceder de las naciones paganas» [Jer 10, 2].
Somos nosotros los que necesitamos hacer el cambio profundo, según el Corazón de Cristo. «Que vuelvan ellos a ti, no tú a ellos» Está claro, debemos volver con todo nuestro corazón a Cristo, no que Él se adapte a nuestras exigencias. Las exigencias del hombre viejo, es tras el fracaso, le sigue la perdición eterna. Pero si volvemos a Cristo, se trata de un volver, pero sin mirar atrás, para ser dignos de Dios, y aptos para la vida eterna.
Por eso vivir según el mundo, es no santificarse, no vivir la Santa Misa, la Vida de Oración, hemos de hacer una renovación interior, día a día, y no podemos descuidar nuestra salvación eterna, porque los días son breves, y no sabemos como vamos a terminarla.
Hay quienes mueren viendo la televisión, en una discusión, jugado a algún deporte, en una playa, en las calles,
San Juan de Dios estando para dejar este mundo, se arrodilló, abrazó a un crucifijo y entregó su alma a Dios: (156) La Cruz gloriosa –XX. La devoción a la Cruz. y 16) La oración está al alcance de todas los que nos queremos convertir de corazón: otras personas, terminan su vida cuando están participando en la Eucaristía, rezando el Santo Rosario, tras recibir la Sagrada Comunión. Se preparan para entrar en la Vida eterna.
Bien, cuando vayamos a participar de la Santa Misa, necesitamos pedir humildemente al Señor que nos ayude a cambiar nuestra vida, que arranque de nosotros todo aquello que nos obstaculiza el camino de la santidad.
Si somos constantes, vamos a descubrir, porque el Señor ya nos irá iluminando, que aquellas cosas, de la que no creemos en estos momentos que son pecados, nos vamos a horrorizar de que era un pecado oculto, y no lo sabiamos antes, pero ahora sí. Y saldremos de aquellos horrores, para aumentar nuestra alegría en el Señor, que es lo que nos hace falta.
¡Preciosa la entrada de hoy!. Debemos dejar todo lo mundano para vivir la Santa Misa y dedicarnos sólo y exclusivamente al Señor que lo dió todo por nosotros y nos dejó lo más maravilloso que hay en ella.
ResponderEliminarP/D En el otro blog no se pueden dejar comentarios por el formato, sí en este porque tiene el formato antiguo.
Gracias por todo. Muy feliz fin de semana.
Dios te llene de muchísimas bendiciones, hermana Capuchino.
EliminarLo que en un principio parece alguna dificultad, es porque no hemos conocido la forma de escribir algún comentario, pero cuando se conoce, es tan fácil, como he explicado en otra entrada, se puede publicar bien.
En el otro blog, que lo tengo demasiado abandonado, a ver si me animo, y con ese nuevo diseño, voy compartiendo otras reflexiones. Pues hasta ahora, como se ve, estoy dedicando mayor tiempo a este.
Yo tengo que agradecer mucho sus escritos espirituales que va compartiendo.
Aunque yo sea el último de la clase, voy aprendiendo de todos vosotros.
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