La Iglesia siempre tiene enemigos, unos claramente se manifiesta con esa rabia furiosa porque no pueden soportan siquiera el bello sonido de las campana, otros quieren arrebatar bienes que la Iglesia ponen al servicio de los más necesitados.
¿De verdad conocemos y amamos a Cristo? Entonces, ¿Por qué se consiente que el corazón se incline a todo lo contrario que no está permitido en el camino de la santidad y salvación del alma.
Cualquier enemigo de Cristo, de la Iglesia Santa de Dios, tiene un principio, la autodestrucción, porque no es feliz cuando ataca, ya que lo hace motivado por Satanás, y pienso que habría que orar más por ello, por mandato de Jesús, de María Santísima, y como lo hace la Santa Madre Iglesia Católica.
Para que nuestro amor a Cristo sea auténtico, habría que poner en orden todo aquello, que, según nuestra vocación, no esté en el camino de la santa obediencia, por ejemplo, el amigo de Dios obedece al Papa, el fiel amigo de Cristo, si se consagra sacerdote, no hace una liturgia a la medida de una comunidad en particular, o a la propia.
La peor enemistad no es la persecución externa, que aunque también sabemos que sigue siendo enemigo, pero notemos, que no es el peor. Pues cuando el alma no ora por la conversión de sus perseguidores, ya no es fiel al Señor, es más fácil criticar, que orar bien. Pero el Señor nos ofrece precisamente esa facilidad, del que nosotros hemos de perseverar en la oración, y hemos de leer y releer tantas veces el Nuevo Testamento, es necesario conocer más pefectamente las palabras de nuestro Santo Padre Benedicto XVI, y sobre todo, se ha de poner, todos debemos hacerlo en la vocación que tenemos, hacer realidad en nuestras vidas, y hay muchas cosas que tanto sacerdotes, religiosos y religiosas y los que no estamos en conventos y monasterios, es la vida de oración, una renuncia a todo lo mundano, una renuncia total a todo el proceder de los mundanos, laicistas, ateos, para no caer en desgracia eterna,

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Uno de los enemigos de nuestra fe las aficiones deportivas, ya que impiden una mayor atención a la vida de oración, otro de los enemigos es la obsesión por Internet, cuando no se usa con responsabilidad cristiana. Esto lo digo yo, no por todos, sino por aquellos que todavía no se han tomado muy en serio la llamada del Señor a la salvación eterna.
ZENIT - Benedicto XVI: el peor enemigo de la Iglesia no es la persecución ...También hoy. en Jesús Misericordioso, confío en Ti:
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