domingo, 21 de abril de 2013

Papa Francisco: La tentación de vivir el evangelio sólo desde el sentido común

Muy feliz Domingo; Día del Señor a todos,

En esta reflexión de hoy, siempre imperfecta de mi parte, trato de unos puntos, en la que deberíamos sacudirnos de la pereza y comodidad que el mundo nos ofrece, porque todo el que busca alegría en el mundo, es porque no ha buscado a Cristo en el Corazón, lo tendría delante, pero si no le deja entrar en su corazón, aquellas alegrías según el mundo, terminará por angustiar al alma. El alma no necesita nada de este mundo, sino a Dios si quiere ser enteramente feliz.
 
La lucha de los cristianos debe ser contra todo los vicios y pecados, contra todas aquellas mentiras del Diablo, que a muchos convence que no son tan malos.

Lo importante es comprender a Cristo, sabiendo que Dios nos ve, no hagamos ni pensemos aquellas cosas que ofenden a Dios.

Cuando caminamos con Cristo, no ponemos nuestros ojos en la mundanidad, sino que lo tenemos siempre en nuestro corazón, y si no lo tenemos, debemos vaciar todas aquellas inmundicias mundanas, para que sólo Cristo quede complacido. Porque en realidad, Dios no se complace en los corazones apegados a la idolatría del deporte; mundanidad del diablo, hay muchos elementos mundanos que nos separa de nuestro verdadero seguimiento de Cristo.  Y las modas que incitan al pecado, procede del diablo.
 
Hoy he oído, en un sermón, que todos los caminos son válidos para seguir a Cristo, y haciendo memoria al Evangelio, a lo que dice el Señor, vemos que la situación es bien distintas, por ejemplo, muchos son los llamados, más pocos los escogidos, las doncellas prudentes y las imprudentes, muchos querrán entrar en el Reino de los cielos, pero no podrán, y así también San Pablo nos enseña, que caminos no llevan  a Cristo, también el Concilio Vaticano II nos enseña, sobre el verdadero camino a seguir, que no es precisamente la medida de la mundanidad, como también el Papa Francisco
 

  • Efesios 5, 15-17: « Así pues, mirad atentamente cómo vivís; que no sea como imprudentes, sino como prudentes; aprovechando bien el tiempo presente, porque los días son malos.  Por tanto, no seáis insensatos, sino comprended cuál es la voluntad de Señor.»

La prudencia no es precisamente los respetos humanos, ya que los cobardes no pueden heredar el Reino de los cielos, hoy hay mucho miedo, miedo del corazón tibio e inconstante, por no renunciar la mundanidad, terminan ofendiendo al Señor, con sus gustos personales que son precisamente los contrarios de Cristo Jesús.
 
Hay cristianos que desean perfeccionarse, que quieren identificarse con Jesús, con todo su corazón, con toda su alma, pero si se deja guiar por la imprudencia, seguir un adoctrinamiento tibio, caprichoso, no le ayudará en nada, y está sucediendo, cada vez que se hace publicidad de intereses contradictorios que no proceden de la Voluntad de Dios y de Nuestro Señor Jesucristo, estas almas tibias, son verdaderos verdugos de quienes les hacen caso, hemos de huír de ellos, pues no quieren nuestro bien.
 
Si nos juntamos con tibios, no seremos santos, si tenemos amistad con los mundanos, siempre estaremos apartados de Cristo.  

De la carta de San Clemente I, Papa,

a los Corintios cristianos

Busque cada uno no sólo su propio interés, sino también el de la comunidad

Escrito está, Juntaos con los santos, porque los que se juntan con ellos se santificarán.Y otra vez, en otro lugar, dice: Con el hombre inocente serás inocente; con el elegido serás elegido, y con el perverso te pervertirás. Juntémonos, con los inocentes y justos, porque ellos son elegidos de Dios. ¿A qué vienen entre vosotros contiendas y riñas, banderías, escisiones y guerras? ¿O es que no tenemos un solo Dios y un solo Cristo y un solo Espíritu de gracia que fue derramado sobre nosotros? ¿No es uno solo nuestro llamamiento en Cristo? ¿A qué fin desgarramos y despedazamos los miembros de Cristo y nos sublevamos contra nuestro propio cuero, llegando a tal punto de insensatez que nos olvidamos de que somos unos miembros de los otros?

Acordaos de las palabras de Jesús, nuestro Señor. Él dijo, en efecto: ¡Ay de aquel hombre! Más le valiera no haber nacido, que escandalizar a uno de mis escogidos. Mejor le fuera que le colgaran una piedra de molino al cuello y lo hundieran en el mar, que no extraviar a uno solo de mis escogidos. Vuestra escisión extravió a muchos, desalentó a muchos, hizo dudar a muchos, nos sumió en la tristeza a todos nosotros. Y, sin embargo, vuestra sedición es contumaz. Tomad en vuestra mano la carta del bienaventurado Pablo, apóstol. ¿Cómo os escribió en los comienzos del Evangelio? A la verdad, divinamente inspirado, os escribió acerca de sí mismo, de Cefás y de Apolo, como quiera que ya desde entonces fomentabais las parcialidades. Más aquella parcialidad fue menos culpable que la actual, pues al cabo os inclinabais a apóstoles acreditados por Dios y a un hombre acreditado por éstos.

Arranquémonos, pues, con rapidez ese escándalo y postrémonos ante el Señor, suplicándoles con lágrimas sea propicio con nosotros, nos reconcilie consigo y nos restablezca en el sagrado y puro comportamiento de nuestra fraternidad. Porque ésta es la puerta de la justicia, abierta para la vida, conforme está escrito: Abridme las puertas de la justicia, y entraré para dar gracias al Señor. Ésta es la puerta del Señor: los justos entrarán por ella. Ahora bien, siendo muchas las puertas que están abiertas, ésta es la puerta de la justicia, a saber: la que se abre en Cristo. Bienaventurados todos los que por ella entren y enderecen sus pasos en santidad y justicia, cumpliendo todas las cosas sin perturbación. Enhorabuena que uno tenga carisma de fe, que otro sea poderoso en explicar los conocimientos, otro sabio en el discernimiento de discursos, otro casto en su conducta. El hecho es que cuanto mayor parezca uno ser, tanto más debe humillarse y buscar no sólo su propio interés, sino también el de la comunidad. [Caps. 46, 2—47, 4; 48, 1–6: Funk 1, 119–123 L. H. Lunes de la semana XIV, pagina 384–385]


El interés por el bien de la comunidad, debe ser conforme al Corazón de Cristo, si es por interés de lo mundano, vamos a encontrarnos como no merecedores del Reino de los cielos.
 
El interés por el bien de la comunidad, debe ser completamente espiritual, santo y piadoso, en que la corrupción del mundo no debe tener ninguna aceptación.

La Comunidad espiritual sencillamente, procede del Espíritu de Dios, no inclina su corazón a la idolatría ni a la mundanidad del diablo. No existe nada en común una comunidad espiritual con una comunidad mundana y tan aficionada al deporte, ni del baile, ni de las modas pecaminosas, no hay nada en común.
 
En mi caso, ya no es creíble, cualquiera que sea, que vea como bueno y recomiende lo que hay en su propio corazón, ya por su afición al mundo taurino, ya por su afición al mundo deportivo, a las risas, carcajadas, a los bailes, al maquillaje, a los aplausos, y otras cosas por el estilo, pues habiendo comenzado por el Espíritu, terminan en la carne, en la mundanidad del diablo, aunque por haber perdido el sentido grave del pecado, ya no reconoce el mal como mal, sino como algo que debe acompañar a la vida eterna, y si tenemos conocimientos de las Sagradas Escrituras, y si las aceptamos con nuestro corazón, tendremos que cambiar radicalmente. Dejar de ser tibio.
 
El Señor nos pide que seamos santos y perfectos, por eso, hemos de renunciar a tantas imperfecciones, sumegirnos en la oración, no buscándonos a nosotros mismos, sino a Cristo; es imposible, que cualquiera que participe de la Eucaristía, con todo su corazón, continúe una vida superficial o mediocre, se irá perfeccionando, se irá santificando, conseguirá vencer los propios defectos, vicios y pecados, tendrá más fortaleza en el Señor que no le dejará, para superar cualquier tentación, adversidad.
 
Hay quienes tienen sus ídolos, y no han considerado que estos ídolos, les han apartado de Nuestro Señor Jesucristo, pues no le siguen con el corazón, sino con la vaciedad de sus ideas y palabras.
 
La Iglesia Católica, nos enseña como hemos de seguir a Cristo, que resulta que no es lo que nosotros queremos decir. Pues el Espíritu Santo a través de la Iglesia Santa de Dios que es Madre y Maestra,
 
Vemos también como el Papa Francisco se opone, siempre lo ha hecho, a la mundanidad, a la prudencia mundana. Pero los corazones tibios, cerrado a la espiritualidad, no comprenden al Papa, lo y es por eso, que el demonio, a través de los tibios, intenta ensombrecer al Papa como lo hace con el Evangelio de Cristo, cada vez que hace publicidad de la idolatría del "deporte rey", que es el fútbol.
 
Busquemos a Dios con sincero corazón, mantengámonos en la unidad que Cristo pide. Los que creemos en Dios, debemos demostrarlo con la caridad.
 
Amemos a Dios, amemos a la Iglesia, amemos al Papa, no tengamos cuidado con el mundo, sino que lo rechazemos, porque debe ser Dios, no el mundo, lo que nos ayudará a entrar en la Vida eterna.
 
 

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