¡Feliz Solemnidad de la Inmaculada Concepción!
Nuestra vocación a la santidad se hace más fuerte, en cuánto
tengamos siempre a la Madre de Dios en nuestra vida, pues gracias a Ella,
tenemos a Jesús, y la salvación; nuestra salvación, pero no nos confiemos en
nosotros mismos, sino que debemos perseverar en nuestra devoción. Si meditamos
la Palabra de Dios como lo hizo Ella, la Santísima Madre de Dios, si la
imitamos en su silencio para estar más pendientes de Dios, si la imitamos en la
entrega total a Dios, tendremos fortaleza para vencernos a nosotros mismos. Sin
Ella, es imposible agradar a Dios. Eso es lo que pienso.