La perseverancia en la oración
bien hecha ayuda a ser prudentes en las carreteras.
Benedicto XVI: « pidamos a la Virgen María que nos enseñe el secreto del silencio que se hace alabanza, del recogimiento que dispone a la meditación, y del amor a la naturaleza que se transforma en acción de gracias a Dios. Así podremos acoger más fácilmente en el corazón la luz de la Verdad y practicarla con libertad y amor. »
Hay
personas que buscan disfrutar de unas vacaciones fuera del país, españoles ha
habido que al ir a países conflictivos, y ejemplos hay, terminan que son
atracados por los delincuentes, encarcelados por drogas, etc. Lo más grave,
para añadir pecados mortales a sus propias vidas. Mueren en las carreteras.
Los
hijos e hijas de la Santa Madre Iglesia Católica, los que van de vacaciones, no
apartan sus pensamientos de Dios, ya conduciendo, o como pasajero en un coche,
autobús, tren o avión, o barco, tiene presente en su corazón a Dios, pasan esos
días de vacaciones, y no se olvidan de que Dios está presente. Saben aprovechar
el tiempo. Allí donde han decidido establecer sus días de vacaciones, en un
lugar tranquilo, sin ruido, pues es conveniente huir de las multitudes para
encontrarse con Dios.
Si
el cristiano se decide disfrutar de la playa
o piscina, además de no poder poner atención a la oración, Satanás
conseguirá hacerle caer en pecado con el pensamiento, la tentación de impureza,
¿cómo se puede no caer en el pecado impuro si no huye de la ocasión de peligro?
¿Cómo se puede poner la mano en una hoguera sin quemarse?
Por
eso, la prudencia del cristiano, evita los lugares donde la iniquidad se hace
notar. En piscina y playa, el cristiano no está dispuesto a pecar, pero
Satanás, sí que lo está. Y por qué ese cristiano no ha huido de la ocasión
peligrosa, termina por caer.
Si
consideramos la oración del Padre Nuestro… dice: “No nos dejes caer en la
tentación, más líbranos del mal.
Pues
bien, ciertamente el Señor nos libra de caer en la tentación si nosotros huimos
de toda ocasión peligrosa que pueda dañarnos el alma.
¿Pues
de qué le sirve orar al cristiano, si luego vive como si Dios no existiera? Y
por eso, son muchos cristianos que tienen muerte repentina, ya por culpa
propia, sin tenerla en esa ocasión. Pero e diablo, no está dispuesto a que el
cristiano muera en gracia de Dios, por eso les mueve su corazón a lo que no
agrada a Dios, y aceptan.
La
prudencia en nuestra vida es importante, la presencia de Dios en nuestro
corazón, en nuestra ama, no podemos consentir que nuestro corazón ocupe cosas
insignificantes y mundanas.
Las
montañas es un buen lugar para encontrarnos con el Señor, una excursión,
senderismo, aprovechando también que si caminamos, además del agua que debemos
llevar en la mochila, no podemos olvidarnos de llevar la Santa Biblia, y
recomiendo la versión de la Conferencia Episcopal Española o la que ha editado
el Apostolado Mariano, Sevilla, se trata de la Sagrada Biblia de Monseñor
Johann Straubinger, que también es muy recomendable por sus
comentarios doctrinales : Sagrada Escritura - Editorial Apostolado Mariano o aquí http://www.apostoladomariano.com/sagrada.htm
No, no lo dejemos pasar, la Santa Biblia siempre debe estar presente cuando vayamos de vacaciones, en cualquier momento debemos buscar esa pureza inmaculada, que es la Palabra de Dios para nuestras vidas, un aire puro que cura nuestro corazón y nuestra alma.
Lo
podemos leer en un lugar sombreado. La Palabra de Dios nos ayuda a relajarnos,
pero solo, si estamos dispuesto a ser fiel a la voluntad de Dios. Ya que hay
cristianos que nada más leer o escuchar la Palabra de Dios, no adelantan nada,
porque su corazón se inclina hacia los eventos de la idolatría y la mundanidad
del Maligno.
Puesto
que queremos permanecer en Gracia de Dios, sería recomendable, que cada hora
rezáramos un Padre Nuestro, Ave María y Gloria; cada media hora, un Credo, y
nuestra vida cambiara, porque lo mundano ya habrá sido extinguido en nosotros,
quedara fuera. Pero no nos dominará, porque la Gracia de Dios nos protegerá, y
nuestra devoción a la Santísima Madre de Dios, nos ayudará también que cada vez
que oremos el Santo Rosario, lo hagamos con verdadera devoción, sin atropello
ni a la carrera.
En
las carreteras, aunque una persona conduce con serenidad y paz, porque tiene
presente a Dios, también puede librarse de una muerte repentina, de otros
conductores que van conduciendo sin hacer casos a las señales de tráficos; no
solamente se hace grave daño así mismo, pues deja claro que también hay
inocentes que por culpa de esa imprudencia ajena, muere.
En
la oración, quien reza a toda prisa, atropelladamente, es como quien camina por
el borde de un precipicio con los ojos vendados. Y es no se centra en lo
esencial, no pone atención a las palabras de la oración, es como si en un saco
roto, se intentara llenar de trigo, pero que termina por perderse; no tiene sus
pensamientos ni su corazón en Dios, es como el insensato que corre por la
carretera, que no hace ningún caso.
La
oración precipitada no ayuda a crecer la fe, sino a meterse más en la idolatría
de las aficiones mundanas, todo lo que hace no es meritorio ante los ojos de
Dios.
Nuestro amado Papa, emérito Benedicto XVI, sobre las vacaciones nos alertaba sobre cómo se ha de conducir por las carreteras. Con prudencia.
Cierto, no se puede conducir de cualquier manera, el conductor, si lleva un autobús, debe pensar en los pasajeros que lleva. Son muy tristes las noticias, de autobuses que llevando a niños terminaron en un grave accidente.
Ya había dicho en una reflexión anterior, que el alma no necesita llegar al agotamiento ¿como es posible?, muchas veces sucede así. Por el contrario, cuando vivimos en presencia de Dios, es decir, que siempre le tenemos presente, que no le damos la espalda, que no nos tapamos lo oídos, ni cerramos nuestros ojos. Pues existe una única manera de disfrutar de la vida, es viviendo en conformidad con la Voluntad de Dios, y amando intensamente a la Iglesia Católica, pues es por donde podemos encontrar a Jesucristo. Aunque ha sido el Señor quien nos ha encontrado, pues la obstinación de nuestros pecados nos apartan de Él. El Señor sabe que no deseamos continuar con la atadura de nuestros vicios y pecados, por eso ha venido, se ha acercado a nosotros, nos ha tendido su mano amorosa, nos ha enseñado el camino que es Él para llegar al Padre, mediante la Iglesia Católica. Cuando sabemos escuchar al Señor, aprendemos a ser prudentes en cualquier cosa que hagamos, pensemos.
Prudencia en las carreteras mis hermanos y hermanas. Voy a contaros algo que me sucedió hace años cuando iba en una excursión en un autobús. Aquel día, todos los compañeros, subimos para hacer una excursión, y visitar un museo. Los compañeros estaban muy contentos, aunque muy ruidosos, se quedaron en la parte de atrás del autobús, riendo a carcajadas. Los oía yo, que preferí sentarme en los asientos primeros, cerca del conductor. En esto, que veo que un camión, se desvía de su ruta, y directamente, se dirige para estrellarse contra el autobús. Al parecer el conductor del camión, en su cansancio se habría adormilado. El accidente estaba para producirse. Pero en el momento que me dirigí a los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima, el conductor del camión volvió en sí, y rectificó la ruta. Mientras el conductor del autobús, asustado, porque el choque iba a suceder, que ni siquiera pudo tocar el claxon para evitarlo. Pero una vez que el camionero, ya había pasado de largo, le dio por tocar el claxon repetidas veces, como enojándose con el camionero. Los compañeros al escuchar tanto estrépito, y supo del por qué de tanto claxon, empezaron a insultar al camionero. Yo di gracias a Dios, porque han sido los Corazones de Jesús y María Santísima, del que fuimos librado de un terrible accidente.
Bien, a continuación podremos meditar estas palabras del Papa emérito, Benedicto XVI. Seguimos orando por él.