miércoles, 29 de enero de 2014

Nuestra lucha contra el demonio.

Dios es bendito por los siglos de los siglos. Bendita y alabada sea la Santísima Madre de Dios.

 Estamos en tiempos muy peligroso, los avisos sobre la importancia de aumentar el tiempo de nuestra oración, no siempre es acogida de buena gana, y de ahí, que el demonio encuentra fácilmente puntos débiles por donde entrar en esa o aquella alma, porque se entretienen más en las propuestas de este mundo, en vez de arrojarse a los brazos de Cristo y permanecer en Él, que tanto nos ama.

 
 Quien se  enreda en las cosas mundanas, termina por perder la fe, y ya no sabe distinguir el bien del mal, me he encontrado con personas, que ya no valoran la Palabra de Dios, y se hace una fe en la misma medida que el hombre viejo..

Lo que horroriza al demonio es que tengamos devoción a la Santísima Madre de Dios, porque con ella, y por amor a Cristo, nuestras oraciones se van perfeccionando.

Padre Gabriel Amorth: "Con Jesucristo y María, Dios nos ha prometido que nunca permitirá tentaciones más grandes que nuestras fuerzas",

lunes, 27 de enero de 2014

Despojémonos de todo el lastre que nos estorba y el pecado.


Si el Señor como bien sabemos que nos ama, debemos ser consciente de ellos, pues muchas veces se nos olvida que Dios está cerca de nosotros, cuando estamos pendientes del "yo"; nuestros intereses si no corresponden a los intereses de Cristo, no andamos por el buen camino.

Muchas cosas en este mundo se han convertido en estorbo para los verdaderos adoradores de Dios, no tienen relación con la mundanidad, se dedican exclusivamente en perfeccionarse y santificarse en la vocación recibida de Dios, ya en el ministerio sacerdotal, en la vida consagrada, como religioso, religiosa, como padre o madre de familia cristiana, como empresario, como carpintero, etc. Toda la vida de estas personas es vivir para Dios. día y noche no se olvidan de Dios, orando, y los empresarios, y humildes trabajadores, superan esas adversidades cuánto más confían en el Señor nuestro Dios. Saben muy bien, que todo lo que tienen lo han recibido de Dios.

viernes, 24 de enero de 2014

«Que todos sean uno»: Abrámonos al amor fraterno

¿Está dividido Cristo? Ciertamente no, pero para vivir esta unidad necesitamos de Cristo. Las cosas del mundo constantemente llevan a la división de las personas, de las ideas, pero teniendo a Cristo todos tenemos nuestros pensamientos, pero dentro de la misma fe, de los mismos carismas, tan desconocida y rechazada por todo el proceder mundano. 
Sin caridad ni respeto conforme al Amor de Dios, es imposible que uno se lleve bien con todos. 
 
Con Cristo es muy fácil trabajar por la paz, sin la vida de la fe de la Iglesia Católica, todo tiende al fracaso. Muchas personas buscan la paz, pero no aman a Cristo ni a sus hermanos. La verdadera paz es Cristo en nuestra vida; debemos adaptarnos a la vida de Dios, que quiere ayudarnos, por lo que sería bueno, que nos dejemos ayudar por Él. Y para eso, debemos continuar orando, visitas al Santísimo, Eucaristía, huída de las ocasiones malas, poner en práctica según nuestra vocación, lo que el Señor y la Iglesia Santa nos pide siempre para nuestra salvación eterna. 

sábado, 11 de enero de 2014

La comunión de rodillas es un derecho de Dios, respetemos los intereses de Cristo Jesús

Ha sido corregido, modificado y actualizado,

He añadido De los sueños de San Juan Bosco que nos llama la atención, de que son los malos espíritus, la influencia de diablillos, que impiden que se arrodillen. Y como los demonios no pueden impedir a otros, que se arrodillen, y lo mismo sucede en nuestros días, jóvenes, adultos y ancianos, niños, hombres y mujeres, unos se arrodillan pero los que viven una superficialidad y mundanidad, son dominados por el demonio.

Y el testimonio ejemplar del Beato Juan Pablo II, que estando doloroso, muy enfermo, se llegó a arrodillarse ante el Señor nuestro Dios, en la última procesión del Corpus Christi, por el año 2004



viernes, 10 de enero de 2014

Reflexiones sobre la educación catequética

Alabado sea Jesucristo ahora y por siempre, bendita sea por siempre la Santísima Virgen María, Madre de Dios, nuestra Reina y Madre.

Los catequistas, cuando se toman en serio, su misión por amor a Cristo y a la Iglesia Católica, son personas incomprendidas, porque el mundo no soporta la idea de que se les hable de la existencia del infierno. Entonces, ¿qué educación quiere que los niños reciban de los catequistas que envían a sus hijos para clases incluso de religión?
las catequesis es una importante preparación para conocer el camino espiritual, de la santidad, es una preparación para recibir a Cristo en la Primera Comunión. Muchos por "el qué dira", llevan a su hijo a la catequesis, pero cuando llega el momento de su Primera Comunión, para un determinado número de "cristianos", es la única comunión para el resto de sus vidas. Pues en su hogar no se les enseña el ejemplo constante de la Sagrada Familia por ejemplo. Y lo que pudieron haber aprendido en la catequesis, se olvida por completo, cuando se vacía del fruto espiritual, y acogen a la corrupción del mundo, como algo necesario.
 
Con el permiso de una autora, comparto estas enseñanzas que a muchos pueden ayudar a seguir catequizando. Hoy día, no se habla del infierno, por no "herir" la sensibilidad del pecador, pero hiere gravemente a Jesucristo, le ofende, cuando por no corregir a la persona, se queda indiferente ante su herida más o menos grave o mortal del pecado

jueves, 2 de enero de 2014

Reflexiones / El día en que todos seamos el Papa por monseñor Jorge Eduardo Lozano

El día en que todos seamos el Papa, no es por ser Papa, sino imitarle en el sentido espiritual, pues no es necesario ser Papa para poner por obra las cosas que el Papa hace, pues seguimos a Jesucristo, El Papa es eso lo que está haciendo, cuando se preocupa del Evangelio, de la renuncia a la idolatría del mundo.
 
Posiblemente algunos se acordarán de que no hace mucho, una publicación mundana, "Time" propuso al Papa como "Personaje del Año", pero esta revista no busca lo espiritual, ya que en anteriores ediciones, desde sus inicios, proclamó a "personajes del año", a personas que no se llevan nada bien con la Voluntad de Dios ni la aceptación de los Santos Mandamientos. Ellos, "Time", los intereses con los que trabajan no son los de Cristo, por eso, no hay que hacer caso cuando sucede cosas así,
 
Cada vez que "Time", publica un personaje religioso, es para aprovecharse del dinero de los católicos, es como un sebo, un engaño, pues es lo que pienso en esta reflexión. Hay quienes se dejan engañar,
 
Y ya dejando esto, Monseñor Lozano, entre otras palabras dice, que no hace falta ser de San Lorenzo, refiriéndose a una selección de fútbol. Y es curioso como engaña el demonio. Los mundanos escogen nombres de santos para intereses que no son los de Cristo. Entre los que admiran y se acercan al Papa Francisco no van buscando la renuncia al mundo, sino el beneplácito del Papa, para que le apruebe la mundanidad e idolatría deportiva.

En este nuevo año si hemos dicho: "Feliz año nuevo", eso se debe notar en el corazón, renovar definitivamente nuestro corazón conforme a Cristo.

Pero resulta, que los años anteriores siempre se decía la misma felicitación, pero ¿sin la búsqueda decidida a Cristo Jesús? Ha salido a nuestro encuentro, y no es bueno, que Él viene a nosotros, y cambiamos de rumbo, de camino, parece que hay quienes se llaman cristianos, y si no aman a Cristo, tampoco es verdad que amen al Papa, pues él insistentemente, nos está mostrando el camino hacia nuestro Salvador.

¿Cuándo será el día en que nos decidamos a ser de Cristo en todos los sentidos, y perseverar en la Voluntad de Dios?

Según noticias, ha habido quienes se dijeron "Feliz año nuevo", pero nunca imaginaron, que se les iba a incendiar el edificio en qué vivía, por imprudencia. Vídeo: Incendio de Trintxerpe | Una bengala podría ser la causa

Nosotros si somos cristianos, no debemos tener costumbres paganas, porque no se relaciona con nuestra vida cristiana, Los fuegos artificiales, piroctenia, nada tiene que ver con la vida de santidad.

Dios nos ha llamado a ser santos, y la mundanidad es obstáculos para los planes de salvación que Dios nos ha presentado por medio de la Iglesia Católica.
 
No existe verdadera felicidad cuando el corazón está en pecado mortal, por eso, debemos pedir ayuda a Cristo, invocando piadosamente y con toda confianza a la Santísima Madre de Dios.
 
Mi deseo es que todos vosotros, hermanos y hermanas, que habiendo encontrado la felicidad en Cristo Jesús, nunca haya separación por nada, no existe causa de apartarnos del amor que Dios nos tiene.
 
El mundo por el contrario, nos odia, nos engaña, nos miente sin cesar.

martes, 24 de diciembre de 2013

Puntos de reflexión. ¡Feliz y Santa Navidad!

¡Alabado sea el Señor nuestro Dios ahora y por los siglos de los siglos!
Mis buenos hermanos, ya estamos en estas fiestas de la Santa Navidad. Únicamente la Iglesia Católica nos enseña el auténtico sentido de la Navidad, y como debemos celebrarla, que es lo que tenemos que hacer; nuestra preparación enteramente espiritual. 
 

jueves, 19 de diciembre de 2013

Reflexiones espirituale / CIC 50-100


Mis buenos hermanos y hermanas, una persona lleno de amor de Dios, cuya sabiduría procede del Espíritu Santo, me dijo, “qué poco se valora los dones del Señor”.
 
Hoy reflexionemos, y dejemos al Espíritu Santo, que siga educándonos en el camino de la fe.
 
En la actualidad, se puede conocer mucho más a Dios, que si estuviésemos en nuestro barrio, hablando sobre el Evangelio a personas conocidas y alguna vez a desconocidas. Pero sucede que no todos están dispuesto a que en nuestras conversaciones hablemos de Dios, llegan a cansarse. Pero para que no haya cansancio, hablar con dulzura y bondad, por ejemplo el de estos hermanos...

Del Oficio de Lectura L. H. Tomo II, págs.. 1373-1374.

Santa Escolástica, su fiesta, 10 de febrero.
Pudo más porque amó más
De los libros de los Diálogos de san Gregorio Magno, papa
(Libro 2,33:PL 66, 194-196)


Escolástica, hermana de Benito, dedicada desde su infancia al Señor todopoderoso, solía visitar a su hermano una vez al año. El varón de Dios se encontraba con ella fuera de las puertas del convento, en las posesiones del monasterio. Cierto día vino Escolástica, como de costumbre, y su venerable hermano bajó a verla con algunos discípulos, y pasaron el día entero entonando las alabanzas de Dios y entretenidos en santas conversaciones. Al anochecer, cenaron juntos.
Con el interés de la conversación se hizo tarde y entonces aquella santa mujer le dijo: «Te ruego que no me dejes esta noche y que sigamos hablando de las delicias del cielo hasta mañana».
A lo que respondió Benito: «¿Qué es lo que dices, hermana? No me está permitido permanecer fuera del convento». Pero aquella santa, al oír la negativa de su hermano, cruzando sus manos, las puso sobre la mesa y, apoyando en ellas la cabeza, oró al Dios todopoderoso.
Al levantar la cabeza, comenzó a relampaguear, tronar y diluviar de tal modo, que ni Benito ni los hermanos que le acompañaban pudieron salir de aquel lugar.

Comenzó entonces el varón de Dios a lamentarse y entristecerse, diciendo: «Que Dios te perdone, hermana. ¿Qué es lo que acabas hacer?».

Respondió ella: «Te lo pedí, y no quisiste escucharme; rogué a mi Dios, escuchó. Ahora sal, si puedes, despídeme y vuelve al monasterio».

Benito, que no había querido quedarse voluntariamente, no tuvo, al fin, más remedio que quedarse allí. Así pudieron pasar toda la noche en vela, en santas conversaciones sobre la vida espiritual, quedando cada uno gozoso de las palabras que escuchaba a su hermano.

No es de extrañar que al fin la mujer fuera más poderosa que el varón, ya que, como dice Juan: Dios es amor, y, por esto, pudo más porque amó más.

A los tres días, Benito, mirando al cielo, vio cómo el alma de su hermana salía de su cuerpo en figura de paloma y penetraba en el cielo. Él, congratulándose de su gran gloria, dio gracias al Dios todopoderoso con himnos y cánticos, y envió a unos hermanos a que trajeran su cuerpo al monasterio y lo depositaran en el sepulcro que había preparado para sí.
Así ocurrió que estas dos almas, siempre unidas en Dios, no vieron tampoco sus cuerpos separados ni siquiera en la sepultura.
* * *
Quien no acoge la Palabra de Dios con amor fraternal, tampoco hay que obligarle para que lo acepte. Nosotros debemos tener siempre las inspiraciones del Espíritu Santo, teniendo cuidado, que el demonio no se haga pasar, como si fuera un mensajero de Dios. Hemos de ser prudente.
Esta preciosa narración que San Gregorio Magno, hace de la hermana de San Benito Abad: Santa Escolástica. Un ejemplo que el Señor, viene al encuentro del alma orante, pues la oración de los Santos y Santas, son espirituales, nada de superficialidad, y nosotros también recibimos de Dios esas facilidades. Por lo que debemos aprovechar con profundo sentido espiritual y perseverar en cada instante de nuestra vida. 
 
Y a propósito, yo recomiendo, pues siempre tenemos tiempo para dar gloria a Dios, además de lo dicho, de  la lectura del Catecismo de la Iglesia Católica sin olvidarnos de la Eucaristía y la oración constante, nos ayudará el Año Cristiano, que es una colección completa que edita la BAC. 

Ahora seguiremos reflexionando el Catecismo de la Iglesia Católica, cuando lo hacemos atentamente, nos detendremos en determinados puntos, para reelerlo y poder comprender.

 Catecismo de la Iglesia Católica:

Dios al encuentro del hombre

50 Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina (cf. Cc. Vaticano I: DS 3015). Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre. Lo hace revelando su misterio, su designio benevolente que estableció desde la eternidad en Cristo en favor de todos los hombres. Revela plenamente su designio enviando a su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo.

 

Artículo 1 La Revelación de Dios

 

I Dios revela su designo amoroso

 

51 “Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina” (DV 2).

 

52 Dios, que “habita una luz inaccesible” (1 Tm 6,16) quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único, hijos adoptivos (cf. Ef 1,4–5). Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas.

 

53 El designio divino de la revelación se realiza a la vez “mediante acciones y palabras”, íntimamente ligadas entre sí y que se esclarecen mutuamente (DV 2). Este designio comporta una “pedagogía divina” particular: Dios se comunica gradualmente al hombre, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural que hace de sí mismo y que culminará en la Persona y la misión del Verbo encarnado, Jesucristo.

 

S. Ireneo de Lyon habla en varias ocasiones de esta pedagogía divina bajo la imagen de un mutuo acostumbrarse entre Dios y el hombre: “El Verbo de Dios ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo del hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, según la voluntad del Padre” (haer. 3,20,2; cf. por ejemplo 17,1; 4,12,4; 21,3 ).

 

 

II Las etapas de la Revelación

 

Desde el origen, Dios se da a conocer

 

54 “Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio” (DV 3). Los invitó a una comunión íntima con él revistiéndolos de una gracia y de una justicia resplandecientes.
 

55 Esta revelación no fue interrumpida por el pecado de nuestros primeros padres. Dios, en efecto, “después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras” (DV 3) 

Cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte...Reiteraste, además, tu alianza a los hombres (MR, Plegaria eucarística IV,118).

 

 

La alianza con Noé

56 Una vez rota la unidad del género humano por el pecado, Dios decide desde el comienzo salvar a la humanidad a través de una serie de etapas. La Alianza con Noé después del diluvio (cf. Gn 9,9) expresa el principio de la Economía divina con las “naciones”, es decir con los hombres agrupados “según sus países, cada uno según su lengua, y según sus clanes” (Gn 10,5; cf. 10,20–31). 
 

57 Este orden a la vez cósmico, social y religioso de la pluralidad de las naciones (cf. Hch 17,26–27), confiado por la providencia divina a la custodia de los ángeles (cf. Dt 4,19; Dt (LXX), 32,8), está destinado a limitar el orgullo de una humanidad caída que, unánime en su perversidad (cf. Sb 10,5), quisiera hacer por sí misma su unidad a la manera de Babel (cf. Gn 11,4–6). Pero, a causa del pecado (cf. Rom 1,18–25), el politeísmo así como la idolatría de la nación y de su jefe son una amenaza constante de vuelta al paganismo para esta economía aún no definitiva.

 

58 La alianza con Noé permanece en vigor mientras dura el tiempo de las naciones (cf. Lc 21,24), hasta la proclamación universal del evangelio. La Biblia venera algunas grandes figuras de las “naciones”, como “Abel el justo”, el rey–sacerdote Melquisedec (cf. Gn 14,18), figura de Cristo (cf. Hb 7,3), o los justos “Noé, Daniel y Job” (Ez 14,14). De esta manera, la Escritura expresa qué altura de santidad pueden alcanzar los que viven según la alianza de Noé en la espera de que Cristo “reúna en uno a todos los hijos de Dios dispersos” (Jn 11,52).
 

Dios elige a Abraham 

59 Para reunir a la humanidad dispersa, Dios elige a Abraham llamándolo “fuera de su tierra, de su patria y de su casa” (Gn 12,1), para hacer de él “Abraham”, es decir, “el padre de una multitud de naciones” (Gn 17,5): “En ti serán benditas todas las naciones de la tierra” (Gn 12,3 LXX; cf. Ga 3,8).

 

60 El pueblo nacido de Abraham será el depositario de la promesa hecha a los patriarcas, el pueblo de la elección (cf. Rom 11,28), llamado a preparar la reunión un día de todos los hijos de Dios en la unidad de loa Iglesia (cf. Jn 11,52; 10,16); ese pueblo será la raíz en la que serán injertados los paganos hechos creyentes (cf. Rom 11,17–18.24).

 

61 Los patriarcas, los profetas y otros personajes del Antiguo Testamento han sido y serán siempre venerados como santos en todas las tradiciones litúrgicas de la Iglesia.

 

 

Dios forma a su pueblo Israel

62 Después de la etapa de los patriarcas, Dios constituyó a Israel como su pueblo salvándolo de la esclavitud de Egipto. Estableció con él la alianza del Sinaí y le dio por medio de Moisés su Ley, para que lo reconociese y le sirviera como al único Dios vivo y verdadero, Padre providente y juez justo, y para que esperase al Salvador prometido (cf. DV 3).

 

63 Israel es el pueblo sacerdotal de Dios (cf. Ex 19,6), el que “lleva el Nombre del Señor” (Dt 28,10). Es el pueblo de aquellos “a quienes Dios habló primero” (MR, Viernes Santo 13: oración universal VI), el pueblo de los “hermanos mayores” en la fe de Abraham.

 

64 Por los profetas, Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la espera de una Alianza nueva y eterna destinada a todos los hombres (cf. Is 2,2–4), y que será grabada en los corazones (cf. Jr 31,31–34; Hb 10,16). Los profetas anuncian una redención radical del pueblo de Dios, la purificación de todas sus infidelidades (cf. Ez 36), una salvación que incluirá a todas las naciones (cf. Is 49,5–6; 53,11). Serán sobre todo los pobres y los humildes del Señor (cf. So 2,3) quienes mantendrán esta esperanza. Las mujeres santas como Sara, Rebeca, Raquel, Miriam, Débora, Ana, Judit y Ester conservaron viva la esperanza de la salvación de Israel. De ellas la figura más pura es María (cf. Lc 1,38).
 

III Cristo Jesús – “Mediador y plenitud de toda la Revelación” (DV 2)
 

Dios ha dicho todo en su Verbo 

65 “De una manera fragmentaria y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo” (Hb 1,1–2). Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En El lo dice todo, no habrá otra palabra más que ésta. S. Juan de la Cruz, después de otros muchos, lo expresa de manera luminosa, comentando Hb 1,1–2:

 

Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra...; porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en el todo, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad (Carm. 2, 22).

 

 

No habrá otra revelación 

66 “La economía cristiana, como alianza nueva y definitiva, nunca cesará y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (DV 4). Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido en el transcurso de los siglos.

 

67 A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas “privadas”, algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de “mejorar” o “completar” la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentido de los fieles sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia.

 

La fe cristiana no puede aceptar “revelaciones” que pretenden superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud. Es el caso de ciertas Religiones no cristianas y también de ciertas sectas recientes que se fundan en semejantes “revelaciones”.

 

 

RESUMEN

68 Por amor, Dios se ha revelado y se ha entregado al hombre. De este modo da una respuesta definitiva y sobreabundante a las cuestiones que el hombre se plantea sobre el sentido y la finalidad de su vida. 

69 Dios se ha revelado al hombre comunicándole gradualmente su propio Misterio mediante obras y palabras. 

70 Más allá del testimonio que Dios da de sí mismo en las cosas creadas, se manifestó a nuestros primeros padres. Les habló y, después de la caída, les prometió la salvación (cf. Gn 3,15), y les ofreció su alianza. 

71 Dios selló con Noé una alianza eterna entre El y todos los seres vivientes (cf. Gn 9,16). Esta alianza durará tanto como dure el mundo. 

72 Dios eligió a Abraham y selló una alianza con él y su descendencia. De él formó a su pueblo, al que reveló su ley por medio de Moisés. Lo preparó por los profetas para acoger la salvación destinada a toda la humanidad.
 

73 Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, en quien ha establecido su alianza para siempre. El Hijo es la Palabra definitiva del Padre, de manera que no habrá ya otra Revelación después de Él.


* * *


Antes de seguir, ¿no te ha llamado la atención que Dios quiere que todos lleguemos al conocimiento de la Verdad? Por lo tanto, esa verdad, es la que nos trasmite el Espíritu Santo por medio de la Iglesia Católica, de su Magisterio Sagrado, de la doctrina de los Santos Padres y doctores de la Iglesia Católica, y que leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica.


Artículo 2 La transmisión de la Revelación divina 

74 Dios “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” ( 1 Tim 2,4), es decir, al conocimiento de Cristo Jesús (cf. Jn 14,6). Es preciso, pues, que Cristo sea anunciado a todos los pueblos y a todos los hombres y que así la Revelación llegue hasta los confines del mundo:

 

Dios quiso que lo que había revelado para salvación de todos los pueblos se conservara por siempre íntegro y fuera transmitido a todas las edades (DV 7).

 

 

I La Tradición Apostólica 

75 “Cristo nuestro Señor, plenitud de la revelación, mandó a los Apóstoles predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora y de toda norma de conducta, comunicándoles así los bienes divinos: el Evangelio prometido por los profetas, que el mismo cumplió y promulgó con su boca” (DV 7).

 

 

La predicación apostólica...
 

76 La transmisión del evangelio, según el mandato del Señor, se hizo de dos maneras: 

·        oralmente: “los apóstoles, con su predicación, sus ejemplos, sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó”; 

·        por escrito: “los mismos apóstoles y otros de su generación pusieron por escrito el mensaje de la salvación inspirados por el Espíritu Santo” (DV 7).

 

 

continuada en la sucesión apostólica 

77 “Para que este Evangelio se conservara siempre vivo y entero en la Iglesia, los apóstoles nombraron como sucesores a los obispos, `dejándoles su cargo en el magisterio'“ (DV 7). En efecto, “la predicación apostólica, expresada de un modo especial en los libros sagrados, se ha de conservar por transmisión continua hasta el fin de los tiempos” (DV 8).

 

78 Esta transmisión viva, llevada a cabo en el Espíritu Santo es llamada la Tradición en cuanto distinta de la Sagrada Escritura, aunque estrechamente ligada a ella. Por ella, “la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree” (DV 8). “Las palabras de los Santos Padres atestiguan la presencia viva de esta Tradición, cuyas riquezas van pasando a loa práctica y a la vida de la Iglesia que cree y ora” (DV 8). 

79 Así, la comunicación que el Padre ha hecho de sí mismo por su Verbo en el Espíritu Santo sigue presente y activa en la Iglesia: “Dios, que habló en otros tiempos, sigue conservando siempre con la Esposa de su Hijo amado; así el Espíritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo entero, va introduciendo a los fieles en la verdad plena y hace que habite en ellos intensamente la palabra de Cristo” (DV 8).

  

II La relación entre la Traición y la Sagrada Escritura

Una fuente común...

80 La Tradición y la Sagrada Escritura “están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin” (DV 9). Una y otra hacen presente y fecundo en la Iglesia el misterio de Cristo que ha prometido estar con los suyos “para siempre hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).

 

dos modos distintos de transmisión

81La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo”.

“La Tradición recibe la Palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación”

 

82 De ahí resulta que la Iglesia, a la cual está confiada la transmisión y la interpretación de la Revelación “no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción” (DV 9).

 

 

Tradición apostólica y tradiciones eclesiales 

83 La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles y transmite lo que estos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva. 

Es preciso distinguir de ella las “tradiciones” teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a los diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición aquellas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.

 

 

III La interpretación del Depósito de la Fe 

El depósito de la fe confiado a la totalidad de la Iglesia 

84 “El depósito sagrado” (cf. 1 Tm 6,20; 2 Tm 1,12–14) de la fe (“depositum fidei”), contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura fue confiado por los apóstoles al conjunto de la Iglesia. “Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica y en la unión, en la eucaristía y la oración, y así se realiza una maravillosa concordia de pastores y fieles en conservar, practicar y profesar la fe recibida” (DV 10).
 

El Magisterio de la Iglesia

 

85El oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios, oral o escritura, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo” (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.

86 “El Magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído” (DV 10). 

87 Los fieles, recordando la palabra de Cristo a sus Apóstoles: “El que a vosotros escucha a mí me escucha” (Lc 10,16; cf. LG 20), reciben con docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes formas.
 

Los dogmas de la fe 

88 El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o verdades que tienen con ellas un vínculo necesario. 

89 Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los dogmas. Los dogmas son luces en el camino de nuestra fe, lo iluminan y lo hacen seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe (cf. Jn 8,31–32).

90 Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas pueden ser hallados en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo (cf. Cc. Vaticano I: DS 3016: “nexus mysteriorum”; LG 25). “Existe un orden o `jerarquía' de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana” (UR 11)

 
El sentido sobrenatural de la fe

91 Todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión de la verdad revelada. Han recibido la unción del Espíritu Santo que los instruye (cf. 1 Jn 2,20.27) y los conduce a la verdad completa (cf. Jn 16,13).

92 “La totalidad de los fieles ... no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando `desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos' muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de fe y de moral” (LG 12).

93El Espíritu de la verdad suscita y sostiene este sentido de la fe. Con Él, el Pueblo de Dios, bajo la dirección del magisterio...se adhiere indefectiblemente a la fe transmitida a los santos de una vez para siempre, la profundiza con un juicio recto y la aplica cada día más plenamente en la vida” (LG 12).

 

 

El crecimiento en la inteligencia de la fe

 

94 Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, la inteligencia tanto de las realidades como de las palabras del depósito de la fe puede crecer en la vida de la Iglesia: 

— “Cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón” (DV 8); es en particular la investigación teológica quien debe “ profundizar en el conocimiento de la verdad revelada” (GS 62,7; cfr. 44,2; DV 23; 24; UR 4).

— Cuando los fieles “comprenden internamente los misterios que viven” (DV 8); “Divina eloquia cum legente crescunt” (S.Gregorio Magno, Homilía sobre Ez 1,7,8: PL 76, 843 D).

— “Cuando las proclaman los obispos, sucesores de los apóstoles en el carisma de la verdad” (DV 8).

 

95 “La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas” (DV 10,3).

 

 
RESUMEN

96 Lo que Cristo confió a los apóstoles, estos lo transmitieron por su predicación y por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a todas las generaciones hasta el retorno glorioso de Cristo.

97 “La Tradición y la Sagrada Escritura constituyen el depósito sagrado de la Palabra de Dios” (DV 10), en el cual, como en un espejo, la Iglesia peregrinante contempla a Dios, fuente de todas sus riquezas. 

98 “La Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree” (DV 8). 

99 En virtud de su sentido sobrenatural de la fe, todo el Pueblo de Dios no cesa de acoger el don de la Revelación divina, de penetrarla más profundamente y de vivirla de modo más pleno. 

100 El oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios ha sido confiado únicamente al Magisterio de la Iglesia, al Papa y a los obispos en comunión con él.


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Hasta aquí hemos llegado estas reflexiones , continuará.
Ya para acabar, en el número 86, me lleva a reflexionar que si un pastor: sacerdote u obispo, no está en comunión con el Sucesor de Pedro, y lo he observado, cuando, ya dice alguna homilía, cuando dice unas palabras, no las he visto conforme a las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia Católica: errores y herejías en sus predicaciones, pero muchos por su desconocimiento a la voz del Espíritu Santo a través del Magisterio, terminan por creerse que una herejía, un despropósito es algo bueno. Recordemos los cismas, las suspensiones pastorales, incluso, la desacralización de iglesias, parroquias y ermitas. La falta de vocaciones, conventos cerrados, etc.

Hemos de tener muy presente que la doctrina tiene que estar perfectamente unida a las Sagradas Escrituras, como bien enseña, aquí mismo, en el número 86 como queda dicho; más arriba.